“Resulta cuanto menos llamativo cómo los retratos post-mortem se hayan ido desvaneciendo hasta desaparecer por completo, a pesar de que este subgénero fotográfico estuvo muy extendido desde el siglo XIX hasta la Segunda Guerra Mundial”, señala la periodista Clémentine Mercier para el rotativo Libération, recordando ejemplos emblemáticos: los rostros apacibles aunque vacíos de Víctor Hugo -inmortalizado por Nadar- o de Marcel Proust -por Man Ray-. “En nuestras sociedades medicalizadas, desritualizadas y descristianizadas, hemos perdido la costumbre de acompañar los restos de nuestros seres queridos, incluso manteniendo a niños y niñas lejos del ritual del funeral; también hemos perdido la costumbre de ver este tipo de imágenes”, reflexiona la reportera a cuento de una exposición en curso: la jugada Et nos morts? (“¿Y nuestros muertos?”), actualmente en cartel en la Maison Robert Doisneau, galería parisina dedicada a la fotografía moderna y contemporánea.
Se trata de una muestra colectiva que aborda un tema tabú en la cultura occidental: las imágenes de difuntas y difuntos, a partir de interesante consideración; a saber… “La relación que tenemos con finados y finadas habla de nuestra sociedad y de nuestra forma de pensarnos a nosotros mismos”, en palabras de la curaduría, que propone cuestionar los motivos que llevan a ocultar la muerte, a la vez que ofrece “visibilizar lo que ya no se ve, lo que rara vez se exhibe”.
Fascinante e inquietante, la exposición reúne trabajos de distintas épocas, incluidas piezas de la descollante francesa Laure Albin Guillot (1879-1962), gran dama de la fotografía de entreguerras, que antaño capturase al poeta y ensayista Paul Valéry en su lecho de muerte. Mucho más cerca en el calendario, el reciente trabajo del fotoperiodista freelance Odhràn Dunne, que documenta personal escena: el velatorio de su abuela, el adiós final. A partir de preguntarse cómo representar lo infigurable en el actual contexto de negación, Sophie Zénon presenta imágenes tomadas a momias preservadas de un convento capuchino de Palermo, Italia. Y siguen las firmas, con fotos de Irène Jonas, Beate Lakotta, Christine Delory-Momberger, Robert Doisneau, Raymond Voinquel…