“La murga es la voz del pueblo y tratamos de reflejar lo que le pasa a la gente, que es también lo que nos pasa a nosotros”, resalta Hernán Granovsky, letrista y guionista de la murga Esa Te La Debo. “Entonces, todas las críticas, las broncas, las desesperanzas y las nuevas ilusiones están volcadas en el espectáculo”, precisa en alusión a Sobreviviendo una vez más, el show que presentarán este sábado a las 21 en el Centro Cultural Caras y Caretas (Venezuela 330). Como un dispositivo cultural de resistencia y lucha, el grupo nació en 2016 en plena irrupción del gobierno de Mauricio Macri y continuó trabajando en estos años con espíritu militante para abordar desde la música, el humor y el arte popular “la realidad político-social del país y América Latina”.
Las cosas, claro, no fueron fáciles en estos últimos cuatro años: una pandemia que duró dos años, una sequía que afectó gravemente las exportaciones, fuertes condicionamientos económicos del FMI, una inflación descontrolada y un gobierno popular que no pudo –o no supo- dar respuestas concretas y transformadoras a la clase trabajadora y a los sectores medios.
"Como toda murga tenemos mucho de crítica social, pero quizás a diferencia de otras tenemos unos escalones más enfocados a lo político en cuanto a lo coyuntural, de estar siempre encima de la agenda mediática, política y social”, explica Granovsky. “Entonces, tenemos un espectáculo que va mutando, que mantiene una base y cierta cuestión conceptual. Pero a medida que pasan las cosas vamos emparchando los temas o haciendo nuevos”.
“Nosotros tuvimos dos etapas”, precisa. “Uno cuando arrancamos, en 2016, con el macrismo y con todas las cosas que se vivieron ahí. Y después cuando terminó el macrismo y nacía el desafío sobre qué hacer, porque la gente que nos venía a ver y que nos seguía nos utilizaba para canalizar un poco todo lo que nos estaba pasando. Incluso uno de los primeros temas que hicimos cuando se fue Macri decía que 'contra Macri estábamos mejor'. Porque era más fácil estar todos detrás de esa bandera y el desafío era ver cómo seguir ahora con un nuevo gobierno”, apunta. “Y lo que pasó fueron cuatro años, más o menos lo sabemos todos, en los que quizás había un poco más de expectativa pero se empezó a diluir. Y en medio de ese recorrido nosotros fuimos reflejando eso: intentar mantener nuestras banderas de siempre sabiendo que el poder político y económico real se iba a mantener. Y también criticando las cosas con las que no estábamos de acuerdo, siempre desde un lugar más compañero y reflexivo”.
Esa Te La Debo es, en líneas generales, un grupo con una base sonora rockera –bajo, batería y guitarras eléctricas-, pero que combina elementos de la murga estilo uruguayo y la murga porteña. Según Granovsky, encontraron una síntesis entre ambos estilos. "Y esa búsqueda nos da la posibilidad de abarcar distintos géneros con más facilidad", dice sobre la paleta sonora, que abraza estilos como el rock, la cumbia, el reggae o el ska.
"El espectáculo tiene una presentación y una retirada, que es algo clásico de la murga estilo uruguayo", dice sobre el show del sábado. "Tiene bloques conceptuales: uno que habla sobre la cuestión de la identidad, un segundo bloque más coyuntural -la violencia en Jujuy o temas contra Larreta y Bullrich- y un último segmento donde el concepto pasa más por estas nuevas intervenciones en América latina, como el lawfare, la persecución a candidatos o el manejo del poder judicial, siempre con un tono divertido", adelanta.
En escena, la murga se conforma con Luis Bertorelli (batería), Agustín Goldschmidt (guitarra, coro y dirección musical), Alejandro Gómez Calcerrada (guitarra eléctrica y coro), Lucas Russo (bajo), Silvina Bugnone (coro), Belén García (coro) y Agustín Goldschmidt. Durante 2023, la murga publicó tres singles que van de la mano y que plantean una crítica constructiva sobre la actualidad y con la mirada en el futuro: "A la derecha", “Normalidad” y “Señor Gobierno”.
“No queremos naturalizar que la agenda se corra a la derecha”, enfatiza Granovsky. “No sé si la sociedad se derechizó, pero sí que la agenda política se derechizó, incluyendo al gobierno que no pudo dar todas las batallas que queríamos”, amplía. La antena de la murga siempre está puesta en el termómetro de la calle: “Quizás todos teníamos la esperanza de que con el arte uno pueda transformar, convencer y concientizar. Pero cómo están dadas las cosas no sé si funciona tan así, porque en realidad terminamos cantándole más a los nuestros y haciendo de eso una fiesta, como cualquier recital”, sostiene. “Entonces, es natural ese proceso de que lo que escribimos sea lo que la gente más o menos está viviendo en ese momento, porque nosotros somos parte de ese pueblo, con esas ideas y esperanzas. En ese sentido, no nos podemos equivocar mucho, porque la gran mayoría de la gente que nos viene a ver está pasando por lo mismo”, sigue el referente murguero.
“Después, hay que buscarle la creatividad. Más allá de que el contenido es importante, me parece que la clave está en la forma en que se presenta lo que uno quiere comunicar. Uno puede reflejar la realidad cantando de distintas maneras pero puede ser aburrido o trivial. Pero nosotros encontramos una manera de comunicar y de hacer humor sin que suene liviano y con cierto contenido que genera identificación. Los shows pasan por todos los estados de ánimo. La carcajada es un combustible siempre. Me gusta mucho ver a la gente reírse con lo que nosotros creamos, porque ahí es cuando sentís el verdadero poder de transformación. Hemos cantado en situaciones muy complicadas, como cuando desapareció Santiago Maldonado. Apostamos al humor como bandera, sí, pero sobre todo a generar emociones, alegría, reflexión y también es válido llorar”.
-¿Y en este escenario político la actividad de la murga cobra una dimensión mayor?
-Yo no sé cuánto nosotros podemos influir (en el resultado de una elección). Esa pretensión que teníamos al principio quizás bajó un poquito y simplemente queremos estar presentes, dar testimonio, acompañar, reflexionar y aportar desde donde sea. Nosotros vamos a centros culturales, teatros, sindicatos y estamos dispuestos a ayudar. Aunque también sabemos de nuestras limitaciones. Hacemos lo que se puede. Pero para nosotros nuestra gran revolución es la alegría de la gente, que disfrute de los shows y obviamente el contenido de la murga habla por sí solo, más bien que nos interesa lo político y social, nos alimentamos de eso. Pero también nos interesa la alegría del carnaval, cantar y bailar, que es lo más primitivo del ser humano.