La camiseta es la piel, el manto sagrado, el santo sudario de las y los fanáticos del fútbol, que encuentran también en y a partir de ello, una excusa para juntarse, conocerse, indagar, investigar y por qué no, viajar hacia nuevas latitudes ampliando los lazos de hermandad camisetera.
Así fue que el 10° Encuentro Camisetero, una iniciativa nacional que aglutina a coleccionistas de remeras de fútbol llegó hasta la provincia de Salta, saliendo por primera vez de la Ciudad de Buenos Aires y sorprendiendo a propios y extraños al generar una convocatoria que rebasó todo lo esperado.
Las instalaciones de la Usina Cultural de la ciudad de Salta, sede del encuentro realizado el pasado sábado 7 de octubre, se vieron desbordadas por fanáticos que revivían recuerdos, intercambiaban experiencias, evacuaban dudas y extendían preguntas e inquietudes a los expositores llegados desde diferentes puntos del país y la provincia.
“Sabíamos que Salta es muy futbolera, pero estábamos con la incertidumbre de saber qué iba a pasar con la gente cuando lleguemos. Nosotros ya tenemos nuestro público, nuestra ‘quintita’ y ahí estamos cómodos, pero si nos alejamos y nos alejamos tanto, ¿Vamos a tener suerte? y hoy rompimos récord”, comenta con emoción Eduardo Agro, oriundo de Buenos Aires y uno de los organizadores del evento.
“En pandemia, con todos encerrados, explotó más aún el conocimiento. Algunos ya nos conocíamos y empezamos a hacer live's de Instagram. Una vez que se empezó a abrir todo dijimos, ‘¿y si nos juntamos?’, entonces empezaron los encuentros, en una casa, en plazas, y surgió el primer evento en Buenos Aires”, cuenta Agro.
Los primeros encuentros reunían alrededor de 12 participantes, y fueron creciendo exponencialmente hasta llegar a 28 stands dejando gente afuera. “En marzo de este año el salteño Raúl Siares en una cena dice ‘¿les gustaría ir a Salta?’, nos empezamos a mirar y dijimos ‘sí, vamos’, y hoy estamos acá”.
El mencionado Siares es el responsable local de la organización del evento, y también fanático camisetero, quien se llena de orgullo por haber logrado trasladar el encuentro hasta su amada provincia de Salta. “Traer esta locura a mi provincia es un sueño, porque era la idea que la gente de acá interaccione con gente de afuera y vea las cosas impresionantes que tiene”.
Uno de ellos es Hernán, de profesión médico y fanático del coleccionismo de camisetas extrañas y sobre todo del ascenso y el interior del país. Una de las grandes perlitas que posee es “el Club Atlético Biblioteca River Plate de Bell Ville, Córdoba, un club que se fundó hace 100 años. Era gente de Córdoba hincha de River e hincha de Boca. Entonces hicieron un sorteo y el que ganaba le ponía el nombre, y el que perdía, los colores. Parece que ganó River Plate y con los colores se quedó de Boca”, comenta entre risas.
Hernán agrega: “Como vinimos a Salta quise traer cosas que sean representativas para la provincia, entonces traje camisetas de clubes que se llaman Güemes de todo el país: Güemes de Paso de los Libres Corrientes, Güemes de Bariloche, Güemes de Chos Malal, Neuquén; Güemes Santiago del Estero, Güemes de Tartagal, Güemes de Metán, y también el equipo Centro Salteño de Río Turbio, y el Club Atlético Salta, de la gente de Las Heras, Santa Cruz”.
El Albo dice presente
Más allá de los expositores que arribaron con remeras de los equipos de sus amores y rarezas varias desde diferentes puntos del país, los clubes locales no podían dejar de tener su espacio y dijeron presente en la cita camisetera.
Este es el caso del club de la calle Vicente López, Gimnasia y Tiro. “Es la primera vez que se hace algo de este tipo acá en Salta y estoy muy contento de poder participar mostrando algunos de estos tesoros”, comenta Facundo “Mono” Vallejo, coleccionista e historiador del Albo. “Uno tiene las camisetas guardadas en la casa y poder exponerlas, que la gente las vea y que te diga ‘che, yo tenía esta’ o ‘tenía ésta de chico’, y ahí surge una historia que te cuentan. Tienen un valor sentimental muy grande, entonces la gente a través de las camisetas recuerda esos momentos, muchos de su infancia”.
Vallejo se enorgullece de representar al millonario, el equipo de sus amores, el club nacido hace 121 años que con su historia atravesó todo el siglo XX, siguiendo hoy con gran actividad deportiva. “Cuando veo las camisetas me acuerdo de esa temporada, obviamente las más recordadas son las del ascenso. En las camisetas están reflejadas las alegrías, los momentos que no fueron tan alegres, en definitiva, el paso de los años”.
Y si de temporadas recordadas se habla, el Mono, como todos lo conocen, muestra la joyita que lleva con orgullo: “la camiseta que tengo puesta es la de Rueda que usó en el partido del ascenso en Córdoba contra Talleres en el 97. Además es de mangas largas, algo que a partir de la incorporación de las camisetas térmicas, se fueron dejando de hacer. Y después otras joyitas que tengo son la del ascenso del 93 y con la que se jugó en primera división”.
Las formas en que las camisetas llegan a manos de los coleccionistas son diversas. En el caso de Vallejo y su joyita del 95, “llega a través de un amigo que la quería vender, pero no a cualquiera, me la quería vender a mí porque sabía que yo le iba a dar otro valor, que no la iba a revender, cambiar o usar de cualquier manera”.
Reliquias cuervas
Central Norte, el equipo nacido con las vías del ferrocarril como guardián y testigo, estuvo presente en el Encuentro Camisetero gracias Matías Zurita y un grupo de amigos Cuervos que se organizaron para juntar la mayor cantidad de mantos sagrados históricos y actuales. “Personalmente tengo la perspectiva de que en estos tiempos los jóvenes viven muy el presente, muy el día, entonces tratar de acercar historia a través de las camisetas de fútbol, es un hecho loable”, comienza su reflexión Zurita.
“Hay que dar una suerte de batalla cultural que estamos viviendo, y tratar de transmitirles a las nuevas generaciones que Central Norte no es solo el presente, sino que es un club centenario que ha tenido una constitución especifica, pensar en cuáles han sido nuestros orígenes, cuáles han sido los procesos sociales, culturales y políticos por los que atravesó el club, tanto sus dirigentes como sus jugadores. Es una posibilidad que se abre a partir de coleccionar y mostrar camisetas, surge una pequeña puerta hacia ese mundo”.
Si bien el espacio resultó reducido por la gran cantidad de participantes, los Azabaches trataron de sintetizar toda esta rica historia en el espacio que tenían asignado. "Nuestras reliquias son las camisetas grafa, son camisetas percudidas y hablan de la historia de la camiseta, camisetas que no estaban a la venta, o sea que sí o sí son de algún jugador, de alguien que defendió los colores de Central, que defendió los colores de la institución”.
Matías muestra con orgullo una camiseta de principios de los años 80, haciendo énfasis en el paso del tiempo, mostrando cómo en una simple tela se puede ver todo el esfuerzo, la pasión de aquellos jugadores que con un deporte lejos de la hiper-profesionalización que hoy se vive, dejaban todo en la cancha desde el norte del país.
“Es importante que la gente se interiorice, que averigüe sobre la historia, sobre los orígenes, que se acerque a esto que es un mundo que ronda entre lo imaginario y lo real, donde tenemos la posibilidad de simbolizar hacia atrás qué pasó con Central, cómo se constituyó, dónde estuvieron sus canchas, quienes fueron los dirigentes, cómo se armó un club, o porqué decimos que a Central Norte lo hace su gente… habla mucho de la historia. Entonces, poder llegar a ese conocimiento te da la posibilidad de entender en términos generales la idiosincrasia del hincha Central Norte”, remarca Matías Zurita.
Espacio Santo
El espacio del equipo de la Lerma, del Santo, Juventud Antoniana, estuvo ocupado por varios coleccionistas que llegaron desde distintos puntos del país y se repartieron las camisetas a exhibir. Sin embargo, el coleccionista número 1 es Raúl Siares, en su triple rol de expositor, organizador y anfitrión del Encuentro.
“Coleccionar camisetas para mi es una demostración de amor, de sentimiento hacia la institución, hacia el club que amamos, este fue realmente mi primer amor. Desde que tengo noción, toda mi vida estuvo ligada la institución. De hecho, mi hijo se llama Santo mi hija se llama Jazmín Antoniana. Juventud es un estilo de vida para nosotros”, comenta Siares.
El amor cabalmente demostrado por Siares queda plasmado en sus 199 camisetas de utilería que posee con su familia, que está en vistas de organizar un museo propio. "Las camisetas te muestran la historia de Juventud Antoniana, y los momentos que pasamos, malos con descensos, buenos con campeonatos, pero siempre con el sentimiento intacto”.
“Detrás de cada camiseta hay una historia; primero de cómo llega a vos, y después lo que es ligado a lo deportivo”, subraya Siares y agrega: “Tengo una camiseta de 1968, una camisa de juego le decían. Está hecha en un negocio que realizaba ropa de trabajo e indumentaria deportiva, entonces en ese momento no había apliques de escudo ni nada del estilo, solo conjugaban los colores, cuello, bolsillo”.
Por otro lado, Siares muestra otra reliquia con la banda azul cruzando el pecho, “esta fue utilizada en juego en 1943, realmente son artesanales, es una obra de arte. Se fueron cosiendo punto por punto, todo a mano. Es una camiseta que está muy bien cuidada ya que tiene más de 82 años”, explica el coleccionista y fanático Santo.
Matías Zurita esboza una reflexión que sirve como broche de oro, “Este encuentro representa la diversidad y al mismo tiempo tiene algo homogéneo; hay algo que nos unifica que es la pasión de cada uno por su club. Porque más allá del color, la pasión cada hincha la vivencia de una manera similar; la gran diferencia entre alguien como yo que sigue a Central Norte y otro de distinto equipo, es la elección del club, pero el sentimiento es muy similar. Entonces estos encuentros dan una de sensación de comunidad”.
Colmado de coleccionistas, curiosos y memoriosos del deporte, así transcurrió el 10° Encuentro Camisetero en la Ciudad de Salta, prometiéndose entre los mismos organizadores volver lo más pronto posible para seguir avivando la llama de una provincia de respira fútbol a sol y sombra.