A principios de año, nos enterábamos de que la lujosa maison británica Burberry renovaba su siempre refinada imagen bajo la batuta del diseñador Daniel Lee, nuevo director creativo, modernizando tipografía, logo, colores, con el azul profundo como protagonista. Tonalidad que, días atrás, fue elegida para una movida de marketing que, contra todo pronóstico, resultó más que un sonado fiasco: acabó sembrando caos en las redes subterráneas de Londres. Sucede que, durante la London Fashion Week, Burberry se “apropió” de una concurrida estación de metro, la emblemática Bond Street, a los fines de promocionar la apertura de una tienda en las pitucas inmediaciones. Pero, claro, fueron muchas, ¡muchísimas! las personas que no comprendieron que la flamante señalética que les indicaba que habían llegado a Burberry Street era tan solo una campaña publicitaria y, en realidad, estaban en Bond Street. Ergo, sobrevino la confusión entre desorientados turistas y locales, que quedaron como turco en la neblina.

“Numerosos pasajeros nos han informado que perdieron sus paradas por este cambio”, reconocieron desde Transport for London, organismo responsable de administrar los servicios de transporte en la capital inglesa, muy criticado por autorizar la mentada campaña. Para sosegar los ánimos, de hecho, tuvieron que salir a aclarar que dentro de cada vagón se indicaría la modificación y que habría personal asistiendo a la gente en los andenes. Lo que no quisieron especificar, empero, fue cuánta guita desembolsó la firma para adueñarse momentáneamente a la estación Bond Street, aunque sí explicaron que la plata se reinvertiría íntegramente en el mantenimiento del metro londinense, lo cual les viene de perlas: por la inflación, los costos operativos han aumentado un 5 por ciento el último tiempo.

Por lo demás, de cara al lío, medios ingleses salieron a consultar a especialistas como Natascha Radclyffe-Thomas, profesora de marketing en la British School of Fashion, que aún entendiendo que la iniciativa había complicado “a personas que usan la línea rumbo al aeropuerto de Heathrow y desconocen que Bond Street es la calle de las tiendas de lujo”, consideró que la idea fue bastante piola “porque, para venderse, Burberry se vincula con la herencia británica y confía en sus raíces londinenses”. Además, la gente habló ¡y mucho! sobre el tema, con un pelín de bronca, sí, pero aumentando las búsquedas de Burberry en Google notablemente.