Javier Milei dice combatir a lo que llama "casta", pero parece que para hacerlo no tiene pruritos en juntarse con quienes forman parte de ella. El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, ha recordado, a propósito de esto y del juicio en Nueva York por la expropiación de YPF, que la petrolera sufrió un golpe letal con la venta de acciones a Repsol en 1998. En ese episodio, hace ya un cuarto de siglo, fueron determinantes dos hombres que hoy están con Milei.
Roque Fernández era ministro de Economía de Carlos Menem en ese momento. Su viceministro era Carlos Rodríguez, que en julio de 1998 dejó el cargo para dedicarse a la vida académica y se fue a dirigir la Universidad del CEMA (Centro de Estudios Macroeconómicos de la Argentina). Antes de dejar el cargo, monitoreó la venta de acciones de YPF a Repsol.
Nicolás Gadano, experto en política energética y exfuncionario del gobierno de Mauricio Macri, recordó hace dos meses en Twitter que la llegada de Repsol a YPF fue gracias a Rodríguez. Fue en abril de 1998, cuando el gobierno menemista salió a vender acciones de la petrolera convertida en sociedad anónima en 1992. Fue en esa operación cuando el camino de Rodríguez se cruzó con el de una estrella del elenco actual de Milei: Emilio Ocampo.
El economista que terminó de convencer a Milei de las bondades de la dolarización trabajaba entonces en Salomon Brothers, el banco de inversión que intermedió en la operación. Gadano compartió el facsímil de una notificación oficial del Ministerio de Econnomía, firmada por Rodríguez, dirigida a Ocampo, en la que informa de la decisión del Estado de vender 71.602.199 acciones de la compañía.
La entrada de Repsol marcó el fin del proceso de privatización de YPF. El Estado vendió el 14 por ciento de las acciones a cambio de 13 mil millones de euros. Los españoles pegaron un salto de calidad, ya que con YPF en sus manos se convirtieron en la octava petrolera del mundo. Para la Argentina resultó un pésimo negocio: los niveles de reservas de petróleo y gas descendieron a niveles históricos en manos de una empresa que no hizo inversiones. La Argentina debió importar gas y petróleo, y eso llevó a la nacionalización de 2012.
Buenos muchachos
Rodríguez se graduó en la UBA y se doctoró en la Universidad de Chicago, cuna del monetarismo. De regreso en la Argentina trabajó en el CEMA y era el rector fundador de su Universidad cuando fue convocado el equipo económico de Roque Fernández. Su salida de la función pública no fue pacífica. Había pedido públicamente la privatización del Banco Nación. El jefe de la bancada del PJ en Diputados, Jorge Matzkin, pidió públicamente su renuncia.
Recibido como contador público en la Universidad de Córdoba, Roque Fernández también se doctoró en Chicago. En 1978 fue uno de los fundadores del CEMA, el think tank en el que conoció a Rodríguez. Militó en la UCeDé y desembarcó en el menemismo como presidente del Banco Central apenas Domingo Cavallo juró como ministro de Economía en 1991. Se mantuvo allí cinco años hasta la salida del padre de la convertibilidad, en julio de 1996, y lo reemplazó en la cartera económica hasta el fin del mandato de Menem, en 1999.
Cuando Fernández sucedió a Cavallo, quien lo reemplazó en el BCRA fue Pedro Pou, compañero suyo en la aventura de fundar el CEMA y, antes, uno de los integrantes de la mesa chica del Rodrigazo de 1975, que destrozó el modelo de sustitución de importaciones y sumió a la Argentina en el rentismo financiero. En 2001, tras dejar su cargo, fue acusado, junto con Fernández, de haber favorecido al desaparecido Banco Medefin en perjuicio del fisco por 30 millones de dólares. Pou también fue acusado en una causa por irregularidades en la reestatización del Banco de la Rioja y también fue procesado por enriquecimiento ilícito. Murió en 2013. Milei les da otra oportunidad a Fernández y Rodríguez.