Además de su musa Hanna Schygulla, entre los intérpretes de Ocho horas no hacen un día hay, como siempre, varios miembros del elenco estable que rodeaba a Fassbinder, desde su torturada pareja sentimental Irm Hermann, de la que el director llegó a decir que sólo obtenía placer “al sufrir, al sentirse oprimida”, hasta Kurt Raab, que en la serie vuelve sobre el papel de burgués border con el que ya se había lucido en ¿Por qué le da el ataque de locura al señor R? (1969). A ellos se suman otros habitués como Hans Hirschmüller, Margit Carstensen o la madre del director, Lilo Pempeit, aunque estas dos en papeles muy chicos. Sin embargo, llaman la atención en las escenas de la fábrica los primeros planos de un actor moreno vestido de operario que nunca abre la boca. Se trata de El Hedi ben Salem, el amante marroquí del cineasta que ya había tenido un papel secundario en El mercader de las cuatro estaciones y que un año después de Ocho horas…, en 1973, protagonizaría La angustia corroe el alma. Como otros amantes de Fassbinder, Ben Salem no tuvo un final feliz y, ya separado del director, puso fin a su vida ahorcándose en la celda de una prisión en Francia.