En un juicio histórico que tras décadas de impunidad intenta dar respuesta institucional por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar, la querella representada por el Obispado de La Rioja y la familia del líder campesino Wenceslao Pedernera, ha solicitado prisión perpetua e inhabilitación absoluta para el exoficial de Inteligencia de la Gendarmería Nacional, Eduardo Alfredo Britos. Los alegatos finales del juicio comenzaron el 29 de septiembre y siguieron el pasado viernes, reúniendo los delitos cometidos contra 36 víctimas y tiene como objetivo esclarecer los terribles crímenes cometidos en la provincia de La Rioja, en la que Britos tuvo un papel central.

El Imputado: Eduardo Alfredo Britos

Eduardo Alfredo Britos, exoficial de Inteligencia de la Gendarmería Nacional, fue integrante del Escuadrón 24 "Chilecito" de La Rioja y también se desempeñó como jefe del Instituto de Rehabilitación Social (IRS). Este establecimiento carcelario funcionó como un Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio durante el régimen militar. Britos está imputado como autor mediato en el homicidio calificado de Wenceslao Pedernera, además de ser acusado en relación con la privación ilegal de la libertad, tormentos, allanamiento ilegal, delitos sexuales y pertenencia a una asociación ilícita que operaba en la región.

Alegatos de la Querella

Durante la audiencia del pasado viernes, los abogados Mirta Sánchez y Ramiro Fresneda, representantes de la querella, presentaron sus argumentos basados en pruebas testimoniales y documentales sólidas. Su pedido de prisión perpetua para Britos se basa en la gravedad de los delitos y en la naturaleza de los actos cometidos. Además, solicitaron la inhabilitación absoluta de Britos para ejercer cualquier tipo de cargo.

Un aspecto significativo de los alegatos de la querella fue la solicitud de ampliar la condena de Britos por la comisión de conductas delictivas de odio religioso, una característica importante que se ha destacado en este caso. Argumentaron que las acciones de Britos, además de enmarcarse en agravantes como ensañamiento y alevosía, también constituyen odio religioso, ya que hubo una persecución sistemática contra la Iglesia de La Rioja, el obispo Enrique Angelelli, sacerdotes, religiosos y laicos que se adhirieron a su pastoral.

El Veredicto y la Espera de Justicia

El Tribunal Oral Federal de La Rioja ha anunciado que el veredicto en este juicio se dará a conocer el 10 de noviembre, después de que se complete la etapa de alegatos. Este juicio es un paso crucial hacia la verdad y la justicia para las víctimas y sus familias, así como para la sociedad argentina en su conjunto. La espera de un veredicto que refleje la gravedad de los crímenes cometidos por Britos es una cuestión de gran importancia para todos los involucrados en este proceso judicial y para aquellos que buscan una Argentina más justa y democrática.

En un maratón de veinte audiencias que han conmovido los cimientos de la historia argentina, el juicio por crímenes de lesa humanidad en La Rioja refleja la brutalidad del terrorismo de estado y su devastador impacto en toda una generación. A medida que se solicita prisión perpetua para Eduardo Britos, este juicio se erige como un registro histórico que amplía el legado de los juicios a las juntas militares y sigue construyendo el conocimiento colectivo sobre un genocidio encubierto durante décadas por una estructura que aún busca minimizar la magnitud del exterminio de una generación de jóvenes. Un exterminio que tuvo el objetivo claro de disciplinar, a través del miedo, a una población que osara soñar con otro mundo posible y comprometerse en la construcción de una sociedad más justa.

En un contexto en el que se buscan respuestas y justicia para las víctimas y sus familias, el juicio que se lleva a cabo en La Rioja ha sido un faro de luz que ilumina el oscuro capítulo de la dictadura militar argentina. A través de testimonios impactantes y pruebas irrefutables, se ha puesto de manifiesto la brutalidad con la que el terrorismo de estado abusó de su poder, causando sufrimiento indecible a quienes lucharon por la justicia y los derechos humanos.

La crueldad de los relatos de torturas y violencia en primera persona ha estremecido a todos los presentes en las audiencias. Estos testimonios, llenos de valentía, han dejado claro que este juicio es mucho más que un proceso legal. Es un testimonio de resistencia y perseverancia de aquellos que se atrevieron a desafiar la represión y luchar por un mundo mejor.

El pedido de prisión perpetua para Eduardo Britos, un exoficial de Inteligencia de la Gendarmería Nacional, refleja la gravedad de los delitos cometidos. Britos, quien se desempeñó como jefe del Instituto de Rehabilitación Social (IRS), enfrenta acusaciones por homicidio calificado, privación ilegal de la libertad, tormentos, allanamiento ilegal, delitos sexuales y pertenencia a una asociación ilícita. Su liderazgo en un Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio ha dejado una cicatriz indeleble en la historia de La Rioja.

Este juicio es una búsqueda de justicia que va más allá de las condenas individuales. Es un acto de resistencia contra el olvido y la impunidad, un paso crucial hacia la verdad y la memoria histórica. El veredicto que se dará a conocer el 10 de noviembre es esperado con ansias, ya que representa la culminación de un proceso largo y doloroso para las víctimas y sus seres queridos.

En un país que ha sufrido profundamente las heridas de la dictadura, este juicio es un recordatorio de la importancia de preservar la memoria colectiva y de asegurar que los crímenes de lesa humanidad no queden impunes. Es un tributo a todos aquellos que han luchado por la justicia y un llamado a nunca olvidar.