“China es un gigante dormido. Dejadlo dormir porque, cuando despierte, el mundo se sacudirá”. Napoleón Bonaparte, 1816.
En los últimos meses, la Argentina avanzó en la utilización de la moneda de la República Popular China, el yuan, para pagos internacionales en el comercio con ese país y para la cancelación de deuda con el FMI. Además, el Banco Central de la República Argentina autorizó la apertura de cuentas bancarias en esa moneda, con lo que complementó la habilitación para la negociación de valores negociables en las plazas financieras locales.
Lo que en su momento constituyó un paso operativamente necesario para cubrir un pago al FMI, dada la escasez de dólares en las reservas del Banco Central Argentino, también representó un acción audaz, oportuna y estratégica, teniendo en cuenta la coyuntura y el escenario económico y político internacional.
Fue una medida en sintonía con el multilateralismo y que indiscutiblemente fortalece la posición financiera de Argentina. Además, contribuye a profundizar el comercio con China quien de manera creciente ocupa un rol decisivo y protagónico en los intercambios y la economía mundial conjugándolo con una política exterior de no inmiscuirse ni intervenir en los asuntos internos de los países con los que además fomenta la colaboración en lugar de la exclusión.
Brasil, el imprescindible
La medida adoptada con China y su moneda sienta un precedente para replicar la experiencia con otros países que constituyen estratégicos e importantes socios comerciales de Argentina, con Brasil a la cabeza. Mucho más en el marco de la incorporación de la Argentina a los BRICS, fomentada por el presidente brasileño Lula Da Silva. Argentina se suma próximamente al bloque liderado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
Brasil, además de ser la mayor economía latinoamericana, posee una estratégica cercanía geográfica y una intensa e histórica relación económica con la Argentina, por lo que es imprescindible profundizar con este hermano país latinoamericano la cooperación y coordinación económica y política tanto en el ámbito regional, bilateral y multilateral, de cara a los desafíos presentes y por venir a escala global.
Diversificación
La utilización de diferentes monedas o de una canasta de diversas divisas internacionales en las operaciones financieras, de comercio internacional o como función de reserva de valor implica mayor diversificación monetaria y menor concentración, riesgo y dependencia del efecto de las políticas monetarias de un solo país, como sucede en la actualidad con la hegemonía de la divisa norteamericana. En definitiva, la no diversificación implica para la mayoría de los países y singularmente para la Argentina una considerable dependencia de los efectos de las decisiones de política monetaria que toma la Reserva Federal de los Estados Unidos.
En cambio, la apertura del mercado minorista al yuan amplía y diversifica la oferta de divisas, generando más demanda de la moneda asiática, que aumentaría sus posiciones en las carteras de inversión, transacciones y de ahorro locales. Las personas además de las instituciones, el Estado y las empresas, también podrían tener cuentas en yuanes y hacer compras en esta moneda, para ahorrar y efectuar pagos sustituyendo en determinadas porciones a las adquisiciones de dólares.
Este nuevo escenario puede generar una suba de valor o apreciación de la moneda China frente al resto de las monedas libremente convertibles, lo que también es el reflejo de la creciente participación del yuan en las operaciones financieras y del comercio internacional, así como también de su utilización como moneda de reserva de valor a escala mundial.
Lo indicado precedentemente es muestra del rol en permanente ascenso de la economía del gigante asiático en el comercio mundial y está también asociado al fenómeno que parece irreversible en el actual escenario internacional y que es el multilateralismo en sustitución del mundo unipolar. Como expresa un popular refrán, no es bueno colocar todos los huevos en la misma canasta. En épocas de incertidumbre económica y política como la que atravesamos en la actualidad, se hace imprescindible.
* Docente en la UBA y en UNQ en Economía y en Impuestos.