No cambió mucho la esencia de aquel muchacho criado en Adrogué cuando se transformó en un hombre maduro, padre y actor reconocido. No mucho. Al menos, la manera de vivir la vida que tiene Joaquín Furriel permite entender que, si bien eligió una profesión en la que es casi imposible evitar la exposición, sigue manteniendo su mundo privado alejado de las cámaras, aunque no reniega. Y también continúa viajando con los mismos amigos del barrio que conoció en su juventud adonde la naturaleza es el principal protagonista. 

Egresado del Conservatorio de Arte Dramático, Furriel decidió no ser uno más de la troupe de Montaña rusa cuando se inició en el mundo de la actuación televisiva: en un medio donde pintaba solamente para galancito –al menos así lo nombraba la “patria periodística”– finalmente construyó una trayectoria que ya tiene más de dos décadas. Y llegó a actuar y ser dirigido en teatro por el enorme Alfredo Alcón, con lo que no cuesta imaginarse que aquello fue para Furriel una escuela acelerada en su carrera artística. Un peldaño más grande de lo común en la escalera de su trayectoria. Desde su primer protagónico en la pantalla grande, Un paraíso para los malditos, de Alejandro Montiel, estrenada en 2013, Furriel viene consolidando su carrera en el cine. Y desde este jueves 12 se lo podrá ver en la comedia El duelo, junto a Eugenia "China" Suárez, dirigidos por Augusto Tejada.

En la ficción, Furriel es Ernesto, un hombre atrapado en una vida gris y atormentado por la depresión que descubre accidentalmente la traición de su esposa, lo que lo lleva al borde del abismo. Incapaz de encontrar el coraje para quitarse la vida, recurre a una red clandestina de sicarios. Su plan es contratar a un asesino para que ponga fin a su sufrimiento de una vez por todas. Pero su mundo se vuelve al revés cuando conoce a Rita (Suárez), una hermosa mujer de la que se enamora perdidamente. Lo que iba a ser el fin de su vida se convierte en una gran aventura, una carrera frenética por salvar su vida, la de Rita, y el amor recién descubierto.

"Me divirtió el guion. Cuando lo leí, me pareció un guion que nunca había hecho: una película de aventuras, con tintes románticos y tintes cómicos", define Furriel acerca de los motivos que lo llevaron a aceptar el protagónico. "Venía de hacer otro tipo de narrativa y cuando lo leí me dieron ganas de hacer algo realmente muy diferente a lo que suelo hacer", agrega.

-¿Se podría decir que tu personaje es un individuo gris, rutinario en su trabajo, con una vida ordinaria a la que el encuentro con una mujer lo pone en una situación extraordinaria?

-Sí, él toma una decisión drástica y, a partir de ahí, todo empieza a ser una cantidad de sorpresas. Me gustó que los personajes están invertidos. Estamos acostumbrados a ver al hombre valiente que cuida a la mujer y todo eso y está invertido: el personaje es muy asustadizo, temeroso. El personaje de Rita, que interpreta la "China" Suárez, es valiente, de armas tomar. Me parecía que con la "China" podíamos armar una buena dupla para contar la historia porque yo la conocía ya que tenemos amigos en común. Además, ella había sido pareja de Benjamín Vicuña, con quien que trabajé varias veces. Y tengo un vínculo con él. Desde la película no nos hablamos, pero me la encontré en el junket de prensa y me volví a reír un montón. Ella es muy simpática, muy divertida, muy espontánea. Y eso también me vino bien para armar la química de los personajes. Fue bueno.

-De alguna manera esa mujer le ofrece una vida de aventuras y no de aburrimiento, aunque eso implique correr riesgos, ¿no?

-Sí, lo saca de su zona rutinaria. Una persona como él, con toda su torpeza, en una situación tan única hace que, por momentos, la ecuación sea muy cómica. Termina siendo un personaje que está todo el tiempo sorprendido por lo que le va tocando vivir.

-Te tocaron en el cine varios personajes conflictuados. ¿Te interesan particularmente los que tienen cierto grado de locura?

-Me gusta lo que, a veces, está corrido. Pero no tengo un interés especial o particular. Sí me doy cuenta de que hice varios personajes bastante solitarios, con mucho diálogo interno. Personajes que están un poco corridos de la norma. Y algo de eso me atrae.

-De alguna manera tu personaje está atormentado, sobre todo al comienzo, por una suerte de depresión. ¿Creés que es la enfermedad del siglo XXI?

-A juzgar por lo que estamos viendo parecería que sí. Una mezcla de depresión, ansiedad, pánico. Hay muchas enfermedades de diferentes complejidades psiquiátricas, pero sí: estamos viviendo un momento en que hay mucha gente tomando pastillas, por ejemplo, según tengo entendido. Hace un tiempo ya que estamos viviendo momentos muy locos, muy acelerados y muy desconectados.

-¿Cómo se trabaja el conflicto interior de un personaje y cómo fue en este caso?

-Lo que me gusta de Ernesto es que lo que dice es lo que le pasa. Tiene algo muy frontal, muy honesto. Es un personaje franco, directo. Y también me gusta la gestualidad del personaje, la corporalidad. Es un personaje liviano, su comportamiento tiene algo de comedia blanca: es ingenuo, naif. Me gusta eso del personaje.

-¿Cómo trabajaron con la "China" Suárez las escenas del romance?

-En realidad, lo interesante del cine es que se ve de una manera, pero en el rodaje estás haciendo chistes, somos un montón de personas, no hay mucha intimidad detrás de cámara. Es como un contrapunto. Pero trabajamos bien porque entendimos el código de la película, el director nos supo dirigir muy bien cómo tenía que ser para él. Nos fue guiando y fuimos encontrando la unidad de estos dos personajes.

-La película se titula El duelo por lo que le toca vivir a tu personaje. ¿Vos tuviste muchos duelos en tu vida que te hayan marcado?

-No, con ese peso de esa palabra no, no tanto. He tenido algo parecido, pero es una palabra que me parece muy taxativa.

El duelo.

-¿Por qué creés que hay personas que pueden llegar a pensar en matarse o matar a otro ante un fracaso amoroso?

-Hay que entender que en una película como esta, mucho de lo que pasa, no sólo eso, está tomado para poder entender por qué el personaje inicia el viaje que va a iniciar y los cambios que va a hacer. Si nos ponemos a hablar seriamente del tema, la película propone algo medio metafórico de que hay veces que hay que mover algo de la vida para no terminar padeciendo tanto. El problema de Ernesto es que está solo porque tampoco busca ayuda psiquiátrica o alguna persona que lo pueda acompañar. La soledad es otro de los males de estos tiempos. Sumémosla a los anteriores.

-Hace unos meses concluyó la tercera temporada de El jardín de bronce, serie argentina donde muestra a tu personaje en una trama agónica en la búsqueda de una niña desaparecida. ¿Hay muchos casos en la vida real como el de la serie? ¿Investigaste al respecto?

-Lamentablemente sí, hay casos. Hay casos de gente desaparecida y de desaparición forzosa. Hay países que tienen un índice infinitamente superior al nuestro. Tengo entendido que, dentro de la región, Argentina no es de los países donde esa problemática está tan extendida. Cuando salís de los aeropuertos, estaciones o si ves los impuestos que te vienen imágenes de gente que no se encuentra, es por algo.

-También se te vio en la serie Robo Mundial, una comedia distópica donde la Argentina se queda afuera del Mundial de Fútbol. ¿Cómo fue la recepción de la serie teniendo en cuenta lo que pasó en la realidad después con la Selección Nacional en el Mundial de Qatar?

-Me gustaría hacer Robo Mundial en 2026 para volver a traerle buena suerte al equipo (risas). Es una serie que se hizo para el Mundial. Y mirá qué bien que nos fue. Soy futbolero y también me gustó porque ¿cuántas veces tenemos la oportunidad en nuestra sociedad de festejar algo de manera colectiva? Lamentablemente pocas. Eso también me puso muy contento.

-“Yo creo más en la formación que en la suerte”, dijiste en una entrevista. ¿Eso te lo enseñó el esfuerzo para llegar a donde querías?

-No sé si es el esfuerzo, tiene que ver con una disciplina y con una constancia de aprendizaje. También uno habla de la subjetividad. A mí porque me funcionó ella. Después, tenés oportunidades y momentos de situaciones que van apareciendo. Algunos lo pueden llamar suerte, otros pueden llamarlo oportunidades, pero lo cierto es que, si no estás preparado o no hay un recorrido consciente, de formación, es difícil después. El camino empieza a ser un poco abreviado porque tampoco tenés la posibilidad de pensarte mucho. Son las herramientas que te da la formación: pensarte de diferentes maneras.

-Tu carrera se proyecta en el exterior, ¿te imaginás viviendo en otro lugar que no sea la Argentina?

-No, hasta ahora viajo, trabajo y vuelvo a casa. Mi casa es Buenos Aires y acá tengo desde lo emocional y lo vincular lo más importante de mi vida. No me imagino en otro lugar, pero sí lo que estoy haciendo: viajo por trabajo y vuelvo.

-¿Cómo fue atravesar la adolescencia, una etapa difícil de por sí, pero trabajando?

-Tuve tres o cuatro años que trabajé de jardinero, pero era una changa. Lo hacíamos con unos amigos y con eso nos pagábamos las vacaciones. En aquel momento yo me iba de mochilero al sur, hacía ese tipo de cosas. Como actor recién empecé a trabajar a los 24 años y hasta esa edad hice de todo. Trabajé en gastronomía, también haciendo encuestas… Siempre le busqué la vuelta y siempre estuve muy activo.

-¿Por qué creés que el teatro se recuperó mejor que el cine tras dos años de pandemia?

-Creo que tiene que ver con lo vivencial. Demuestra que somos una especie que nos gusta estar juntos. Lo que tiene el teatro es la experiencia vívida, es algo que se está viviendo en el momento. Pero con respecto al cine, no es lo mismo que ver una película o una serie en tu casa. Es algo que tiene otro sentido. Cambia todo. Y después tiene que ver con actividades colectivas, como ir a los conciertos, recitales, fútbol. Nos gusta ir a un lugar y compartir la misma experiencia entre todos.

-¿Qué significó El reino en tu carrera?

-Me dio la posibilidad de trabajar con un equipo maravilloso, junto a Marcelo Piñeyro porque fue un encuentro profesional muy bueno. Después, me gustó mucho hacer de Osorio, el personaje. Lo disfruté mucho. Y también lo que pasó con la serie, los premios que tuvo. Fue un proyecto que se disfrutó mucho. Se armó un muy buen equipo de trabajo.

-¿Creés que tu personaje podría existir perfectamente en la vida política argentina?

-Sí, existe, lamentablemente existe. Hay un montón de Osorios y por eso el mundo está como está. Me gustaría pensar que no, pero los ves. Los que manejan ese poder en la oscuridad son los que, de alguna manera, hicieron esta locura del mundo en el que estamos.

-¿Cómo ves la actualidad del país ante la inminencia de las elecciones presidenciales?

-Estamos pasando por un momento muy complejo. Venimos de varios gobiernos poco virtuosos y, por otro lado, me parece que la precariedad que se va instalando, nos va llevando, en principio, a no saber muy bien para dónde escapar, pero sobre todo noto que hay mucha violencia, mucho enojo, mucha frustración. Lo que nos está pasando no es placentero.

-¿Qué te sugiere que políticos de ultraderecha amenacen con el cierre del Incaa? ¿No crees que la idea tiene cierta ignorancia teniendo en cuenta que la gente no paga con los impuestos el Fondo de Fomento?

-Sí, pero ese el beneficio que siempre tuvo la extrema derecha en todo el mundo. Es desinformar y hablar de lo que se le da la gana. Pero lo importante es entender que la identidad cultural es algo necesario e importante. Quizás el debate debería ser otro: si realmente queremos ser un país con soberanía, con los recursos naturales que tenemos, los recursos de nuestra identidad cultural. Por ejemplo, en el fútbol somos soberanos, nos encanta ser argentinos, futbolísticamente hablando. Nadie cuestionaría a la Selección argentina. Sin embargo, cuestionamos todo lo demás. Es bastante difícil, son tiempos difíciles. Y tenemos que estar tratando en todos los ámbitos de acercar sobre todo a una generación que nació después del 2000, que le tocaron años difíciles para poder entender muy bien lo que son las instituciones, lo que es la soberanía, lo que son los recursos naturales que tenemos. De eso mucho no se habla. De lo otro es más fácil desinformar. Todo es un combo complejo. Es como una espiral negativa que viene desde hace mucho tiempo.