Las increíbles destrezas de los mejores artistas acróbatas del mundo y una puesta tecnológica que atraviesa desde el escenario móvil hasta la pantalla gigantísima especialmente diseñada que sube y baja, pasando por un brazo robótico con el que uno de los protagonistas "se enfrenta" en una batalla de resistencia. Todo al servicio de un homenaje al deportista más reconocido y admirado del mundo, y además -especialmente por estos pagos- querido. El sello del Cirque du Soleil se pone al servicio, esta vez, de homenajear la figura de Lionel Messi, y logra esta combinación impactante en Messi10. El espectáculo que estrenó el jueves en el Complejo al Río de Vicente López, después de pasar por Córdoba y Rosario (y antes por Barcelona, Riad en Arabia Saudita, Doha en Qatar) tiene funciones anunciadas hasta el próximo 15 de noviembre, y ya planea extender la temporada.
Todo remite al fútbol y a un estadio en la disposición del escenario, las butacas que simulan tribunas, el vestuario, el payaso vestido como árbitro, la arenga del momento de la hinchada en la que, por supuesto, suena "Muchachos", el hit del Mundial.
Hay mucho juego con pelotas, claro -hay más de 100 a lo largo del show-, y un despliegue visual que impacta, pero son las disciplinas antiquísimas del circo y la acrobacia las que sorprenden, a cargo de una selección de 32 artistas de 21 nacionalidades. Que, como Messi, por momentos parecen forzar la ley de gravedad y la capacidad física del ser humano.
Entre todos, el que seguramente concita más asombro y hasta impresión es el contorsionista, que en una escena que tiene mucho humor parece doblar su cuerpo, literalmente, como en los dibujitos. Se llama Mearg Kidu Gebreslase, es etíope, y para lograr ser "el hombre de goma" prepara especialmente su cuerpo unas cuatro horas antes de cada función.
Pero no es el único que asombra por su destreza. En el show hay disciplinas como banquina, con vuelos acrobáticos grupales que cortan la respiración, trapecio, que impone escenas muy poéticas con la plasticidad de los cuerpos en el aire, juegos icarianos -una de las disciplinas más antiguas de las artes circenses, en la que un acróbata gira a otro con los pies y lo lanza por los aires-, cuerda lisa, otro momento de vuelo por los aires, diábolo, palo chino, que esta vez no se mantiene únicamente vertical sino que gira incorporado al brazo robótico, obligando al acróbata a desplegar una destreza física aún mayor.
Otro momento de asombro: la escena de "la "Danza del León Dorado", que destaca la visión, la precisión, y acaso la intuición, que pone en juego Messi en la cancha. Casi a ciegas debajo del traje del animal, dos acróbatas le dan vida y logran sutiles movimientos haciendo equilibrio todo el tiempo: una animalada.
A todo este arte circense tradicional se suman los jueguitos con la pelota del freestyle --imposible no incluirlo--, más o menos protagonista según los cuadros, y siempre combinado con otras disciplinas del circo. Por ejemplo, lográndolas suspendidos en el aire.
"Hay un 10 en cada uno de nosotros", es el lema de Messi10. Y es porque cada escena se organiza alrededor de un valor o atributo de Messi, que se busca transmitir. Están los de sus habilidades: su fuerza, su velocidad, su precisión, su juego.
Pero hay dos que se refuerzan. Uno, la perseverancia, el trabajo arduo, el entrenamiento constante: "17 años de trabajo duro le llevó a Leo Messi convertirse en un éxito de la noche a la mañana", dice entre otras cosas la pantalla. Otro, el sostén de la familia para el deportista, con "cuatro pilares" (su esposa y sus hijos) representados por acróbatas en un momento de mucha sutileza.
Ambos, aseguran desde la producción, fueron los que el astro pidió destacar cuando participó del armado del espectáculo.