Un informe elaborado por Contextual, iniciativa del Instituto de Desarrollo Digital de América Latina y el Caribe (IDDLAC) que lucha contra desinformación y los discursos antidemocráticos, revela cómo las redes sociales amplifican el discurso negacionista de Javier Milei. “Esto atenta contra la convivencia y la paz social que supimos construir y consensuar en estos 40 años de democracia”, alertaron desde Contextual.

Los especialistas tomaron como eje de análisis las declaraciones de Milei en el primer debate presidencial, en el que negó la cifra de 30 mil desaparecidos y relativizó los crímenes de la última dictadura militar. Midieron las repercusiones en canales y perfiles de redes sociales vinculados al candidato de extrema derecha.

Break Point, el canal de un streamer vinculado al armado político de Milei, transmitió en vivo durante cinco horas y sumó casi 340 mil visualizaciones hasta el 3 de octubre. Tipito enojado, otro canal de YouTube que transmitió en vivo, alcanzó 140 mil reproducciones. Los comentarios de los seguidores y una marea de posteos enTwitter festejaron el negacionismo y los crímenes de Estado.

Estas conversaciones transcurrieron sin recibir ningún tipo de sanción por parte de las plataformas digitales que tienen reglas claras al respecto. Tanto Youtube como Twitter, en sus políticas contra la incitación o la violencia, mencionan que se sancionarán “ideologías que inciten al odio” o aquellas que nieguen “la ocurrencia de sucesos violentos bien documentados”.

Desde Contextual señalaron que "si bien el sistema jurídico argentino no penaliza el negacionismo, ya que su andamiaje constitucional prioriza altos estándares de libertad de expresión, plataformas como YouTube y X mostraron flaquezas enormes en la supuesta estructura que debería moderar, al menos, los mensajes de odio, que incluyen la negación y la relativización de violaciones a los derechos humanos mediante acciones violentas”.

Banalización a la orden del día

El estudio subrayó una preocupante banalización del terrorismo de Estado y de términos relacionados al genocidio o al Holocausto. La frivolización también fue un modo táctico y consciente de provocación, para generar atención mediática e interacciones con los usuarios más radicalizados.

Así, Mariano Pérez (@marianoperez912), el conductor de Break Point, ironizó en X sobre un cruce con Victoria Villarruel y expuso la banalización señalada. Después de mencionar a quienes habían participado en su transmisión, incluidos varios candidatos de LLA, hizo un agradecimiento: “A nuestra futura vice @VickyVillarruel por ANIQUILARME en vivo”.

En el chat de algunas de esas transmisiones en YouTube pueden leerse vítores sobre los dichos de Milei y hasta se jactan de que los desaparecidos “no fueron suficientes”. En un tuit de @TonyDecciotta, en el que se alude a la cifra de 30 mil desaparecidos, aparece una fotografía de Villarruel sosteniendo la tapa de un libro titulado Ojalá hubiesen sido 30.000. Los comentarios no fueron suprimidos al momento de terminarse el informe.

La cuenta @AbbyFerrari, en X, aludió a la transmisión de streaming de Tipito enojado, haciendo una captura de pantalla cuando el youtuber se ríe de las declaraciones del candidato a presidente. “Tipito cuando Milei dijo #NoFueron30000 somos todos”, posteó en X, adhiriendo a esa risa y utilizando un hashtag que se instaló durante el debate.

"#NoFueron30000 ni inocentes ni suficientes", posteó @Nico_26M_T en X, en un texto que la red social de Elon Musk no penalizó ni sancionó. "En Alemania, como en casi todo el resto de Europa, los negros de África están cometiendo todo tipo de atrocidades", señaló en ese mismo escrito.

“Milei no es negacionista. Habló claramente de terrorismo de estado y de Montoneros. Pasa que Milei está desenmascarando una mentira de 40 años que usaron los zurdos para cobrar subsidios por desaparecidos inventados y eso les molesta”, posteó @MiltonFriedom5 en X.

Un contexto preocupante

Según el estudio, "sobre ese 'caballito de batalla' existe un doble juego: atenuar los alcances del terrorismo de Estado en caso de que hubiese menos desaparecidos y, al mismo tiempo, extender esa imprecisión numérica a una supuesta maniobra intencionada de corrupción".

En conclusión, "el contexto resulta preocupante para la paz social y un diálogo mínimamente democrático, ya que discutir la cifra, que es, por cierto, un número abierto, no esmerila ni atenúa la crueldad del terrorismo de Estado, al tiempo que parece abrir la puerta para discutir cuestiones zanjadas por la Justicia a lo largo de 40 años de democracia".

Así, Milei y Villarruel "parecen haber subido la apuesta en este terreno y arrasar con los consensos básicos de la democracia, tanto desde lo político, como desde la Justicia y organismos de Derechos Humanos de lo más diversos y utilizan las plataformas virtuales para amplificarlos sin límites".