La tercera jornada del juicio que se sigue contra cuatro comandantes y a un suboficial de la Gendarmería Nacional por la muerte de 43 gendarmes en un siniestro vial ocurrido el 14 de diciembre de 2015, avanzó con la declaración de testigos. Un sobreviviente del móvil siniestrado testificó por zoom desde el Tribunal Oral Federal de Concepción del Uruguay.
También declaró, desde el Tribunal Oral Federal de Santiago del Estero, Patricia Juárez, la esposa del gendarme César Antonio Garay, una de las víctimas del siniestro. Declararon además como testigos los abogados querellantes Mauricio Arriagada y Rubén Fernández, quienes recibieron los llamados de familiares al enterarse de que había volcado el colectivo de la Gendarmería en la ruta nacional 34, a la altura del kilómetro 956, cerca de la ciudad de Rosario de la Frontera, sobre el puente del arroyo Balboa, a 180 kilómetros de la ciudad de Salta.
El Tribunal Oral Federal N° 2 de Salta, presidido para este caso por el juez Domingo Batule e integrado por las vocales Marta Liliana Snopek y Alejandra Cataldi, dispuso que en la próxima audiencia declararán testigos que no sean sobrevivientes de la tragedia o familiares de víctimas. La decisión se tomó ante el relato entrecortado de un sobreviviente y de la esposa de una de las víctimas. Al percatarse de la "situación emocional fuerte", sobre todo de la última testiga de Santiago del Estero, Batule decidió que sobrevivientes y familiares de las víctimas fatales deberán contar con asistencia interdisciplinaria en adelante.
Con ese fin Batule ordenó oficiar a la Secretaría de Derechos Humanos de Santiago del Estero para que brinde "asistencia efectiva" e indicó que recién entonces volverán a convocar a sobrevivientes y familiares de víctimas. "No vamos a recibir testimonios de las víctimas o de familiares sin que sean asistidos por un equipo interdisciplinario o por algún profesional", sostuvo el juez.
Testigo directo
El gendarme Emanuel Franco Corbalán es oriundo de Entre Ríos. Ayer declaró de forma remota desde el Tribunal Oral Federal de Concepción del Uruguay. Es uno de los siete sobrevivientes de la tragedia en la que murieron 43 gendarmes. Respondió a las preguntas de las partes y recordó el momento del siniestro, el rescate, los días posteriores y el destrato de sus superiores.
El testigo contó que se encontraba en un departamento que alquilaba con otros compañeros mientras cumplían funciones en el Destacamento Móvil 5 de Santiago del Estero cuando recibió el llamado del encargado, un suboficial principal, informándole que debía presentarse porque saldrían con destino a la provincia de Jujuy, "de prevención (...) porque iba a haber un corte supuestamente por la agrupación de Milagro Sala".
"Al lado mío había un compañero más, yo le pregunté al que me llamó si él podía ir, el superior me dijeron que sí, que vaya (...) Por suerte mi compañero no viajaba en el mismo colectivo que yo (...) si no, la conciencia y la culpa que iba a tener", expresó. Contó que él subió al vehículo "verde" de la Gendarmería, que protagonizaría la tragedia vial. Detalló que también viajaban dos vehículos "blancos" del Ministerio de Seguridad de la Nación.
"En el Destacamento Móvil 5 salíamos de comisión a prestar servicio a diferentes provincias como en este caso nos dirigíamos a la provincia de Jujuy", explicó Corbalán, también contó que en esos momentos llevaba dos años como integrante de la fuerza.
Al llegar al destacamento, ya había una lista con la distribución en los móviles. "Nos dividen en grupos para ver en qué colectivos vamos a ir. Empezamos a subir nuestras cosas, bolsos, y subimos al colectivo". "Yo en ese caso subí, me senté en esa butaca por un compañero que es uno de los sobrevivientes también, él es más grandote que yo, como soy bajo entonces me dice chato. 'Chato, sentáte al lado mío así vamos cómodos los dos'. Cuando yo subí él ya estaba arriba, él se sentó al lado de la ventanilla y yo en el lado del pasillo", recordó.
Ya en el viaje, el testigo rememoró que las "luces eran tenues y ya no se veía casi nada". Era de noche, y la mayoría iba descansando, eran 50 gendarmes en ese colectivo.
"Yo iba despierto, hasta que escuché un estruendo, empezaron los sacudones, yo no le puedo asegurar quien gritó adelante mío porque estaba de la mitad del colectivo para atrás", relató mientras respondía a preguntas del fiscal federal Carlos Amad.
"Escuché un grito como de 'nooo' y me sentí en el aire, iba cayendo, caímos, abro los ojos y veo todo oscuro. Me toco la cara, porque sentía algo en la cara. No tenía nada para alumbrar. En ese momento escucho los quejidos de las otras personas que venían conmigo que decían 'auxilio, auxilio, me muero' y no sabía qué hacer", reconstruyó.
El sobreviviente dijo que su compañero de al lado quedó atrapado en una de las butacas. "Me pedía auxilio y no podía sacarlo", relató. En ese momento, "un compañero más me escuchó hablar (...) me decía 'Corbi, ayudame, soy yo, ayudame'. 'No te puedo ver', le decía yo, 'no veo nada, no sé dónde estás'".
Recordó que detrás suyo había una gendarme a la que había alcanzó a verle el rodete en el cabello, y la escuchó también pidiendo "auxilio, me muero" hasta que después ya no la volvió a oir.
Las otras dos unidades venían atrás en la ruta. "Se dieron cuenta que caímos y nos vinieron a socorrer. Entró un compañero y me sacó a mí y a tres compañeros más, salimos caminando", recordó Corbalán. Una vez afuera, a unos metros le pusieron un chaleco antibalas para recostarlo, mientras sus compañeros le decían que no mirara al colectivo que estaba volcado a un costado. Asimismo, contó que no recibió asistencia médica inmediata, porque el siniestro fue alrededor de las 2.30 de la madrugada y la ambulancia llegó cuando ya era de día. "(Al principio) no sentía ningún dolor, a las horas me dolía todo el cuerpo", detalló.
Por otro lado, dijo que "nunca" lo citaron a declarar sobre estos hechos en la Gendarmería. "Es más cuando estuvimos en el hospital ninguno me vino a ver, ninguno del destacamento me vino a preguntar cómo estaba. Y yo no tenía ropa. Una señora se acercó, de Salta, y no le pude agradecer, me trajo equipo de higiene, un short, una remera y ojotas", expresó.
"Al salir del hospital, nos fuimos a la agrupación de Salta", continuó relatando el gendarme. Dijo que allí junto a otros dos sobrevivientes plantearon que necesitaban ropa y luego les hicieron elegir vestimenta en un galpón donde había bolsas con prendas.
"Al regresar a Santiago recuperé mis pertenencias pero donde yo llevaba mi ropa civil, a esa mochila la ocuparon para juntar todo el armamento de los suboficiales. Cuando fui a buscar mis prendas, mi vestimenta estaba distribuida en todos los bolsos. Entonces tuve que ir, bolso por bolso lleno de sangre, buscando mis pertenencias. Eso es algo que no me olvido porque tuve que ir buscando remeras, jeans, todo, en los diferentes bolsos de mis compañeros fallecidos", relató dando cuenta de la falta de cuidados de la fuerza de seguridad a la que pertenece y la revictimización luego de la vivencia de un hecho traumático.
Corbalán dijo que tuvo tratamiento psicológico con un profesional de la ART, luego le éste dio el alta y se reintegró al trabajo el 12 de septiembre de 2016. Refirió que tenía problemas para conciliar el sueño como efecto postraumático.
"En este momento no, pero cuando me pasó esto, a los días no podía estar acostado con las luces apagadas porque sentía estar viviendo eso. Además, en una oportunidad cuando salíamos del escuadrón al que ahora pertenezco para una subunidad, al subir (al móvil) tuve esa sensación de estar subiendo al colectivo (del siniestro)", relató.
Móviles que "no tenían que haber salido"
Consultado por el estado de los móviles de la Gendarmería, Franco Corbalán recordó que después de la tragedia "había comentarios de que los móviles no tenían que haber salido, en especial el móvil en que iba yo".
Asimismo, contó que en noviembre de ese año estuvieron cumpliendo funciones alrededor de 20 días en la ciudad de Orán, en Salta. En el viaje de regreso a Santiago del Estero, reventó una de las cubiertas duales del vehículo color "verde" de la Gendarmería en el que estaban siendo transportados. Dijo que eran las cubiertas derechas del móvil. Aquella vez, "por suerte", el chofer pudo "tirarse a la banquina", cambiar la cubierta y seguir el viaje.
Ante las consultas que le realizaron por ese episodio y si se trataba del mismo móvil que se desbarrancó en diciembre, el testigo dijo que no podía asegurarlo.
El abogado Pablo del Pino, defensor de Ricardo Ernesto Villasanti, indagó sobre el estado de la ruta. El sobreviviente consideró que "estaba bien" porque no escuchaba "ruidos" ni había "saltos" en el trayecto recorrido hasta que volcó el colectivo.
"Me entero por Crónica"
La esposa del gendarme César Garay, Patricia Juárez, recordó que se enteró por la televisión del siniestro vial. "Me entero por Crónica, como a las 7 de la mañana", manifestó.
Después se enteró de la muerte de su esposo en el Destacamento Móvil 5, a donde fue "para ver si estaba vivo o muerto". Allí había más familiares requiriendo información. Su relato evidenció la incertidumbre por la que pasaban las familias sin que recibieran información oficial de la fuerza de seguridad.
El testimonio de Juárez se interrumpió por un corte de energía eléctrica en el TOF de Santiago del Estero y el debate pasó a un cuarto intermedio.
Además de Villasanti, en este proceso se juzga también a Juan Carlos German, Elio Rafael Méndez, Ramón Antonio Maidana y Juan Carlos Bordón.