Una versión grafica y en spanglish de Don Quijote de la Mancha muestra la creciente presencia y desarrollo de esta mezcla de inglés y español, en particular fronteras adentro de Estados Unidos, donde cerca de 40 millones de personas hablan este “tercer idioma”. “In un placete de La Mancha of which nombre no quiero remembrearme, vivía, not so long ago, uno de esos gentlemen who always tienen una lanza in the rack, una buckler antigua, a skinny _caballo y un grayhound para el chase”… Así arranca la particular traducción de El Quijote de Ilan Stavans, profesor de Cultura Latina en el Amherst College de Massachusetts.

Stavans, que ya tradujo al spanglish títulos universales como El principito y Hamlet, se animó a esta aventura partiendo de la certeza de que “el spanglish, como lengua, es irreversible”. “No es una fuerza que exista por un sueño, sino por una necesidad”, sostiene el catedrático, cuya versión para cómic de la obra maestra de Cervantes saldrá a la venta el año próximo con ilustraciones del venezolano Roberto Weil, y estará a cargo de la editorial PSUP (Pennsylvania State University Press).

El catedrático no está solo. Este mexicano-estadounidense asegura que hay numerosas editoriales estadounidenses, como Haper Collins, “lanzándose a publicar” en ese “idioma encantador”, el “spanglish”. “Vivimos en un momento de transición de la oralidad de los años 70 y 80 a una manifestación escrita mucho más sólida, con estrategias narrativas y lexicográficas distintas”, define Stavans. “Hay libros que se escriben directamente en spanglish y hay que buscar una estrategia morfosintáctica para ellos”, argumenta.

“Vivimos un momento importante de multilingüismo a nivel de ofertas de trabajo, a pesar de ciertas políticas nefastas del actual gobierno estadounidense”, advierte el especialista, en referencia a las definiciones racistas del presidente Donald Trump sobre la comunidad inmigrante. “En los años 70 no se hablaba del spanglish como un término abarcador de las comunidades latinas, no se hablaba de una lengua colectiva. En los 80 los hispanos comenzaron a adquirir una gran presencia, y a partir de los 90 se identifica el spanglish como algo trasnacional y a la vez nacional”, traza el recorrido el ensayista.   

Otros teóricos como el lingüista Andrew Lynch, profesor de la Universidad de Miami –donde trabaja desde 1999 y dirige el Programa de Herencia de la Lengua Hispana– no identifican al spanglish como una lengua. Según esta línea teórica, “desde un punto de vista socio-lingüístico no existe el spanglish. Lo que popularmente se concibe así es una forma de hablar que se da en los registros informales, coloquiales y en el plano oral”. “Se trata de una alternancia de códigos, préstamos o calcos que también se dan en otras sociedades donde conviven dos lenguas”, dice Lynch. Y pone como ejemplo el “chinglish”, que parte del chino en contacto con el inglés en San Francisco, o el “quechuañol”, en Perú. 

Lo que aparece fuera de discusión es que la creciente comunidad hispana en Estados Unidos, que llega ya a cerca de 60 millones de personas, ha empujado con fuerza el español en ese país. Con una salvedad importante: mientras los inmigrantes de primera generación se comunican en su mayoría en castellano, sus hijos son bilingües, y la tercera generación tiene serios problemas para expresarse en español. Es ahí donde se visualiza el papel cada vez más relevante del spanglish, alcance o no el status de “lengua”.