En la sesión de la semana pasada en la Cámara de Diputados de la Nación, junto con las leyes de Devolución del IVA y Alquileres, se logró la media sanción de la Ley de Promoción de la Industria del Calzado, por la que trabajamos arduamente durante el último año, junto con las cámaras y el sindicato. La experiencia lo confirma: destruir, aplicar motosierra, es fácil y rápido, mientras que construir es lento y complejo, pero no hay otro camino hacia el bienestar y el desarrollo.

La ley fue votada por diputados de casi todas las fuerzas, lo cual confirma el espíritu de época que encarna y propone nuestro candidato a presidente, Sergio Massa, al igual que nuestro gobernador, Axel Kicillof: las buenas leyes, las que fomentan la inversión, el empleo y la producción, es decir, el interés general, están por encima de las diferencias políticas. No es necesario mirar muy lejos para comprender la importancia y los resultados que puede ofrecer este nivel de madurez.

Nuestro vecino, Brasil, es un jugador global en las industrias automotriz, aeronáutica, electrónica y farmacéutica. Su entramado es fruto de la visión de estadistas como el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, o de quien fuera ministro de Asuntos Estratégicos de Lula, Roberto Mangabeira Unger; y es tan sólido que rápidamente la economía comienza a reponerse del proceso de primarización al que la sometió Jair  Bolsonaro. Pero Brasil no pasó del azúcar a la industria pesada de manera inmediata. Hubo, y hay todavía, estaciones intermedias: la industria liviana es una de ellas. 

El calzado es un ejemplo de industria liviana con enorme poder dinamizador para las economías locales. Paquetá, inaugurada en 2007 por el entonces presidente Néstor Kirchner junto con Cristina Fernández, antes de cerrar por el industricidio macrista en 2018, era el mayor empleador privado de la ciudad de Chivilcoy. Lo mismo ocurría con otras fábricas ubicadas en Las Flores, Luján y Coronel Suárez, Catamarca, La Rioja y Misiones. Es un vector de desarrollo para las ciudades medianas, justo cuando necesitamos descomprimir el conurbano y generar empleos y proyectos de vida más allá de la ruta 6, la General Paz del conurbano.

En nuestro proyecto, “Chivilcoy Productivo”, esta ley es uno de los tres pilares, junto con la universidad de Chivilcoy y el sector agropecuario. Una ciudad como la nuestra debe contener a sus pobladores y ofrecerles oportunidades en todas las etapas de la vida. Una universidad para que estudien todos, especialmente aquellos jóvenes que hoy no pueden hacerlo porque sus familias no pueden afrontar la inversión que requiere mandarlos a Buenos Aires, La Plata o Luján, y un parque industrial activo y pujante, que demande trabajadores cada vez más calificados.

En estos tiempos, en que los intendentes pelean entre sí por atraer inversiones productivas, nosotros acabamos de dar una señal hacia todo el país. Logramos la media sanción de una ley cuyo texto fue acordado por el sindicato UTICRA (Union de Trabajadores de la Industria del Calzado de la República Argentina) que conduce Agustín Amicone, la Cámara de la Industria del Calzado que preside Alberto Sellaro y la Cámara de Proveedores de la Industria del Calzado que encabeza Hugo Álvarez. Es decir, por los principales actores de esta cadena de valor.

La misma contempla la sustitución de pares terminados importados por componentes para aumentar el ensamblado local y la sustitución gradual de componentes importados por otros de factura nacional, para aliviar la recurrente restricción externa. Incluye también un blanqueo de la actividad, para combatir y reducir la informalidad, uno de los males de nuestra economía, una política de precios más amigable para el merado interno, nadie exporta sin un mercado interno vigoroso, y la creación de un Instituto del Calzado, como cabeza de todo este andamiaje, capaz de detectar y crear nuevas oportunidades y desarrollos.

Esta ley es, además, un ejemplo por la positiva de lo que puede lograr la sinergia entre los distintos niveles del Estado. Contamos, para cumplir este objetivo, con el compromiso de nación y provincia, en cabeza del secretario de Producción, José Ignacio De Mendiguren; el ministro de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica de la Provincia de Buenos Aires, Augusto Costa; y el de Trabajo, Walter Correa. Si en lo sucesivo, el ejecutivo local estará alineado o no con esta agenda productivista, es algo que definirán los ciudadanos de Chivilcoy en una semana.

Agradezco y felicito a todos los que hicieron su aporte en este arduo camino. A la espera del pronto tratamiento de la Ley del Calzado en el Senado, y su sanción definitiva, estamos seguros de que nos merecemos una pronta celebración en Chivilcoy, encabezada por el futuro presidente de los argentinos, Sergio Massa.

(*) Diputada nacional y candidata a intendenta de Chivilcoy