Elbi Olalla no para, aunque los escenarios argentinos le queden lejos. La pianista y compositora mendocina, emblema de Altertango, sigue produciendo. Se instaló hace algunos años en Barcelona y desde allí sigue al comando de Altertango, mientras genera nuevos espacios en su ciudad actual y nuevos discos, para quienes extrañan la intensidad que manejaba sobre las teclas. En ese sentido, este año se conjugan dos placas. El primero, En vivo: 20 años captura el recital que el grupo dio en el Teatro Independencia para festejar sus primeras dos décadas de trayectoria. Iba a presentarlo en junio en Buenos Aires, pero primero la fecha se retrasó para septiembre y ahora está en suspenso. Por otro lado, la pianista sacó Tango en el Raval, un disco con la cantora Josefina Rozenwasser Marin, que sintetiza el ciclo homónimo que organiza en Barcelona. Todos sus proyectos son de largo aliento. Incluso esta entrevista con Página/12 se coció lentamente, con preguntas que fueron y volvieron, con evoluciones que esperaron pacientemente novedades, cambios de agenda y que en el medio vieron aparecer otras iniciativas.
Lo primero que sorprende de Tango en el Raval es la selección de su repertorio, mayormente tradicional. “No hubo nunca una ‘selección de repertorio’, tampoco hubo ensayo”, reconoce la pianista. “A Josefina se le ocurría un tango o una canción y me decía ‘quiero cantar esto, cieli, ¿te pinta?’, o simplemente improvisábamos tangos que nos gustaban a las dos”, explica. “Hay algunas cosas graciosas como decir ‘el Jordi me la endereza’ en ‘Juguete rabioso’ o ‘espectros del Raval’ en ‘Conspiración’, o la versión de ‘Fuego de noche, nieve de día’, que hicimos para la milonga queer y que se cantaba a los gritos cada miércoles”. Para la escena de Barcelona, agrega, volver a los clásicos también es una forma de divulgar el género “con lo mejor de la poesía argentina de la primera mitad del siglo XX”.
“El espacio que dio origen a este disco es una parte de mi vida re importante, tener el disco grabado es una manera de estar tranquila, de llenar un casillero que me estaba faltando –señala-. Yo soy fan de registrar, de dejar obra, y el ciclo y nuestra yunta con Jose se lo merecía mucho”.
Esa voluntad de registrar es la misma que se materializaba en Altertango, con discos a intervalos regulares. “Nos parece raro no grabar cada dos o tres años y ya habían pasado casi tres años desde Sie7e, no obstante costaba mucho encontrar la manera de hacer música nueva a la distancia, así que busqué un pretexto, que fue presentarnos a un concurso del FNA. Ganamos esa beca y eso potenció la nueva manera de componer de Altertango que es que a partir de una idea de alguien los demás hacemos cosas. Cuando salió la idea y la posibilidad de hacer un Teatro Independencia, lo sumamos a lo del FNA , a las ganas de hacer un disco en vivo que hemos tenido siempre (el mejor momento de nuestro grupo siempre es en vivo) y lo bien que suena el teatro. Tambien incluimos, como eran los 20 años, algunos temas que fueron ícono en su momento en versiones que nos representen más ahora: ‘Conspiración’, ‘Jardín del desierto’, ‘Tumbas’, ‘Pena Mulata’”.
-¿Tenés un balance de esos 20 años del grupo?
-Difícil. Fue demasiado tiempo. Pero si hay que hacerlo diría que vivir para o en Altertango para mí ha sido una acertadísima elección. No podría estar más satisfecha y feliz, aun con todas las dificultades. Altertango le ha dado sentido a mi vida, a la de mis compañerxs y me atrevería a decir que a toda una generación de seguidores. Creo que, humildemente, hemos hecho algún aporte, aunque solo fuera inspirando a colegas mendocinos.
-Alguna vez el periodista Gabriel Plaza los definió como “el mascarón de proa” del tango contemporáneo. ¿Cómo fue ser vanguardia estos años?
-Fue y es difícil. Porque nunca está de moda la vanguardia. Sos muy “algo” siempre: demasiado rockeros, demasiado tangueros, demasiado del “interior”, demasiada fuerza y electricidad , demasiada masa sonora para los lugares tangueros, demasiado poco tradicionales (y sin tocar Piazzolla), demasiada batería... Pero yo escucho los discos del 2016 hasta ahora y me dicen cosas. Mas allá de que estoy yo ahí Altertango dice algo y lo dice claramente. Me alegro de que nuestra voz, clara y fuerte, se pueda escuchar. Lo demás no importa.
-¿Los ayudó en ese sentido venir de Mendoza?
-Para nada. Fue un plus de dificultad, pero se suma a la épica y nosotros medio que vivimos (hasta ahora) de la épica. Hay dos cosas que si están mansas (buenísimas) de ser y vivir en Mendoza: uno, estar cerca de Chile, que es otro país y otro circuito, a mi juicio mas serio y comprometido con la música popular que el de nuestro país; dos, poder “inventarnos” un público. Un público que el tango no tenía y que es una mezcla de gente que consume distintas cosas y que le gusta Altertango porque nuestra potencia y honestidad les llegan. Les llegaba antes cuando teníamos cantante y les sigue llegando, al corazón, ahora.
-Es inevitable preguntar por la figura de Victoria di Raimondo. ¿Cómo los afectó su partida?
-Básicamente nos obligó a tomar otros roles musicales. Fue difícil, pero de alguna manera ya se había ido espiritualmente y anímicamente del grupo. Era como esas parejas que te das cuenta de que ya no te quieren pero siguen. Así que cuando se fue hubo alivio pero también agradecimiento a los años vividos, a pesar de que ella tuvo el mal tino de hablar mal de nosotros y de tirar tierra, lo dejamos pasar porque entendemos que es difícil alejarse de algo que estuvo en tu vida tantos años.
-Uds formaban una dupla artística excepcional. ¿Qué significó para vos en lo personal?
-Durísimo, al principio. Sobre todo porque se enojó y no hubo manera de mantener, al menos, la amistad. Pero bueno, yo he aprendido que en las relaciones no se fracasa. Se terminan. Si estuvo buena mientras duró, es ganancia. Muchos años de nuestras vidas la pasamos super bien juntas y yo debo agradecerle muchas cosas de mi estilo a ella. Ella sabe que fue mi gran amor musical, pero cuando se termina, se termina . No soy de quedarme pegada a ninguna idea, concepto o estilo . Para mí esto es un camino y voy siempre adelante.