El juicio oral y público que en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 1 de Salta se sigue por las detenciones ilegales y las torturas que en enero de 1977 sufrieron trabajadores de la empresa de transporte La Veloz del Norte seguirá el miércoles próximo, día en que declararán el empresario Marcos Jacobo Levín y ex ejecutivo de la transportista Jorge Antonio Grueso.
Así lo anunciaron sus defensas, los abogados Roberto Lescano y Marcelo Arancibia, al concluir la última audiencia de la semana pasada. Esta sería la primera vez que Levin se allane a responder preguntas de la fiscalía y la querella. Levin ya fue juzgado y condenado en 2016 por el secuestro y las torturas a Víctor Cobos, que era empleado de La Veloz del Norte y era delegado de la UTA en esa empresa. Cobos fue detenido ilegalmente a finales de enero de 1977 junto a otras 21 personas, todas trabajadoras de La Veloz. Todas fueron denunciadas por Levin por un supuesto fraude a la empresa, hecho que nunca fue probado.
En este proceso se juzga a Levin por las detenciones ilegales y los vejámenes en perjuicio de 16 estos trabajadores. También el ex comisario Víctor Hugo Almirón, que era jefe de la Comisaría Cuarta, donde estas personas fueron torturadas, está siendo juzgado en relación a 16 trabajadores. Él también fue condenado en 2016 en relación a Cobos. En su caso, el defensor oficial Federico Petrina, que lo asiste, dijo que anunciará este miércoles si declarará o no.
En cambio, Grueso, que también está involucrado en estos hechos, está afrontando un juicio por primera vez, en su caso la acusación es por delitos cometidos en perjuicio de 17 trabajadores. Además de la acusación por los secuestros y torturas a Miguel Ángel Rodríguez, Ciriaco Nolberto Justiniano, Juan Alberto Alonso, Rubén Héctor Vrh, Manuel Eugenio Modad, Carlos Lídoro Aponte, Jorge Arturo Romero, Aurelio Rada, Oscar Horacio Espeche, Sebastián Lindor Gallará, Carlos Horacio Pereyra, Jorge Francisco Delaloye, Emilio Bórquez, Carlos Eugenio Bais, Norberto Bórquez y Sonia Rey, se lo juzga en relación a Cobos.
Es de esperar que Levin como Grueso intenten reforzar la línea de defensa que vienen planteando sus abogados, que en la audiencia del jueves último convocaron a varios testigos para tratar de debilitar la acusación. En el caso de Grueso, señalado como el jefe de Personal de la empresa, quien habría confeccionado la lista de trabajadores a ser reprimidos, la posición defensiva es que era un empleado más sin mayor poder de decisión.
En el primer juicio por estas detenciones ilegales de trabajadores de La Veloz del Norte, Levin, Almirón y también los polícías Víctor Hugo Bocos y Hugo Enrique Cardozo hablaron antes de que se deliberara la sentencia solo para sostener sus inocencias.
La fiscalía sostiene que Levin se aprovechó del aparato represivo estatal desplegado en el marco de la última dictadura cívico militar para acallar todo reclamo gremial en su empresa. Las 22 personas que fueron detenidas en enero de 1977 eran todas afiliadas a la Unión Tranviarios Automotor. Para contar con el poder represivo estatal, también colaboraba con la Policía de la provincia.
Testigos de la defensa
En la última audiencia declararon seis testigos propuestos por la defensa de Levin y Grueso, Pedro Ricardo Martín, Ariel Belmonte, Santiago Resina, Nicanor Vera, Ramón Alberto Gramajo y Claudio Del Carlo. Sus dichos apuntaron a probar que no hubo persecución a empleados de La Veloz del Norte y que Grueso no cumplía funciones jerárquicas.
Los cinco primeros eran trabajadores de La Veloz del Norte. Todos negaron haber sufrido maltrato o algún tipo de hostigamiento de parte del propietario o los directivos de la empresa de transporte. Y respecto de Grueso, dijeron que era un administrativo que armaba los diagramas de viajes y turnos de choferes y azafatas, pero que no tenía mayores facultades.
De este grupo se destacó el testimonio del único no empleado de La Veloz, Claudio Del Carlo. Es el hijo de Guido Del Carlo, que fue, según afirmaron él y al menos dos de los otros testigos, el administrador general de La Veloz del Norte. Claudio Del Carlo contó que su padre tenía la vista muy disminuida y por eso solía acompañarlo hasta las oficinas de la empresa; por eso conocía a los colaboradores de su padre, entre ellos mencionó como el más cercano a Grueso.
"Pasaba todo por las manos de mi padre", aseguró el testigo. De esta manera reforzó la postura de la defensa, que intenta demostrar que Grueso, a quien los trabajadores detenidos ilegalmente y torturados en 1977 señalan como el jefe de personal, era en realidad solo un empleado más sin mayor poder.
Sin embargo, Claudio Del Carlo hizo una afirmación que podría explicar las diferencias en los relatos de unos y otros trabajadores. El testigo, que ratificó que Grueso "era el colaborador inmediato" de su padre, contó que debido a las limitaciones físicas, su padre no solía hacer inspecciones ni controles. Los trabajadores secuestrados y torturados vienen afirmando que Grueso solía hacer inspecciones.