Que fue una guerra, que –en todo caso– hubo excesos en la represión y que no fueron 30.000: esas fueron algunas de las consignas que predominaron durante la semana después del debate presidencial. Pero, en el Espacio Memoria y Derechos Humanos –exESMA– hubo un soleado sábado de verdad y justicia. Cerca de 3000 militantes se reunieron en el séptimo Encuentro Federal de Derechos Humanos para discutir cómo ponerle un freno al negacionismo y seguir impulsando la agenda de derechos. “El pueblo unido jamás será vencido. Esto demuestra que estamos de pie”, se entusiasmó Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, al terminar la jornada mientras estaba sentada junto al secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti, y el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro. A su lado, Taty Almeida –referente de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora– lanzó un grito de optimismo de cara a la pelea electoral: “Vamos a seguir resistiendo, y vamos a ganar porque no nos han vencido”.

Estela de Carlotto llegó del brazo de “Wado” de Pedro hasta la mesa que se montó frente al museo sitio de memoria ESMA –donde, en la dictadura, funcionó el campo de concentración por el que se calcula que pasaron 5000 hombres y mujeres. Taty –con su cabeza cubierta con su pañuelo blanco– se apoyó en Pietragalla Corti para avanzar por el terreno.

En menos de quince días, Estela cumplirá 93 años. Dice que se siente de 20 pero los años duelen en los huesos y la lucha pesa en las articulaciones. “Me gusta reír, me gusta sonreír. El rostro negativo no ayuda”, cuenta en lo que parece ser una mención velada a quien más la ha atacado en los últimos tiempos –Victoria Villarruel, la candidata a vicepresidenta de Javier Milei. “Los que estamos acá sabemos lo que es tener fe y no olvidar nunca a nuestros hijos”, agrega.

Laura Carlotto, la hija mayor de Estela, fue secuestrada y asesinada después de haber parido en cautiverio a su bebé. “En su tumba, le dije: ‘Ni un día voy a dejar de hacer lo que tengo que hacer por vos y por tus compañeros. Y ella les dijo a sus compañeros: ‘Mi mamá nunca se va a olvidar de lo que me hicieron y los va a perseguir’. Es cierto: los estoy persiguiendo”, dijo la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.

–Olé, olé, olé, olá, como a los nazis les va a pasar: adonde vayan, los iremos a buscar– brotó del público.

–Y los buscamos, eh. Los buscamos en el país y afuera– remarcó Estela en respuesta, que llamó a no bajar los brazos. "Ni un minuto", puntualizó.

La presidenta de Abuelas adelantó que este domingo estará en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA) como parte del consejo asesor del debate presidencial que organiza la Cámara Nacional Electoral (CNE). “No porque me haga gracia”, resaltó y dijo que Milei no debería ser presidente porque es un “miserable”.

“No van a lograr hacer desaparecer la memoria porque a pesar de los bastones y las sillas de ruedas, las locas seguimos de pie”, se esperanzó, a su turno, Taty Almeida. Sin nombrarla, la referente de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora habló de “esa mujer que reivindica el genocidio”, en alusión a Villarruel.

“Acá hubo un solo demonio. Es el demonio que tiró a nuestras madres, a las monjas francesas, a los doce de la Santa Cruz y vaya a saber a cuántos de nuestros hijos”, remarcó Taty.

“Quiero decirles a esa mujer, a la negacionista, y a ese otro que habla con los perros que nosotras, todos, todas y todes vamos a seguir resistiendo y vamos a ganar porque no nos han vencido”, cerró la referente de Madres.

No hay libertad

El encuentro, organizado por la Red Federal de Derechos Humanos, arrancó a las 9 de la mañana. Catorce comisiones se repartieron por los distintos edificios que integran el Espacio Memoria y Derechos Humanos. La consigna que guió la convocatoria fue “sin memoria, verdad y justicia no hay libertad”.

La avanzada del negacionismo se discutió en cada rincón de la exESMA. “Estamos de acuerdo en inhabilitar cargos públicos para quienes niegan el carácter criminal de la dictadura y estamos trabajando en un consenso”, contaba María Elena Naddeo, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH).

En la mesa de comunicación y nuevas tecnologías se habló de cómo llegar con las redes sociales a los más jóvenes, ya que el digital es un territorio por el que avanzan los libertarios y los negacionistas a paso firme. “Hubo propuestas de los jóvenes para transformar estos lugares a los que los más grandes les tenemos miedo”, se sinceró Liliana Pellegrino, sobreviviente de la ESMA, mientras estaba sentada junto a Ana Soffiantini, otra exdetenida-desaparecida. “En todos los lugares tuvimos la misma discusión sobre cómo enfrentar al negacionismo”, aseveraba Soffiantini después de recorrer el museo del sitio –que días atrás fue reconocido como patrimonio mundial por la UNESCO.

Gabriela Alegre, directora nacional de Formación de la Secretaría de Derechos Humanos, estaba muy conforme con las conclusiones a las que había llegado esa mesa. “La conclusión es que si atacan al movimiento de derechos humanos no es por nuestras debilidades, sino por nuestras fortalezas”.

En la mesa de juicios de lesa humanidad, lo primero que aparecieron fueron las propuestas para contrarrestar los discursos negacionistas, así lo hizo notar Adriana Taboada, referente de la Comisión Zona Norte. Dentro de las iniciativas estaban seguir construyendo memoria, hablar de las identidades políticas, pensar a los juicios como insumos pero salir de la escena judicial –recuperar lo que dicen las víctimas pero también los hijos y las hijas desobedientes– y sobre todo pensar en un recambio generacional. “No hay que subestimar a los pibes. Ojo con el adultocentrismo”, alertó Taboada.

“Siempre tiene mucha potencia poder pensar estrategias –de manera colectiva y federal– con compañeros. En este caso, fue sobre los discursos negacionistas, el contexto en el que se dan y el impacto que esto tiene en el proceso de justicia y, por otro lado, cómo el proceso de justicia permite disputar sentidos”, aporta Guadalupe Godoy, abogada de la Liga Argentina por los Derechos Humanos (LADH).

En la mesa de Identidad, estuvieron hombres y mujeres que restituyeron su identidad gracias a la lucha de Abuelas de Plaza de Mayo. Uno de los que habló –y se presentó– fue Daniel Santucho Navajas, el nieto 133, que restituyó su identidad en julio pasado y una semana atrás relató su historia de vida a Página/12.

La apuesta a las nuevas generaciones

Estela de Carlotto se describió como emocionada porque en la mesa de cierre del Encuentro Federal había dos nietos recuperados: “Wado” de Pedro y Pietragalla Corti.

De Pedro, que tenía que sumarse a la caravana que terminaba en La Matanza, habló del ejemplo de las Madres y de las Abuelas para la perseverancia, la lucha y el amor. El ministro del Interior dijo que parecía mentira que a poco de cumplir 40 años del regreso de la democracia hubiera una opción política que reivindicara el genocidio, pero recordó que fue Mauricio Macri el que abrió la puerta al plantear en la campaña presidencial de 2015 lo del “curro de los derechos humanos”, latiguillo que ahora recupera Milei.

"Tenemos que seguir trabajando y militando fuertemente en las nuevas generaciones para continuar esta lucha de Memoria, Verdad y Justicia que salió a la luz gracias a las convicciones de las Madres, de las Abuelas, de los Hijos y de toda una sociedad que decidió decirle Nunca Más a un golpe de Estado, a la tortura, al secuestro, a la falta de libertad. Estos valores están incorporados en la mayoría del pueblo argentino y eso también es gracias a las convicciones, a la fuerza y a la decisión de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner", sostuvo de Pedro. "Lo que nos queda es seguir manteniendo viva la llama de la memoria, explicarles a las nuevas generaciones que esto también tiene que ver con sus vidas”, concluyó.

“El gran desafío que tenemos nosotros es que la sociedad sepa que los citan la libertad son los mismos que defienden a los genocidas que vinieron por la libertad y la hicieron añicos”, afirmó, por su lado, Pietragalla Corti –que dijo que son pocos quienes conocen a Villarruel y mucho menos sus verdaderas ideas.

“La sociedad está enojada –concedió el secretario de Derechos Humanos, en línea con lo que planteó hace dos semanas CFK en la UMET– porque quiere un futuro mejor. Pero nadie que esté enojado puede votar un suicidio colectivo”.

Si bien la preocupación se instaló en la militancia de derechos humanos después de que Milei alcanzara casi el 30 por ciento de los votos en las primarias de agosto, lo que se buscó en el Encuentro fue dar un mensaje que refuerce la acción política. “Esto no es ninguna resistencia porque no perdimos nada y porque vamos a seguir siendo gobierno en los cuatro años que tenemos por delante”, se entusiasmó Pietragalla.

A un costado del escenario escuchaban nietos y nietas --entre ellos Manuel Goncalves Granada, Catalina de Sanctis Ovando y Sabrina Gullino Valenzuela Negro-- mientras se preparaban para salir corriendo para sacarse una foto todos juntos con Estela. En el público estaba Mabel Careaga, todavía conmovida por la presencia en el predio del Syvan desde el cual los represores de la ESMA arrojaron a su mamá, Esther Careaga, al Mar Argentino.

El cierre de la actividad quedó en la voz de Taty Almeida que gritó “30.000 detenidos-desaparecidos, presentes”. Las manos en alto, los dedos en “V” o los puños cerrados se fueron convirtiendo en abrazos y apretones cargados de fuerza para los días que quedan por delante hasta las elecciones del 22 de octubre.