Tras el lanzamiento de un nuevo misil intercontinental de Corea del Norte, que ayer sobrevoló el territorio de Japón y cayó en el Océano Pacífico, Estados Unidos, Japón, Corea del Sur y la Unión Europea convocaron a una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU. El encuentro se realizará hoy, para evaluar nuevas sanciones u otro tipo de acciones contra Norcorea porque denunciaron que se trató de una “amenaza grave y sin precedentes”.
El lanzamiento del misil, que por primera vez desde 2009 sobrevoló el archipiélago nipón antes de caer al este de la isla de Hokkaido en aguas del Pacífico, desató la alarma internacional. La acción fue interpretada como una escalada significativa por parte de Pyongyang, que este mes había amenazado con lanzar misiles hacia la isla de Guam, la base estadounidense en Japón.
La información del pedido de la reunión del Consejo fue confirmada a través de la cuenta oficial de Twitter de la misión japonesa. Al poco tiempo se sumaron adhesiones de otros países como Alemania, Rusia y Gran Bretaña, que rechazaron “enérgicamente” las acciones militares sobre Japón. China, en cambio, mantuvo una postura mucho más dialoguista porque consideró que las sanciones sobre el régimen de Kim Yong-Un “no lograrán una solución de fondo”.
Los primeros países que reaccionaron pidiendo la inmediata reunión del Consejo, que rechaza cualquier desarrollo norcoreano vinculado con potenciar su programa nuclear, fueron Corea del Sur, EE.UU. y Japón. Trump, por su parte, advirtió en un comunicado que “todas las opciones están sobre la mesa”. Hace pocos días había avisado en twitter que las soluciones militares “ya están completamente preparadas, listas para el combate” por si “Corea del Norte actúa de forma imprudente”.
"El mundo ha recibido alto y claro el reciente mensaje de Corea del Norte: este régimen ha mostrado su desprecio por sus vecinos, por todos los miembros de las Naciones Unidas y por normas mínimas de comportamiento internacional aceptable", señaló esta mañana
La Unión Europea sentó también su posición al apoyar “plenamente” la convocatoria porque consideraron que las acciones de Norcorea “constituyen violaciones directas de las obligaciones internacionales” que “representan una seria amenaza para la paz y la seguridad internacionales”.
Corea del Norte se escudó de todas las acusaciones, al esgrimir su derecho a la autodefensa y advirtió de que continuará con su política de "disuasión nuclear". "Tenemos razón de responder con contramedidas duras en el ejercicio de nuestro derecho a la defensa propia y Estados Unidos será enteramente responsable de las consecuencias ", dijo el embajador norcoreano ante la Conferencia de Desarme, Han Tae-Song. Además, acusó al Consejo de Seguridad de haber ignorado las peticiones de su gobierno, para discutir sobre los ejercicios militares anuales que realizan actualmente EE. UU. y Corea del Sur, lo que ellos interpretan como “una preparación para la guerra y para un ataque preventivo contra Norcorea”.