El próximo 10 de diciembre se producirá un acontecimiento histórico: la Argentina cumplirá cuarenta años ininterrumpidos de democracia. Mucho tuvo que ver en el comienzo de ese camino de transición y durante su gobierno, la figura de Raúl Alfonsín. Para conmemorar ese hecho, se estrenará este viernes 13 a las 22 Ahora Alfonsín: 40 años de democracia, un documental de DIRECTV pensado para homenajear el cumpleaños que marcan estas cuatro décadas. Ahora Alfonsín se podrá ver a través de sus señales DNEWS y OnDIRECTV. Además de destacar la figura del expresidente y su papel fundamental en el proceso de transición y consolidación de la democracia, el film también da cuenta de su cooperación como líder regional en apoyo a los procesos de paz y democratización en los países de la región.

Diego Guebel, quien encabeza la productora Boxfish, comparte la historia detrás de la producción: “Cuando fuimos convocados desde DIRECTV por una idea original de Fabiana Ricagno, entendimos que era momento de reconocer y destacar el rol de Alfonsín". La dirección de este proyecto estuvo en manos de Rosario Cervio, quien ya había colaborado con Guebel en producciones anteriores. Según el productor general, Cervio aportó una visión estética y un enfoque investigativo que enriqueció significativamente el documental.

Ahora Alfonsín: 40 años de democracia se diferencia por su estilo contemporáneo, combinando narrativas históricas con recursos visuales de última generación. Y cuenta con el aporte de los testimonios de protagonistas de la época. Con una duración aproximada de 110 minutos, este proyecto demandó meses de investigación, diecisiete jornadas de grabación y ocho semanas para la edición. Los testimonios se complementan con material de archivo audiovisual inédito. El documental parte temporalmente desde la Guerra de Malvinas, que marcó el ocaso del período más nefasto de la historia argentina como lo fue la dictadura cívico-militar; luego se detiene en la transición, para hacer foco en el triunfo de Alfonsín, pasando por sus aciertos y errores, y concluye con el final de su gobierno. No es una biografía de toda la vida política del expresidente.

Guebel sostiene que el film tiene que ver con realizar un aporte a la memoria a cuatro décadas de la recuperación democrática. La hiperinflación y la salida anticipada del gobierno dejaron una imagen desdibujada de Alfonsín. En ese sentido, el productor destaca la perspectiva que da el paso del tiempo: "Nuestra mirada estaba un poco más por rescatar la figura de Alfonsín como humanista, como un demócrata". También como el hombre "que por su propio impulso y ser fiel a lo que pensaba, sacó adelante el Juicio a las Juntas", explica. "Y entre otras cosas quizás no tan relevantes como eso, pero destacadas, la Ley del Divorcio, que no existía. Es como una locura pensarlo hoy, pero no existía; lo mismo con la Ley de la Patria Potestad compartida. Todo eso pinta a la figura de un hombre muy especial y coherente y fiel a sus ideales, cosa que no es poco".

-El documental también funciona como un repaso por parte de la historia argentina a partir del recorrido por parte de la vida política de Alfonsín, ¿no?

-Claro. En realidad, no es una biografía de Alfonsín, desde dónde empezó y hasta dónde llegó. Queríamos contar el período de la transición a la democracia y la voluntad del tipo de cómo llegó a poder impulsar el Juicio a las Juntas. Y sobre todo enfocado en la figura del hombre como demócrata, como humanista, con sus cosas buenas y con sus cosas malas porque económicamente salió muy mal, pero a la distancia para nosotros eso no opaca la figura del hombre. Porque, en realidad, él vino a establecer la cultura de la democracia.

-El documental tiene un valioso material de archivo. ¿Cómo accedieron y cómo fue el trabajo de investigación?

-Ahí hay un valor muy importante en Rosario Cervio, la directora. Quería encontrar material que no se hubiera visto y también de los entrevistados, con fotos que no las encontrás si buscás por YouTube. Las ganas de conseguir ese material tienen que ver también con el efecto que causa el material de archivo: más allá que alguien recuerde y que tengas los mejores entrevistados, que está buenísimo, cuando ves el material audiovisual de la época es como una trompada que te transporta a 40 años atrás. Nosotros somos contemporáneos, lo vimos, lo vivimos, y lo emocional te lleva directamente a la otra época, más allá de lo racional que tiene el lenguaje. Por eso, para nosotros era muy importante conseguir archivo que no se había visto pensado en quienes vivieron aquella época, y en quienes no la vivieron ya que el archivo es como un camino más rápido para entrar a una historia. Es muy particular, porque te transporta inmediatamente.

-¿Qué criterios se tuvieron en cuenta para elegir a los entrevistados? Porque hay de todos los colores...

-Bueno, primero eso, que sea colorido en el sentido de que haya radicales, peronistas, miradas de tipos como Balza, Rico, gente como Alconada Sempé, gente que haya estado relacionada con los juicios y por eso también está Gil Lavedra. Es interesante por la mirada de Alfonsín que aportan. De hecho, me llamó la atención lo que cuenta Rico, cómo lo cuenta y cómo lo ve. Con la mirada de la directora, tratamos de hacerlos en locaciones naturales cerca de sus ámbitos o en sus ámbitos de laburo. A alguien que le gusta esta historia, va entrar, pero también queremos que le interese también al que quizás no la iría a buscar si no fuese porque vio el trailer, o vio algo que le llamó la atención y le gustó. Digo, como los documentales de nueva generación que no tienen una barrera desde el relato para entrar. Tratamos de poner todas las herramientas para entender lo que pasaba, más allá de lo que cada uno sepa o cuánta cultura tenga sobre lo que había pasado o si la había vivido o no.

-Señalaste dos veces el aspecto humanista de Alfonsín. ¿Crees que eso es lo que lo diferenciaba de otros políticos?

-Yo creo que, en realidad, lo que lo diferenciaba de otros políticos fue que sus convicciones, su honestidad y su personalidad estaban a tono -no porque fuese una postura sino porque él era eso- con la demanda que había en la gente en ese momento. Y creo que es único porque siempre las democracias nuevas y frágiles (como era ésta y como tantas otras) tienen esa dicotomía hasta dónde se arriesga esa democracia en función de la justicia. Mirás para atrás en la época y ves que los militares que juzgaron no fueron tipos de 75, 80 o 90 años. Eran contemporáneos de Alfonsín, gente que estaba en los cincuenta y largos. Con los riesgos que tenía, consiguió resolver lo que era la demanda de justicia por parte de la gente y, al mismo tiempo, manteniendo la democracia y sin ponerla en riesgo. En el documental ves lo que pensaban respecto del riesgo que estaba o no de alguna asonada militar.

-¿Crees que Alfonsín tuvo un reconocimiento tardío por parte de la sociedad?

-Sí, no tengo dudas de eso. Es lógico, también: a la gente le pasa lo que le pasa y en el momento había quedado marcado su gobierno como "el gobierno de la híper" y todo eso. Cuando pasa el tiempo, las cosas se ponen en perspectiva. Es como pasa a veces que decís: "Esto que había visto de tal cosa, estaba mejor de lo que pensaba, pero me di cuenta ahora". Con el gobierno de Alfonsín pasa eso. El cumplió el rol que la gente buscaba en él, que es lo que decía antes: establecer la cultura de la democracia. Y el resto de las cosas no pudo, no supo, no coincidieron... Podemos hablar horas de las condiciones, de los términos de intercambio, del momento particular del mundo, de lo que le tocó. Pero una demanda que no consiguió resolver, para mí no empaña nada de todo lo otro, todo lo contrario. Hay que destacar ahora, pasado todo este tiempo, el lugar y el rol que tuvo.

-"No sigan hombres, sigan ideas", decía Alfonsín y lo rescatás en el documental. ¿Eso habla de un político humilde?

-Yo creo que era un político muy inteligente que sabía dónde posicionarse. Comparado con muchos otros, él está más cerca de eso que decía, pero no era solo un idealista de probeta, sino que era un político de raza, con sentido práctico que muchas veces supo cómo resolver cuestiones políticas. No era como un marciano que no se movía un centímetro de sus ideas. Era también un pragmático, pero tenía una coherencia muy grande porque tomó riesgos y fue fiel a las cosas que pensaba y que había dicho.

-Jesús Rodríguez señala en una parte del documental que la democracia estuvo acosada durante todo el período de la transición. ¿Cómo lo afectó a Alfonsín? ¿Hizo lo que pudo, hizo lo que quiso?

-Como en la mayor parte de la vida de todos, creo que es un mix. Trató de hacer lo que quería hacer e hizo lo que pudo. Después, cada uno hace balances distintos. Para mí no es poca cosa que quedó configurado como el padre de la democracia argentina moderna. Era alguien que no creía en la violencia como modo de resolución de los problemas. Y esto lo puso dentro de ese marco, con todas las cosas que digamos y que no nos gusten. Podemos decir que jugó fuerte o menos fuerte, pero siempre fue adentro de la cancha. Y eso es una cancha que él marcó.

-Viendo las imágenes de la asunción de Alfonsín es fácil pensar que hoy hay más desencuentro entre los argentinos que en aquella época. ¿Vos cómo lo ves?

-Es así. Hay más desencuentro que encuentro. Esto es algo de los últimos años, de sociedades polarizadas, como pasa en Estados Unidos y en un montón de lugares que cuando se empiezan a polarizar las opiniones, en el medio no queda nada, como se va todo para las puntas. Es un poco lo que creo que estamos viendo en los últimos años. No creo que sea solo propio de Argentina. En Brasil también pasa lo mismo, por ejemplo. En el mundo se polarizaron más las discusiones políticas. No es lo mismo que lo que pasaba en ese momento.

-¿Creés que en las elecciones que ganó Alfonsín el pueblo manifestó la política que quería, pero también a lo que no quería volver, y que por eso el peronismo pagó tan caro la quema del cajón por parte de Herminio Iglesias?

-La quema del cajón es como el último clavo en el ataúd. Quedó como que eso dio vuelta la elección, lo que terminó de marcar el rumbo de esos números. Ahora, a la distancia, la gente que estaba votando había vivido no solo los años de dictadura sino los años previos a la dictadura, y con un peronismo muy variopinto que abarcaba el espectro completo de la derecha hasta la izquierda. La gente veía que, obviamente, estaba pasando una transición democrática y tenía miedo que no se hubiera renovado el peronismo. Y apostó a lo que sentía más nuevo, más moderno, más claro y que le hacía más ilusiones. Yo creo que el peronismo pensó que tenía la elección más ganada y, entonces, no tenía por qué cambiar nada. Acordate que después vino adentro del peronismo todo el movimiento de la renovación, vinieron las internas que Carlos Menem le ganó a Antonio Cafiero. Era un peronismo que después se analizó y revisó, como siempre se hace con cualquier derrota. La gente no cambia cuando le va bien, cambia cuando le va mal.

Alfonsín en sus últimos años (Imagen: Rafael Yohai).

-Una de las perlas del documental es el discurso de Alfonsín al lado de Ronald Reagan. ¿Lo recordaban, fue una búsqueda?

-Aparecía en los relatos. Creo que José Ignacio López había dicho que le habían avisado que siempre la Casa Blanca les pasa el discurso del presidente estadounidense. Pero le dijeron que se preparara porque quizás Reagan cambiaba el discurso. Y es por eso que Alfonsín también cambió el suyo y se puso vehemente con Reagan. Ahí fue cuando fuimos a buscar el material.

-¿Para vos el mayor acierto político de Alfonsín fue el impulso del Juicio a las Juntas?

-Es el contexto. El Juicio a las Juntas es lo que marca, lo que sobresale, es lo más fuerte porque era insólito que un gobierno democrático que no venía de haber derrocado una dictadura, sino que fue una transición, derogara la amnistía y que impulsara ese juicio. Yo lo complemento también con las otras cosas, como el tema del divorcio y la patria potestad compartida porque son como una pintura de la época de dónde estábamos. Suena tan increíble ahora decir que una pareja se separa y que cada uno no pueda volver a casarse y empezar y generar otra sociedad conyugal. Y eran reclamos también de la gente. Era algo que atrasaba mucho con respecto a dónde estaban las personas. Por eso digo que es un poco el todo, pero sí claramente lo que lo convirtió en un faro para la democracia fue el Juicio a las Juntas. El resto no es una referencia internacional, pero sí era importante para acá.

-Cuesta mucho imaginarse un balcón de la Casa Rosada con representantes de distintas fuerzas políticas como sucedió en la Semana santa de 1987. Hoy se habla de enemigos y no de adversarios en la política.

-Totalmente, y me parece tremendo. De vuelta: es la polarización llevada al extremo. Hace que no puedan mostrar que estén todos supuestamente pensando en el bien común y que son adversarios, no enemigos.