Esta foto salió en la publicación número 16 de la revista Caras y Caretas, el 21 de enero de 1899, en una nota sobre la navegación en el Pilcomayo. El periodista centra el relato en un español de nombre Enrique Ibarreta que el año anterior se había adentrado en los bosques del Chaco Boreal a través del río Pilcomayo, y se encontraba perdido. Según se explica la primera parte del viaje la había hecho junto con un equipo que volvió luego a Buenos Aires trayendo consigo las imágenes que ilustran la nota. La expedición había salido de la ciudad boliviana de Yacuíba y tenía por objetivo hacer navegable los tramos del Pilcomayo que no lo fueran, para conectarlo con el río Paraguay.
El periodista califica al expedicionario perdido como un héroe porque estaba: “(...) liberando al comercio del mundo una de las más feraces regiones de esta América”. A pesar de la calificación de salvajes que le atribuye a los pueblos originarios, y de los elogios para el grupo de “mártires de la civilización”, como llama a los soldados muertos en incursiones de este tipo; las dos personas que entrevista manifiestan que las comunidades Tobas con las que se cruzaron a lo largo del camino, eran pueblos pacíficos que los acogían al llegar sin mayores problemas: “(...) son gente buena, que habla castellano, aunque poco. Comercian con el Paraguay y están acostumbrados a ver cristianos”.