Más de 80.000 personas marcharon por la ciudad, desde la plaza Libertad, en una marea de colores, carteles escritos a mano, vestidos, plumas, banderas del arcoiris en forma de capas, paraguas, abanicos, glitter en las caras. A partir de las 20, empezaron a confluir en el Parque a la Bandera, donde Ibiza Pareo tocó sobre el escenario. Música y reclamos marcaron todo el recorrido. En el documento que leyeron Michelle Vargas Lobo, Manuel López Nuñez y Naty Vila, la Coordinadora Orgullo expresó: “Milei y Bullrich son una amenaza terrible para nuestra comunidad y desde esta enorme Marcha que construimos juntes, les decimos que no, que sus proyectos de odio, violencia y exclusión ¡No pasarán!”. Elaborado por más de 30 organizaciones de la comunidad LGTBIQ+, este manifiesto recordó: “¡Nuestro voto vale! Vayamos a votar porque cada voto cuenta”. Una consigna central de esta marcha, como también de la anterior, fue la sanción de la ley de reparación a la población travesti trans que sufrió violencia institucional en democracia. Este año, obtuvo media sanción en Diputados pero la Cámara de Senadores aún no la trató.
La libertad, pero entendida desde lo colectivo. Así se planteó la marcha que se extendió durante cuadras y cuadras, en un verdadero enjambre generacional. En algunas familias, marcharon tres generaciones: abuela, hijas y nietas hermanadas por el arcoiris. Desde los balcones de calle Pellegrini, y luego por Buenos Aires, se asomaban curiosos, en su gran mayoría con expresiones de afecto y acompañamiento. En la esquina de San Martín y Pellegrini una señora que vendía sahumerios, cantaba al ritmo de Despechá, de Rosalía y gritaba a la multitud: "Disfruten, disfruten".
Fue Vargas Lobo, "la Miya", quien arengó desde la cabecera, para recordar que se le reclama al Estado la falta de políticas, pero en busca de un estado más presente. Las dos banderas que encabezaron la movilización fueron: "A 40 años de democracia, ley de reparación travesti trans pos dictadura" y otra que decía: "Libertad es orgullo y memoria. Violencia antiderechos nunca más". Durante algunos tramos de la movilización se cantó "Milei, basura, vos sos la dictadura".
"Esto también somos: alegría y festejo", dijo la Miya al paso de miles de jóvenes que bailaban, con su atuendo especialmente elegido -y confeccionado- para la ocasión, sus lentejuelas, brillos, medias y remeras de red, anteojos, vinchas, todo accesorio era válido para ejercer la libertad de los cuerpos. En la columna de varones trans se cantó "¿Dónde está Tehuel?", en relación al chico trans desaparecido el 11 de marzo de 2021, en la provincia de Buenos Aires, cuando fue a una entrevista de trabajo.
“La Marcha del Orgullo es un espacio político y de resistencia”, plantearon desde la organización y recordaron: “Nuestras marchas nacen ante el deseo de ganar libertades. Son décadas de luchas colectivas las que nos respaldan cuando decimos que no vamos a dar ni un paso atrás”. Por lo mismo, prometieron que “a la escalada de violencia antiderechos que amenaza la democracia ¡la paramos con más Orgullo! Porque el orgullo es lucha, hoy más que nunca, decimos: ¡Ni un paso atrás ante el avance de la ultraderecha! Frenemos la difusión de discursos y proyectos políticos de odio que nos tienen como objetivo junto con las poblaciones excluidas por pobreza y racialidad”.
Antes de los discursos consensuados por las organizaciones, hubo cientos de carteles hechos a mano, donde cada cual decía lo suyo. "Mi ropa, mi forma de ser o mi maquillaje no definen mi género ni mis pronombres", levantaba una adolescente.
El discurso consensuado estuvo lejos de la complacencia. “Y aunque todos los días existan vulneraciones y violencias hacia nosotres, como sujetes politiques disidentes, no vamos a dejar de luchar por defender lo conquistado hasta ahora”, dijeron.
Y justamente, la larga lista de reclamos que levantó el documento dio cuenta de esas violencias. “¡Basta de ataques de odio a nuestras identidades y espacios! Repudiamos y pedimos acciones concretas ante los crímenes y amenazas de muerte que se cometieron contra espacios como La Vulvería, local lesbotransfeminista de Lxs Safinas en nuestra ciudad. ¡Que la Justicia esclarezca el caso! ¡Debemos frenar la crueldad!”, expresaron.
La marcha fue un éxito completo, y también su paso por la Catedral, donde un rato antes se había realizado la celebración de la Virgen del Rosario. Un cordón policial custodió el edificio pero lxs manifestantes se limitaron a sus consignas: "A la iglesia católica apostólica romana, que se quiere meter en nuestra cama, le decimos, que se nos da la gana, de ser putas, travestis y lesbianas".
Fiesta con contenido político. Bailes alrededor de las carrozas, celebración de los cuerpos, pero también reclamos concretos. Los derechos a la salud, a la educación, la cultura y el deporte, a tierra, techo y trabajo, a la identidad y a la memoria agruparon a una larga lista de demandas. Más allá de la enumeración, el denominador común fue la lucha por “más democracia” y lo que subyace es la necesidad de “un Estado más fuerte y presente que se haga cargo de garantizar nuestros derechos, que son derechos humanos”. El cierre fue, por supuesto, con baile, a cargo de la DJ trans Laurita Gosh.