La última semana de Patricia Bullrich la llevará a hacer una serie de cierres de campaña en los que considera puntos neurálgicos a la hora de recuperar los votos que le fueron esquivos en las PASO, con los que confía entrar al ballotage, sobre todo después del golpe económico de la última semana. Los últimos cierres estarán destinados a las grandes provincias: Santa Fe, Córdoba y el final será en la provincia de Buenos Aires, más precisamente, en Lomas de Zamora. La estrategia electoral no variará en la última semana: insistirá en que ella tiene los equipos económicos, los gobernadores, intendentes y bloques parlamentarios para un cambio seguro, mientras que Javier Milei carece de todo eso.

Aunque vienen corriendo de atrás la competencia para ver quién entra al ballotage con Sergio Massa, en los últimos días en el equipo de campaña de Bullrich se respira un moderado optimismo. Sus adláteres imaginan que la disparada del dólar, el número de la inflación de dos dígitos en septiembre y otras variables lo tienden a hacer caer a Massa y le dan chances a ella de disputar la presidencia. Además, remarcan que los datos propios no les dan que Milei se despegue notablemente.

Patoneta

El motorhome de Bullrich va a tener que hacer horas extra en la última semana porque hay un cierre programado por día y en distintos puntos del país. El primero, el lunes, será con Jorge Macri en la Ciudad de Buenos Aires. Se trata del bastión del PRO, donde Bullrich busca mejorar sus performance.

El martes viajará a Cuyo, una región del país que a partir de diciembre será completamente gobernada por Juntos por el Cambio. Ese es el sentido de los cierres en ese área: mostrarse con gobernadores electos. Estará en San Luis con Claudio Poggio, en San Juan con Marcelo Orrego y finalmente en Mendoza, con su aliado Alfredo Cornejo.

El miércoles le toca a Santa Fe y a otro gobernador radical electo: Maximiliano Pullaro. Allí Bullrich aprovechará para reiterar sus recetas para combatir el narcotráfico. Ese mismo día se trasladará a Córdoba, la provincia de los amores cambiemitas que se pintó del color de Milei en las PASO. El objetivo es volver a pintarla de amarillo.

Y el jueves será el último cierre de campaña antes de la veda, y el lugar es la provincia de Buenos Aires, con Néstor Grindetti. Será un intento de lograr hacer esta vez sí ese acto, dado que en las PASO se debió suspender por el asesinato de la niña Morena en Lanús, que es el distrito que gobierna Grindetti y era donde Bullrich iba a hacer su cierre de campaña. El cierre en este caso será en Lomas de Zamora, para maximizar las críticas por el affaire de Martín Insaurralde. Esa última foto buscará que Bullrich se ponga al frente de un Juntos por el Cambio unido.

Sin cambios

Según comentaron a este diario, la estrategia para la última semana no será diferente a las anteriores. Solucionadas las interferencias con Mauricio Macri (o eso esperan en el comando de campaña), Bullrich volverá a machacar sobre el eje de que ella tiene más experiencia gobernando, está más preparada, tiene los equipos económicos, tiene gobernadores, más de 500 intendentes y bloques legislativos numerosos para enfrentar un gobierno. La campaña es todo por la positiva, pero el mensaje implícito que a nadie se le escapa es que Milei no tiene nada de eso.

A su vez, Bullrich decidió jugar otra carta ante el derroche de testosterona y motosierras que es la campaña de Milei: en sus últimos mensajes Bullrich se muestra maternal, habla de que va a cuidar a la población y busca ejercer una suerte de rol de contención ante la angustia. El eje discursivo de ser la madre ("La abuelaza", bromean en su entorno) busca convocar al voto femenino que es esquivo a Milei, y también a todos los sectores de la población que puedan sentir rechazo al despliegue de violencia verbal del candidato de La Libertad Avanza.

Si bien ya no se pueden hacer públicas encuestas, Bullrich sigue encargando para consumo privado y las mira con lupa. En los últimos días, se muestran en su entorno moderadamente optimistas, aunque advierten que con un electorado en un estado tan volátil todo puede pasar el 22 de octubre.