La histórica asamblea de Abya Yala tuvo su lugar en el centro cívico de Bariloche. Con casi cinco horas de duración se convirtió en una de las actividades más concurridas de ayer. Con una ceremonia inaugural comandada por las mapuches y con la insistencia en instalar que la lucha está en la defensa del territorio y que ese territorio incluye un vínculo con la naturaleza ancestral que hoy está en riesgo. Esta idea fue la que atravesó todo el Encuentro, de varias formas y con una ciudad que pone a la naturaleza en primer plano. Al menos a la vista. “Lo que no se ve es que esta tierra fue arrasada por el genocidio indígena y que hoy estamos aquí para defender la tierra con nuestra vida” dicen en la inauguración, de muchos modos. Con tambores, en quechua, en mapuche. Las primeras en tomar la palabra son Lolita Chávez de Guatemala, la Machi Betiana Colhuan de Puelmapu, Adriana Guzman y Jimena Tejerina de Bolivia.

Flores y ofrendas, fotografías y consignas, batucada y canto, silencio y grito. Los pares forman coreografía que todavía cuesta comprender, que parece menos audible pero que sin duda fue una marca de este Encuentro realizado en territorio mapuche.

La lista de intervenciones fue muy extensa: racismo, cuerpos, abusos en la infancia, derecho al aborto, seguro legal y gratuito, solidaridad con el pueblo palestino, la lucha de las mujeres curdas, la defensa de la Educación Sexual Integral y Derechos Humanos fueron algunos de los temas que se expusieron durante la Asamblea.

La candidata a presidenta por el Frente de Izquierda, Myriam Bregman también estuvo presente: “Nadie puede apropiarse de la palabra libertad. Es nuestra palabra. Los feminismos vienen avanzando a pasos agigantados, y no podemos separar la lucha por el territorio de todas nuestras luchas. Vienen a por los territorios y ahí nos van a encontrar a las mujeres” dijo en una breve intervención que fue ovacionada.

El lunes por la tarde habrá una marcha hacia el territorio donde la comunidad Lafken Winkul Mapu fue reprimida y desalojada en Villa Mascardi en 2022. Producto de este operativo Jéssica Bonnefoi Carriqueo Antimil permanece en prisión domiciliaria.

Desde la asamblea reforzaron esta convocatoria a marchar al territorio porque consideran crucial poder darle visibilidad a este conflicto en el marco del Encuentro Plurinacional. La elección de esta sede tiene su origen en este hecho que sucedía en simultáneo a la inauguración del Encuentro número 35 en la provincia de San Luis. En ese octubre, siete mujeres de la comunidad Lafken Winkul Mapu fueron detenidas en Villa Mascardi luego de la represión y desalojo. Entre las mujeres había una embarazada de 40 semanas y la prima de Rafael Nahuel, asesinado en 2017 en una represión en la misma comunidad. Fueron llevadas intempestivamente al penal de Ezeiza en un procedimiento comandado por el ministro de Seguridad Aníbal Fernández y la jueza federal Silvina Dominguez. El repudio a este hecho costó la renuncia de la en ese entonces Ministra de mujeres, género y diversidades Elizabeth Gómez Alcorta.

Foto: Jose Nicolini.


“Pasarela de la precariedad”

Las trabajadoras de las casas particulares se las ingeniaron para visibilizar la precariedad, el racismo y la pobreza que rodea lo que ellas consideran un trabajo digno en indignas condiciones. Para eso desplegaron un desfile en el centro de la Plaza. Con pelucas de colores y delantales desfilaron de un extremo a otro mientras desde los parlantes se anunciaba la última colección de la temporada: “Presentamos la colección ´Eres como de la familia´, con la modelo que lleva cinco años trabajando cama adentro, no se puede ir cuando quiere sino cuando la dejan, los niños la quieren y por eso los cuida todo el tiempo y siempre tiene que usar uniforme porque es ´como de la familia´”.

La parodia fue muy ocurrente y apeló a visibilizar la lucha de las trabajadoras de casas particulares organizadas que exigen el reconocimiento de los trabajos de cuidado, un reclamo que tiene derechos adquiridos cocinados al calor de estos Encuentros pero al que le quedan todavía muchas batallas por dar.

Los trabajos de cuidados aportan a la economía global, por eso en este Encuentro hubo una enorme presencia de trabajadoras domésticas organizadas que vinieron de distintos lugares del país y de América Latina a participar del primer taller que se hizo con esa temática en la historia de los Encuentros.

Hace 20 años que en Argentina existe una regulación para trabajadoras domésticas, se trata de la ley 26.844 de Régimen Especial de Contrato de Trabajo para el Personal de Casas Particulares, fue el reconocimiento a un sector híperfeminizado, considerando que las tareas de cuidado deben estar bajo el amparo de todos los derechos laborales. Según el Ministerio de Trabajo, antes de la pandemia el porcentaje de mujeres que realizaban trabajo doméstico era del 99,3%.

La idea del desfile es una idea compartida por el colectivo Territorio Doméstico, una organización madrileña que lleva 15 años luchando por el reconocimiento de los derechos laborales de las empleadas del hogar y las cuidadoras.

Gabriela Pineda pertenece a la Red de Trabajadoras Domésticas de Honduras: “Lo importante es que se reconozca socialmente y jurídicamente los derechos de las trabajadoras de los hogares. Nos reconocemos como trabajadoras” dice mientras espera para hacerse la foto post desfile.

Respecto al la performance en la que participaron 15 “modelos”, explica que la idea es mostrar las “tendencias” de las empleadoras y los empleadores respecto al trabajo doméstico. Es un trabajo naturalizado para las mujeres más empobrecidas y racializadas. Muchas veces pasa que esas mujeres que nos emplean, y esto es muy doloroso, piensan que nos están haciendo un favor y no dándonos un trabajo”, explica Gabriela que a sus 12 años comenzó a trabajar en una casa particular porque su madre hacía años que trabajaba allí: “Este trabajo es generacional, mi madre fue trabajadora doméstica, la empleadora le dijo a mi mamá que podía llevarme al trabajo y ahí empecé a trabajar”. Gabriela explica que ella está orgullosa de ser trabajadora doméstica: “lo indigno no es ser trabajadora doméstica, lo indigno son las condiciones”.

En Honduras hay 139 mil trabajadoras de hogares, racializadas e indígenas. Gabriela llega por primera vez al país para participar del Encuentro Plurinacional y asegura que se trata de un evento único que potencia y revitaliza una lucha clave para las economías globales y regionales: “este trabajo aporta a la economía global y a los estados individualmente y eso tiene que ser visibilizado”.