El presidente de Estados Unidos Donald Trump, habló de algo nunca visto durante su visita, en Texas, a algunas de las zonas afectadas por el huracán Harvey, que generó consecuencias devastadoras, con inundaciones sin precedentes en el sur y sureste del Estado y miles de personas atrapadas en sus casas. En tanto, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) dijo ayer que la tormenta tropical Harvey creó en Texas, en el sur de Estados Unidos, “un escenario de pesadilla”, y anticipó que la situación continuará siendo crítica en los próximos días.
“Lo sucedido alcanzó proporciones épicas. Nunca nadie ha visto nada como esto”, dijo Trump tras llegar a Corpus Christi, Texas, y recibir un informe sobre la situación del desastre natural. Acompañado por la primera dama Melania, el mandatario norteamericano recorrió también la ciudad de Austin para apoyar los esfuerzos que llevan adelante las autoridades locales y las organizaciones de rescate que colaboran con las tareas.
“Queremos hacerlo mejor que nunca, queremos que dentro de cinco años o de diez años nos vean y digan ‘ésa era la forma de hacerlo’”, resaltó.
El huracán Harvey es el primer desastre natural al que se enfrenta Trump y, por eso, el mandatario está haciendo un esfuerzo para mostrar que puede controlar la situación.
Trump ya dijo durante el fin de semana que trata de evitar los errores que cometió en 2005 el presidente George W. Bush con el huracán Katrina.
Bush fue duramente criticado por la tardanza en la respuesta que dio a la devastación que dejó en Nueva Orleans (Louisiana) el Katrina.
Para evitar una situación similar, en el mismo momento en el que el huracán tocó Estados Unidos, Trump firmó una declaración de desastre para Texas, que le permite enviar asistencia federal para ayudar en las labores de reconstrucción.
“Es una pesadilla; el área afectada es prácticamente del tamaño de España”, dijo en una rueda de prensa en Ginebra la portavoz de la OMM, Claire Nullis. Harvey ha causado tanta lluvia que esa entidad tuvo que actualizar sus gráficos e introducir una categoría de color adicional para representar la cantidad de lluvia acumulada (por encima de los 76 centímetros).
Las lluvias que llegaron el viernes pasado junto con el huracán de categoría 4 –el primero en más de diez años que azota a Estados Unidos– convirtió a las calles en ríos, tapó por completo autos, dejó áreas enteras sin luz y miles de personas atrapadas en sus casas, muchas de ellas incluso obligadas por el agua a permanecer en las segundas plantas o en las terrazas.
Convertido el huracán en tormenta tropical poco más de dos días después de su arribo, las constantes lluvias siguen complicando la situación que, con el pasar de las horas, dispara nuevas alertas con el desborde de diques y el aumento del nivel de los ríos.
Muchas personas caminan por las calles en busca de un lugar seguro con el agua hasta los hombros y amarrados unos a otros con sogas, para no ser arrastrados por la corriente, mientras que otras son rescatadas por helicópteros o botes que llegan con la ayuda de voluntarios que decidieron sumarse a los esfuerzos, mostrando el costado solidario de la catástrofe.
Es el caso de Scot Pankey, profesor de la escuela A. Maceo Smith New Tech High School ubicada en Dallas, quien, una vez que el agua se retire y le permita salir de su casa, espera volver la próxima semana a su colegio para poder ayudar a los alumnos damnificados por Harvey, entre los cuales, “muchos han perdido sus casas”. “Houston es ahora una catástrofe y no podemos ayudar a todos así que lo mejor es enfocarse en una comunidad o grupo de gente, por lo que estaré enfocado en mis estudiantes que necesiten ayuda primero”, dijo Pankey, quien desde la llegada del huracán está encerrado en su casa ubicada al oeste de Houston.
Si bien la peor situación se registra en el sureste de la ciudad, el agua tapó las calles de su barrio aunque no llegó a entrar en las casas ni a dejarlos sin electricidad. “Unos centímetros más y nosotros también tendríamos que ser rescatados”, comentó, mencionando que nadie quiere abandonar sus casas y que los únicos que lo hacen son aquellos que deciden aventurarse al supermercado más cercano y hacer una larga fila para proveerse de los últimos alimentos disponibles.
Dada la magnitud de los hechos las autoridades no logran determinar aún la cantidad de personas que permanecen en sus casas acorraladas por el agua. No obstante, las estimaciones hablan de miles.
Ante esto, los socorristas piden a los damnificados mantener la calma y realizar marcas en los techos de las casas o agitar sábanas y toallas por las ventanas para facilitar y agilizar las tareas de salvataje.
La policía de Houston rescató hasta el momento a más de 3400 personas, según detalló el jefe de esa fuerza Art Acevedo a través de su cuenta de Twitter, mientras que la Cruz Roja de Estados Unidos detalló que más de 1800 se refugiaron en 34 albergues en Texas.
Además de los 12.000 miembros de la Guardia Nacional de Texas –la totalidad de la fuerza local– que activó este martes el gobernador Greg Abbott para la búsqueda y rescate de personas, los esfuerzos de ayuda local se expanden más allá de Texas con otros estados y ciudades ofreciendo su apoyo para sobrellevar una catástrofe en un estado donde, se estima, llevará años recuperar el ritmo de vida previo al huracán.
La cantidad de agua en la zona afectada “no tiene precedente”, afirmó el Servicio Nacional del Meteorología al detallar que, hasta el lunes, los niveles de lluvia habían superado los 76 centímetros. Estas magnitudes condujeron a la agencia del clima a tener que modificar sus tradicionales gráficos del tiempo y agregar nuevas escalas y colores con el doble de límites hasta entonces establecido.
Se espera que Harvey continúe generando precipitaciones hasta el miércoles, cuando volvería a tocar tierra para luego disiparse.