La crisis del 7 de octubre, con el masivo ataque lanzado desde Gaza contra Israel por las milicias de Hamas, ha marcado un punto de inflexión en la historia reciente de Oriente Medio y ha recordado que Washington no dejará caer a Tel Aviv, aunque ello le suponga embarcarse en un nuevo conflicto, esta vez en una de las zonas más volátiles del planeta.
Además del riesgo de una guerra total en la región, para la que se prepara Israel y cuyo eco se ha escuchado desde Líbano a Yemen, esta crisis implica el retorno de Estados Unidos a Oriente Medio, con el despliegue de fuerzas navales, envío de material bélico a su aliado Israel y advertencias a Irán y otros países que han mostrado algún apoyo al grupo palestino Hamas y otras milicias árabes enfrentadas al estado judío.
Fracaso en Irak
EEUU había perdido presencia en Oriente Medio tras el fracaso estrepitoso de su estrategia bélica en Irak y después de su malogrado apoyo a una de las facciones opositoras al régimen de Bashar al Asad, en el marco de la guerra civil que asola Siria desde 2011. Al Asad siempre contó con el respaldo de la milicia proiraní Hizbulá, del propio Irán y de Rusia, que, tras la victoria sobre los rebeldes, consolidó su presencia en Siria y el Mediterráneo oriental.
Ahora, pese a estar involucrada con logística y miles de millones de dólares en la lucha de Ucrania contra Rusia, la Administración del presidente Joe Biden no duda en mandar sus cañoneras al este del Mediterráneo y en considerar la posibilidad de sumarse a otra contienda sin que el conflicto ucraniano esté resuelto.
Además, según ha indicado la cadena de televisión NBC, Washington estaría pergeñando un plan con El Cairo y Tel Aviv para abrir un paso seguro en el sur de Gaza que permita evacuar su población hacia Egipto. Tal posibilidad facilitaría la invasión israelí de la franja a sangre y fuego para acabar con Hamas. Israel ha llamado a filas a 300.000 reservistas para reforzar la campaña en ciernes.
El foco se desplaza de Ucrania
El mismo presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha indicado su temor ante la debacle que se avecina en Oriente Medio, con la amenaza de invasión israelí de Gaza como respuesta al ataque de Hamas. "Existe el riesgo de que la atención internacional se desvíe de Ucrania", ha advertido Zelenski, quien ha acusado a Rusia de respaldar, "de una forma u otra", las operaciones de Hamas.
Su enemigo, el presidente ruso, Vladímir Putin, por su parte, se ha lamentado por el "catastrófico incremento" de víctimas civiles en ambas partes, palestinas e israelíes. Putin ha abogado por la creación de un estado palestino y ha considerado la actual guerra entre Israel y Hamas como un ejemplo del fracaso de la política de EEUU en Oriente Medio. Esa política que ahora Washington pretende recuperar.
Cambio en Oriente Medio
El bombardeo incesante del territorio palestino por los misiles y aviones israelíes, con más de mil de muertos y la destrucción masiva de infraestructuras y viviendas, la subida de los precios del crudo y el envío de barcos de guerra por EEUU confirman los peores temores de Zelenski.
A los bombardeos se une el bloqueo total impuesto por Israel a Gaza, que parece vaticinar una irremediable invasión. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU ha pedido urgentemente que se abran corredores humanitarios para llevar ayuda de primera necesidad a las más de 800.000 personas que sufren el desabastecimiento incluso de agua potable.
En estas circunstancias, una contienda a gran escala entre un Israel respaldado por Washington y grupos islamistas como Hamas, la Yihad Islámica y Hizbulá, brazo miliciano de Irán en el Líbano, podría cambiar todo el mapa de Oriente medio.
El ataque de Hamas el sábado pasado fue una acción con muchos intereses detrás, algunos alejados de la causa palestina y más relacionados con la pugna de poderes en Oriente Medio, de ahí las acusaciones a Irán de haber orquestado o cuanto menos respaldado la acción.
Incluso los propios aliados de Hamas han reconocido ese visto bueno iraní a la planificación del ataque terrorista, una acción con poca lógica desde el punto de vista de la emancipación de los territorios palestinos, pues ha puesto a los cerca de 2,2 millones de habitantes de Gaza a merced de la trituradora que es el ejército israelí, bendecido por Washington sea cual sea el paso que dé.
Nueva estrategia militar de EEUU en Oriente Medio
Biden lanzó este martes en la Casa Blanca y tras hablar con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, uno de los discursos más duros de EEUU en el curso del conflicto árabe-israelí. Condenó la "brutalidad" y "sed de sangre" de Hamas, con "más de un millar de civiles masacrados", prometió ayuda militar a Israel y despachó como enviado especial a Tel Aviv a su secretario de Estado, Antony Blinken, a fin de coordinar las medidas a adoptar de forma conjunta.
La clave de lo que puede pasar en la región la dio Biden al anunciar en su discurso el "cambio" de la estrategia militar estadounidense en Oriente Medio destinado a reforzar su "capacidad de disuasión", con el traslado de parte de su flota naval al Mediterráneo Oriental y el incremento de aviones de combate en el área.
Ya ha enfilado su proa rumbo hacia las costas israelíes el portaviones Gerald Ford de propulsión nuclear, junto con su flota de ataque. Ese navío dispone de ocho escuadrones de aviones de combate y le acompañan cuatro destructores y un crucero, todos ellos provistos de misiles.
"Estamos enviando ayuda militar adicional, incluyendo municiones e interceptores para reabastecer la cúpula de hierro", explicó Biden en referencia al escudo antiaéreo sobre los cielos israelíes. El ataque de Hamas con miles de cohetes tierra-tierra tomó desprevenidos al ejército y los servicios de inteligencia de Israel, sin que tales proyectiles pudieran ser interceptados.
Biden acepta la respuesta contra Gaza
Aunque Biden no comentó la destructora reacción de Israel sobre Gaza en respuesta al ataque de Hamas ni condenó los centenares de víctimas civiles causadas por los bombardeos israelíes, en cambio subrayó que, si EEUU hubiera experimentado una agresión similar, su respuesta habría sido igualmente "rápida, decisiva y abrumadora".
"Israel tiene el derecho y la obligación de responder", espetó el presidente de EEUU.
También prometió más asistencia económica para mejorar las defensas israelíes. "Cuando retorne el Congreso a sus sesiones, vamos a pedirles que tomen medidas urgentes para financiar las necesidades de seguridad nacional de nuestros socios críticos", adelantó.
Ojo con tocar a Israel
Y lanzó una advertencia global: "Permítanme decir una vez más: a cualquier país, a cualquier organización, a cualquiera que esté pensando en aprovecharse de esta situación, solo tengo una palabra: No lo hagan. No lo hagan". El mensaje era muy claro y estaba dirigido entre otros a Hizbulá y a Irán, que, según dirigentes de Hamas, habría participado en la preparación de su ofensiva.
Los cánticos de guerra se han escuchado incluso en Yemen, donde los rebeldes hutíes, de confesión chií, amenazaron directamente con unirse a Hamas en la causa antiisraelí. "Si los estadounidenses intervienen directamente, estamos dispuestos a participar (contra Israel) con ataques de misiles, drones y otras opciones militares", afirmó el líder hutí Abdul-Malik al-Houthia.
Por eso, en su visita a Tel Aviv, el secretario de Estado Blinken tiene como prioridad saber el alcance internacional del ataque perpetrado por Hamas, conocer el tipo de ayuda adicional, además de la señalada por Biden, que puede EEUU proporcionar a Israel o el tema de la liberación del centenar de rehenes secuestrados por Hamas, entre ellos un número indeterminado de estadounidenses.
También llegó este miércoles a Tel Aviv el ministro de Exteriores británico, James Cleverly, para mostrar su respaldo y estudiar también con EEUU los escenarios de esta crisis, la más crítica que vive el estado israelí desde su creación en 1948.
Turquía pone objeciones a la involucración de EEUU
EEUU y sus aliados no solo tienen enfrente a los enemigos de Israel. Otras potencias ya han expresado su malestar ante la escalada bélica con la que Netanyahu pretende destruir a Hamas sin tener en cuenta a la población de Gaza. Así, la llegada del portaviones estadounidense y su flotilla de apoyo ha sido muy criticada por Rusia, cuyo presidente Putin ha acusado a Washington de "inflamar" Oriente Medio con el envío de esas fuerzas navales.
Pero no solo han hablado los contrincantes de Estados Unidos. Turquía, aliado de Washington en la OTAN y uno de los poderes regionales que mira con más preocupación esta crisis, se ha manifestado en contra de los pasos destinados a militarizar más la zona.
"Qué va a hacer el portaviones estadounidense cerca de Israel? ¿Por qué vienen? ¿Qué harán los barcos y los aviones que lo rodean? Atacarán Gaza y sus alrededores y tomarán medidas para cometer allí graves masacres", afirmó el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
Erdogan había ofrecido la mediación turca entre israelíes y palestinos, de forma similar a lo que hizo entre Rusia y Ucrania, sin éxito, al poco de comenzar la invasión rusa de su vecino del sur, en febrero de 2022. Entonces, la mediación turca fue desechada por Estados Unidos y Gran Bretaña.
Turquía ha acogido a miembros de Hamas en el pasado y siempre ha mantenido una posición favorable a la fórmula de los dos Estados, Israel y Palestina. Tras el acercamiento de Israel a los países árabes y la firma de los Acuerdos de Abraham con varios de esos estados, Turquía aprovechó para limar asperezas con Tel Aviv, muchas de ellas derivadas de la guerra de Siria.