El peligro no viene de lo que sabemos, ni siquiera de lo que no sabemos, sino de las cosas desconocidas que no conocemos. Gracias a este tipo de silogismos logramos entender algunas de las últimas declaraciones de Ruggeri. Decía Borges, que quizás lo más superficial del ser humano sean sus opiniones. Cierto, pero hay gente a las que le quitas las opiniones y la dejas desnuda.

El excampeón del mundo se despachó a gusto en ESPN con un extenso gemido “ultraliberal”: “Levantemos a los pobres”, dijo. “Hay que ayudar. Vamos a ayudar, loco (...). Que más tenemos que hacer los que trabajamos y nos descuentan (...). Pongansé a trabajar. No puede ser. ¿Cuántos somos, seis, ocho millones los que pagamos impuestos? Y hay que 'bancar' este festival”.

Uno recobra la esperanza cuando alguien te habla así, desde las tripas. Que dice lo que piensa, que se pone en tu piel, que no se guarda nada. Se agradece esa valentía. Además, Ruggeri te lo expresa desde un aséptico programa de fútbol. Un espacio supuestamente receloso en ventilar posiciones ideológicas. Qué talento el suyo: entre caños y rabonas se permite, además, bajarte línea en impuestos, en meritocracia, en vagos y maleantes, en “choreo”, y en asesinatos y pistolas. Todo junto. Un combo completo de estética “ultraliberal”: “Pongansé a trabajar. No puede ser. Acá, estás agazapado, te van a 'chorear'. Todos los días mueren una, dos, tres, cuatro, cinco personas. Unos pibes te hacen 'pam', te pegan un tiro y luego se van corriendo (...). Vas a Europa o a Qatar, y la gente está en la calle y sonríen, todos contentos. Aquí estás triste por que tenés que pagar estos impuestos, los otros, y no llegas a fin de mes (...). No regalen más la plata”.

Sabemos que el poder de algunas ideas poco tienen que ver con la verdad que contengan. Como ese falso constructo de que Argentina padece una de las presiones fiscales más altas del mundo. Pero el pasado no es solo historia, es también memoria. Ruggeri olvida que cuando se incorporó al Club Deportivo Logroñés, en España, su contrato recibió un corte de presión fiscal del 56%, y otro tanto, un año después, en el Real Madrid. Ello se sumó al gravamen impositivo del impuesto al patrimonio. No creo que la sociedad española hubiera recibido con agrado las declaraciones de un jugador millonario criticando la presión fiscal del país. Es más, nunca manifestó su descontento. Pero Argentina lo soporta todo. “A la gente del campo si ustedes le sacan los impuestos, y los dejan de asfixiar, la gente del campo invierte”, nos dice. Esto de Ruggeri es muy viejo, y no sucede solo con el campo. Se llama Consenso de Washington, y se resume en desregulaciones, privatizaciones, menos impuestos, y el poder magnético de posibles mercados eficientes por encima de todas las cosas.

“Hemos de afrontar el hecho de que el mantenimiento de la libertad individual es incompatible con la plena satisfacción de nuestra visión de la justicia distributiva”, decía Friedrich Hayek, mencionado por Milei en el último debate. Ruggeri te lo traduce: “A laburar vagos, que aquí no trabaja nadie. Este carnaval lo pagamos nosotros. Dejen de chupar de la teta del Estado, de 'chorear', de cobrar impuestos, y que nos maten en las calles”. Sencillo y contundente, el mensaje de un hombre que va de frente, sin esconderse, con las ideas claras, tan claras que por momentos asusta.

(*) Periodista, ex jugador de Vélez, clubes de España y campeón mundial 1979