La primera tanda de viviendas, de un total de casi 900, que se construyen en el predio de Guernica que en 2020, en plena pandemia, fue tomado por tres meses, ya supera el 50 por ciento de avance: tienen paredes revocadas, techos y, en algunos casos, los primeros cerámicos colocados.
Se trata de una inversión de más de 16 mil millones de pesos, que serán repagados por los beneficiarios y destinados a la construcción de nuevas viviendas. El jueves pasado recorrieron juntos las obras los ministros de Hábitat, Agustín Simone, de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Larroque, la intendenta de Presidente Perón, Blanca Cantero y los representantes locales de los trabajadores de la construcción, la UOCRA.
Paisaje rural
El partido de Presidente Perón, pasando Ezeiza, es el confín sudoeste del conurbano. No hay forma, ni siquiera con el ferrocarril Roca, que pasa justo detrás del palacio municipal, de llegar desde allá a la capital en menos de una hora cuarenta o dos. En auto, hay que ir y venir por las autopistas Ricchieri y Ezeiza Cañuelas, con frecuencia sobrecargadas.
Es uno de los distritos donde la ruralidad resiste. Las últimas dos décadas trajeron countries y barrios privados, que se suman a los barrios populares existentes, pero todavía predomina el verde. Las vistas son amplias. El barrio en construcción está rodeado de alambre tejido, porque de un lado pasta una tropilla de caballos y del otro una majada de ovinos. Sin la protección, los animales podrían entrar y romper materiales o lastimarse. Estamos en el conurbano no hacinado, donde el estado cuenta con más opciones para crear suelo urbano.
Ya desde la ruta, a la distancia, llaman la atención las construcciones, el movimiento. El gris del cemento, el rojo del ladrillo y el amarillo de los cascos de los trabajadores, que se recortan sobre el verde circundante y el cielo celeste y limpio. Los más de 200 operarios que trabajan ahí cada día le dieron un impulso inesperado a los pequeños comercios del barrio vecino, Numancia, en el que también se desarrollan obras de tendido cloacal.
Más allá de los testimonios, hay un indicador claro: los bolsones de materiales -piedra, arena- y palets de ladrillos que salpican las entradas de distintas casas. El mayor poder adquisitivo se traduce en mejoras o ampliaciones de vivienda. Y en algún que otro autito nuevo. Ese impacto, material y positivo, hace que estos mismos vecinos, que se opusieron con toda su energía a la toma, vean con simpatía la nueva urbanización.
La historia
En julio de 2020, la economía llevaba más de tres meses paralizada por la pandemia de coronavirus, los trabajadores informales, aún recibiendo el IFE, eran quienes más sufrían y en muchos casos no podían afrontar el pago del alquiler de sus viviendas. Otros, que vivían en situación de hacinamiento, se encontraron con la obligación de cumplir con el confinamiento en condiciones realmente dramáticas.
Esa clase de circunstancias, que fue relevada por la cartera que encabeza Larroque, sumada a la ausencia de política de vivienda para los sectores populares bonaerenses entre 2016 y 2019, desencadenó la toma. Allí acudió el estado provincial, con sus distintas agencias. “La toma fue tema central de diarios y canales de noticias, lamentablemente no ocurre lo mismo con la construcción”, sostuvo el ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés “Cuervo” Larroque.
Entre aquella situación límite y este presente hubo, primero, un trabajo de censo y relevamiento. “Inicialmente había unas 2400 familias. Algunas no eran el distrito, otras no acreditaban necesidad, finalmente quedaron unos 900 beneficiarios legítimos. No se trató sólo de conseguir una vivienda sino de garantizar condiciones mínimas durante el proceso de construcción, que fueron de provisión de materiales para los que podían hacerse una pieza más a subsidios para cubrir el alquiler. Había todo tipo de vulnerabilidades. Gracias a que las familias tenían un cierto grado de organización pudimos acompañar el proceso y atender necesidades”, agrega el ministro y militante de La Patria Es El Otro.
Construir un barrio de la nada
“En octubre de 2020 se creó la Unidad Provincial de Tierra y Vivienda, dependiente del Ministerio de Gobierno, que permitió llevar adelante la articulación de acciones y tareas de las distintas áreas provinciales para brindar una solución a las familias”, sostiene el material oficial. Y agrega, como siguiente hito, “el 13 de agosto de 2021, el gobernador Axel Kicillof, acompañado por funcionarios nacionales, provinciales y la intendenta de Presidente Perón, Blanca Cantero, anunció la puesta en marcha de un plan de desarrollo urbano para atender la demanda de las familias de la zona”.
“Nuestro ministerio lleva adelante una obra que contempla un total de 853 viviendas, divididas en 2 etapas. La primera de 160 y la segunda de 693 casas. Este proyecto también contempla la construcción de veredas, forestación y equipamiento. Además, incluye la infraestructura del barrio con redes de gas, agua potable, cloacas, pluviales, pavimentos y alumbrado público”. Estos últimos ítems, pudo saber Buenos Aires/12, están prontos a licitarse.
“Financiamos la ampliación de la capacidad del canal que atraviesa el predio con el objetivo de prevenir riesgos de inundación, con una obra que abarca 3,7 km lineales. También, la iniciativa incluye un parque lineal de 1.54 km de longitud, en el que se prevé un área de reserva ambiental y una zona de parque con un polideportivo, un anfiteatro, una pista de skatepark, juegos y bulevares”, concluye.
"Estamos dentro de la curva", afirma alguien del área técnica. Traducido, significa dentro de los plazos previstos. "Y hasta un poco adelantados", agrega. Observando la magnitud de las obras y el despliegue de recursos, es inevitable preguntarse si alguien que no fuera el estado asumiría semejante responsabilidad. Hasta acá no ocurrió.
Diez veces más
“El estado provincial, en algunos casos con financiamiento propio y en otros con fondos nacionales, ya entregó veinte mil viviendas y tiene otras cincuenta mil en proceso de ejecución (N de la R: que habitualmente dura entre doce y dieciocho meses)”, afirmó orgulloso el ministro Simone. Consultado por la comparación con el mismo número, pero de la gestión anterior, sostuvo que “ellos nunca publicaron un número. Nosotros, apelando a distintas fuentes, concluímos que entregaron alrededor de 2 mil viviendas, que eran casi todas planes federales que el gobierno de Cristina había dejado al 80 o 90 por ciento y ellos terminaron, pero no empezaron ni una”.
Es decir que la gestión Kicillof, que triplicó a la de Vidal en cantidad de escuelas, 200 a 65, “y con dos años de pandemia”, como suele aclarar el gobernador, en materia de viviendas la decuplicó. Para encarar este proceso de urbanización, el gobierno provincial aplicó a la empresa propietaria de los terrenos, Del Bellaco SRL, la ley provincial 14449, conocida como "ley de hábitat", que contempla la figura de la plusvalía urbana.
El instrumento, aprobado en 2012, generó una de las mayores tensiones entre el gobernador Daniel Scioli y su vice, Gabriel Mariotto. Este último decidió que se votara en el senado tal como había ingresado de diputados, como finalmente ocurrió, a pesar de la voluntad del gobernador de introducir cambios. El artículo más controversial, precisamente, era el que introducía la figura de plusvalía urbana, que obliga a los desarrolladores inmobiliarios de emprendimientos como barrios y cementerios privados, clubes de campo, shoppings y otros similares a ceder un diez por ciento de la superficie a ocupar.
El ministerio de Hábitat no existía, fue creado por el gobernador Kicillof. Desde entonces, en su memoria de gestión, además de las 20 mil viviendas entregadas y las 50 mil en construcción, puede exhibir la entrega de 45 mil nuevas escrituras, la urbanización de 187 barrios populares, villas y asentamientos, y el programa de créditos CREA para refacción, mantenimiento y ampliación de vivienda.
Más que casas
El barrio estará conformado por viviendas unifamiliares, de dos dormitorios, en bloques de dos, con entrada individual. Por estar construidas en zonas anegables, los responsables técnicos del proyecto decidieron que estuvieran asentadas sobre loza, que a la vez se apoya en pilotes que van de los 3,5 a los 4 metros de profundidad.
Entre las distintas tiras, hay importantes espacios verdes, que serán forestados al final de la obra. El tipo de construcción y urbanización elegida está más cerca de los "chalets californianos" que reclamaba Evita a sus funcionarios, que de las "casas baratas", históricamente asociadas a los planes sociales de vivienda.
“Un barrio no es sólo casas”, declaró la intendenta Cantero. “Son las casas, los servicios, la escuela primaria, la secundaria, la comisaría, las áreas de recreación. Todo eso está incluido en el proyecto. Para nosotros era un sueño y es una realidad. Esto sólo lo logran gobiernos peronistas”, dijo, en clara alusión a lo que se juega en el futuro inmediato.
“La mayoría de los trabajadores en esta obra son vecinos de nuestro distrito. El impacto económico en la zona es muy importante. El desafío es que nuestros vecinos no tengan que ir a trabajar tan lejos, porque acá está todo por hacer, tenemos que traer el empleo y el desarrollo y esta urbanización es un paso en ese sentido”, concluyó.