“No creo que esté vivo; No sé si estoy vivo o si así se sienten los muertos”, declaró Raziel Tamir al diario israelí Jerusalem Post, después de participar de una “Fiesta en la naturaleza” en el Kibbutz Re’em, ubicado cerca de la frontera con la Franja de Gaza, que se transformó en un campo de exterminio cuando decenas de miembros de Hamas tomaron el lugar y mataron a decenas de participantes y secuestraron a otros tantos.
Tamir, que fue a la fiesta con otros cuatro amigos, ninguno de los cuales sobrevivió, dijo que lo despertaron en su tienda alrededor de las 6:00 am con el sonido de disparos, gritos, explosiones y el olor a humo.
"Cuando salí de mi tienda, vi una enorme cantidad de cadáveres y terroristas corriendo y disparando por todas partes, lanzando granadas a la gente", relató al Jerusalem Post. "La gente intentó correr hacia sus coches, pero los terroristas esperaron y los masacraron mientras intentaban entrar en sus coches y escapar". También contó que disparaban cohetes contra quienes intentaban huir.
Tamir dijo que vio a más de 50 terroristas dentro del área donde se había llevado a cabo la fiesta y aún más que rodearon el área. Contó que vio a varios soldados muertos en el suelo, a quienes les habían quitado las armas, los cascos y los chalecos. En algunos casos, dijo, los terroristas se disfrazaron de soldados de las FDI y algunos de los asistentes a la fiesta corrieron hacia ellos, pensando que corrían hacia un lugar seguro, sólo para recibir disparos.
“Corrí hacia el huerto y lo primero que vimos fueron muchos heridos y cadáveres de soldados, mujeres y jóvenes” relató, antes de describir cómo secuestraron violentamente a dos de sus amigos, los golpearon y les dispararon en las piernas para que no pudieran resistir ni escapar.
“Nos acostamos en el suelo debajo de los arbustos, nos cubrimos con tierra y hojas para que no se viera nuestra piel ni nuestra ropa. Los terroristas disparaban al suelo y a los árboles porque sabían que allí se escondía gente. Es un milagro que salimos de allí sin un rasguño”, afirmó.
Finalmente llegaron las Fuerzas de Defensa de Israel y empezaron un intenso intercambio de disparos con los terroristas. "Éramos unos 100 civiles tirados en el suelo", dijo. “Los soldados nos protegieron con sus cuerpos y los vimos caer [de los disparos de Hamás] ante nuestros ojos”.