Especialistas del Lenguaje y Comunicación del Hospital de Clínicas de la UBA advirtieron sobre el aumento de las consultas por niñas y niños cada vez más pequeños con ausencia del lenguaje o dificultades en la comunicación. Entre otros motivos, podría deberse a la exposición temprana a las pantallas -celular o televisión- en lugar de interactuar con juegos y con su familia.
El Trastorno del Desarrollo del Lenguaje (TDL) es una dificultad que altera el desarrollo del lenguaje de las y los niños de manera persistente sin que existan otras alteraciones en el desarrollo tales como hipoacusia, discapacidad intelectual, trastorno neuromotor, psiquiátricas. Puede involucrar el aspecto receptivo, expresivo o ambos.
Dado que es un trastorno neurobiológico, no se puede prevenir. Sin embargo, si hay antecedentes en la familia y hubo riesgo pre, peri o postnatal, se puede realizar su seguimiento a fin de hacer una detección precoz.
"En las consultas observamos en una pobre comunicación e intención comunicativa al momento de mirar, señalar, pedir; presentan poco desarrollo del juego. En algunos casos, esto puede deberse a la exposición temprana de pantallas, ya sea celular o televisión, donde pasan horas frente a estos y es tiempo que no invierten en jugar o en interactuar con su familia. Otro caso que vemos es que los padres tienen intención de jugar o de estimularlos, pero no tienen el conocimiento adecuado para hacerlo”, afirma la licenciada en Fonoaudiología Patricia Villalba, Coordinadora del sector Lenguaje y Comunicación del hospital.
Otra integrante del área, Jorgelina Makaric, detalla las consecuencias del TDL según el tipo de alteración: "Si el niño no comprende, su desarrollo tanto intelectual como social se van a ver alterados, se deberán introducir ayudas complementarias lo antes posible para minimizar esta dificultad sobre todo a nivel escolar y para que el niño logre cumplir con las consignas requeridas". Y agregó: "Si la dificultad es a nivel expresivo y el niño presenta un lenguaje ininteligible, sus consecuencias pueden llegar a ser a nivel social y a nivel del desarrollo de la lectoescritura”.
El diagnóstico se puede dar a partir de los 4 años aproximadamente, pero antes suelen aparecer signos que ponen de manifiesto que hay un retraso o desvío en la adquisición de pautas de desarrollo típico del lenguaje.
Las señales de alarma: cuándo consultar
Si a partir de los 18 meses la o el niño se presenta:
Falta de contacto visual, es decir, no mira a la cara cuando le hablan.
Escaso interés de interactuar con otros niños y adultos.
Dificultad para compartir la atención con otras personas. No mirar lo que le muestran, ni interesarse por los juegos típicos de su edad.
Escaso interés por juguetes, aunque estos sean atractivos para la edad.
Escasa habilidad de imitación, tanto de acciones como de palabras. Por ejemplo, teniendo presente el modelo del adulto, no tira besos, no aplaude o no imita palabras.
Ausencia de iniciativa para comunicarse: no tiene intención de querer comunicar algo.
Ausencia del gesto de señalar para pedir.
Falta de comprensión de órdenes simples, como "dame" y "toma", u órdenes en contexto.
Falta de respuesta al nombre.
Escaso uso de palabras frecuentes como "mamá", "papá", "agua", "papa" o "pan".
A partir de los 30 meses si:
Hay escasa o nula comprensión de órdenes verbales simples como "Traé la pelota". En estos casos, es importante saber si es capaz de identificar la orden con la ayuda de un señalamiento.
Si no combina palabras para armar una frase, persiste en el uso de la palabra aislada o no usa conectores o preposiciones.
Si la mayoría de los adultos no le entiende cuando habla (falta de inteligibilidad).
Uso de ecolalias (repite todo lo que escucha) sin fines comunicativos.
A partir de los 4 años si:
Necesita que le repitan varias veces las consignas ya que no comprende lo que le dicen.
En el jardín de infantes o en casa realiza las actividades o consignas por imitación y no porque haya comprendido la consigna.
Tiene dificultad para responder preguntas con distintos encabezadores. Confunde "qué", "quién", "dónde", "cuándo“, "por qué“.
Tiene dificultad para recordar o evocar palabras. Tarda en definir lo que quiere decir. Puede utilizar ciertas muletillas como "ehhh“, "mmm", o define la palabra en lugar de decir la palabra -por ejemplo para decir "tenedor" dice "eso para pinchar la comida".
Le resulta difícil armar frases complejas.
Tiene dificultad en la pronunciación o en el uso de los sonidos del habla, produciendo sustitución de los sonidos (“sapo” por “tapo”), y/o reducción de sílabas en palabras largas como ser “pato“ por ”zapato”.
Tiene dificultad en el relato, como por ejemplo no puede contar de manera organizada algo relacionado con su propia vida, como ser que hizo en el jardín.
Le cuesta cambiar el tema de conversación; persiste solo en sus temas de interés.
Tiene escasa o nula participación en las conversaciones, dificultad para iniciar o mantener una conversación.
Cuáles son las sugerencias de los especialistas
En caso de observar algunas de estas características, los especialistas sugieren solicitar una consulta fonoaudiológica con orientación neurolingüística para poder intervenir.
"Ante la menor sospecha de los padres, de algún profesional o de la escuela, se debe consultar a fin de llegar al diagnóstico e intervenir tempranamente. Y, si el caso lo requiere, hacer las interconsultas necesarias con Psicología, Psicopedagogía, Neurología y/u otras áreas. Es sumamente importante el compromiso y participación activa de la familia en el mismo para arribar a mejores resultados en función de la capacidad del niño", aseguran las especialistas.
Durante octubre se llevará a cabo en el Hospital de Clínicas una campaña gratuita de detección de trastornos del lenguaje en niños de 5 años.
"Es muy importante que antes de los 6 años las y los niños tengan al menos todos los sonidos del habla adquiridos, y su nivel de vocabulario comprensivo y expresivo sea acorde a la edad", concluyen.
Para participar, escribir a [email protected].