Las organizaciones sociales de la UTEP llegaron a un acuerdo interno y, frente al avance de los sectores de la derecha, irán a sus primeras elecciones con una lista de unidad. La principal novedad de ese acuerdo es un recambio en la conducción: luego de cuatro años de dirigirla, Esteban “Gringo” Castro va a dejar su lugar a Alejandro Gramajo, referente -como él- del Movimiento Evita. De 42 años, militante social desde su adolescencia -que coincidió con los finales del gobierno menemista-, Gramajo ha mantenido un bajo perfil, pero es ampliamente conocido en el ámbito de los movimientos. Se formó con Emilio Pérsico, con quien trabaja en la secretaría de Economía Social.
Gramajo nació en 1981, en la Capital Federal, aunque se crió en Marcos Paz, un distrito semirural pegado a Merlo y Moreno, en un barrio popular. Viene de una familia humilde y es parte de la generación que vio a sus padres quedar desocupados, en los años más duros del neoliberalismo, y recomponerse sólo a medias, changueando.
Su papá trabajó como ayudante de limpieza en el Sanatorio San Patricio, una clínica que quebró durante el gobierno de Fernando De la Rúa, en el 2000, dejando a sus 800 trabajadores en la calle.
Empezó a militar, en ese fin de siglo, cuando a los trabajadores informales se les veía nada más que como desocupados, en el Movimiento Plátano - una agrupación que en lo social mezclaba pibes de barrio, militancia estudiantil y universitaria, y en lo político a izquierda y peronismo. El nombre del movimiento aludía a un árbol típico en las veredas de Marcos Paz, pero era también una negación del símbolo fundamental del capitalismo, Plata-no.
Años más tarde, su militancia lo llevó a vivir en Venezuela, entusiasmado con el gobierno de Hugo Chávez. De regreso al país se sumó formalmente al Movimiento Evita, del que fue secretario de Organización -primero bonaerense y después nacional-. En los movimientos sociales nadie le dice Alejandro; Gramajo es más conocido como “Peluca”, un sobrenombre preexistente a la irrupción de Javier Milei.
Unidad
La lista de Unidad para las elecciones de UTEP despejó algunas especulaciones que circularon en los últimos meses sobre que el Movimiento de Trabajadores Excluidos, que Juan Grabois ayudó a construir, podía presentarse a la elección con una lista propia, aliado a otras organizaciones sociales, versiones nacidas de las conocidas diferencias políticas entre el MTE y el Evita. Sin embargo, el MTE se sumó finalmente a la lista de Unidad y llevará a una de las vocerías de UTEP a su referente nacional Nicolás Caropresi.
Junto con el Gringo Castro también dejará su cargo en la conducción Gildo Onorato. En las PASO de agosto, ambos dirigentes del Evita se diferenciaron del ala más política de su movimiento, encabezada por Fernando “Chino” Navarro, al apoyar la precandidatura presidencial de Juan Grabois y no a Sergio Massa. Con todo, ambos aseguran que su alejamiento no tiene que ver con esa posición y anticipan que seguirán trabajando dentro de la UTEP. Castro dijo en este sentido que quiere dedicarse a temas pendientes, como la organización de las ramas de la UTEP. Algunos movimientos ya tienen sus propias ramas (de Construcción, de Trabajos de Cuidado, de Vendedores Ambulantes), pero no la UTEP, y esto quita a sus trabajadores la fuerza requerida para instalar su agenda.
Las elecciones están previstas para el 29 de noviembre. Como preparación para lo que serán sus primeros comicios, la organización hizo una campaña de afiliaciones, con la que llegó a 400 mil inscriptos.
En la lista de Unidad ya fueron definidos los lugares principales, aunque aún restan algunos por definir.
Dina Sánchez (Frente Darío Santillán) y Norma Morales (Somos Barrios de Pie) renovarán mandato como secretarias generales adjuntas; Johana Duarte (Evita) será la nueva secretaria Gremial (en reemplazo de Gildo Onorato) y Ramiro Berdesegar (CCC) será secretario de Organización, asumiendo una vocería que hasta ahora ejercía Juan Carlos Alderete, hoy diputado nacional.
Gramajo
--¿Qué rol quiere darle a la UTEP en el período que viene? --preguntó Página/12 a Gramajo.
-- Como país atravesamos un proceso electoral complejo, no sabemos lo que va a venir y mucho del rol de la UTEP va a depender del resultado de las elecciones. Pero está claro que defendemos a 8 millones de trabajadores de la economía popular, que trabajan sin derechos. En los últimos 6 o 7 años las propuestas más avanzadas para intentar resolver los problemas estructurales de estos trabajadores salieron de los movimientos sociales: el registro de barrios populares, el Renatep, la ley de emergencia social, la de emergencia alimentaria. La UTEP tiene que seguir representándolos y proponerse la unidad de todos los movimientos populares.
--¿Cómo explica el crecimiento del odio contra los piquetes y las organizaciones sociales?
-- Creo que tiene que ver con una campaña muy fuerte que busca desvalorizar, estigmatizar, desorganizar a los movimientos. Esa campaña prendió porque los movimientos sociales somos el resultado del fracaso de la política, y esta es una realidad que muchos sectores no quieren ver: les resulta más fácil la desvalorizar y estigmatizar. Es difícil contrarrestar lo que los medios instalan sobre las organizaciones sociales; sin embargo, si vas a una barriada, vas a encontrar un centro de salud comunitario, una unidad productiva, un centro comunitario, un comedor. En el barrio no nos putean, porque todos los días resolvemos problemas.
-- ¿Le sorprende que el voto a Milei haya prendido en los barrios?
-- Es que hay pibes que crecieron viendo a su papá desocupado, y que en el barrio ven que el Estado sólo aparece en la forma del patrullero o cuando hay una campaña electoral… con ese pibe yo seguramente tengo coincidencias en cuanto al enojo. Es lógico que estén enojados, porque hay muchos problemas que resolver.