En las escuelas, chicas y chicos deben “desarrollarse sin obstáculos para ser un actor independiente” y el Estado “debe asegurar un ambiente escolar que promueva su autonomía con independencia de toda religión, más aún si es la mayoritaria”, señaló en su exposición el abogado GAstón Chillier, en representación del CELS y la International NEtwork od Civil Liberties Organizations. En una línea que sostuvieron, hasta el momento, gran parte de los oradores favorables a la declaración de inconstitucionalidad de la ley de educación salteña, Chillier reclamó la necesidad de un Estado neutral e imparcial ante las manifestaciones y convicciones religiosas. “Para asegurar la imparcialidad estatal en materia de reconocimiento de todas las cosmovisiones éticas y morales existentes en las sociedades plurales y abiertas, el Estado debe tener autonomía de todos los sectores religiosos”, porque “un Estado laico propone la neutralidad religiosa para proteger la libertad de conciencia”, advirtió, antes de añadir que “cuando se privilegia alguna religión, se subestima y se trata de forma desigual a otros valores morales y sociales que no comulgan con los parámetros de la religión privilegiada”. El trato diferencial a la religión católica en la Argentina habilitó la paulatina confesionalización del Estado a través de la sanción de normas y la consolidación de prácticas del más variado tipo que dan a la religión
católica un status jurídico privilegiado, sostenido por una diversidad de recursos económicos y simbólicos: como, por ejemplo la presencia de crucifijos en espacios públicos oficiales, el pago de salarios a obispos y los privilegios para la gestión de medios de comunicación que otorga la ley de servicios de comunicación audiovisual, entre otros”, añadió el abogado.
Casi sobre el final de la audiencia, luego de que al menos dos representntes salteños defendieran la ley de educación provincial como un cuestión cultural, de identidad, una costumbre atacada por un falso federalismo que no comprendía la idiosincrasia, la pedagoga Mercedes Celia Vázquez advirtió que lleva veinte años asesorando a una de las tres escuelas de la provincia que no imparten educación religiosa. “No son solamente seis familias quienes se oponen a la educación religiosa en escuelas públicas: somos muchos, pero tal vez no todos lo manifiesten”, advirtió, antes de subrayar lo arduo que puede resultar exponer esas opiniones en un contexto adverso. “¿Qué ocurre en la mayoria de las escuelas de Salta? Se reza diariamente, luego de la bandera, durante el desayuno, en la merienda, se realizan carteleras impuestas por resoluciones ministeriales donde indican que hay que incluir actividades religiosas, católicas en su mayoría, se invita a la asisetncia masiva en tiempos del Milagro, como ahora, y los que no quieren ir, se quedan en sus casas o se van de las aulas. Es una forma de exclusión”, detalló Vázquez, quien también recordó que los docentes a cargo de la materia religión son egresados de un profesorado que depende del arzobispado salteño y cuyo rector es un sacerdote.