El correísmo, el movimiento político que lidera el expresidente ecuatoriano Rafael Correa (2007-2017), obtuvo una derrota electoral que ya fue anunciada el pasado 20 de agosto, cuando su candidata presidencial no pudo triunfar de manera decisiva en una primera vuelta y pasó a ballottage con el empresario Daniel Noboa.
La renuencia a formalizar alianzas con grupos afines también influyó en el resultado de este domingo, cuando Noboa fue elegido como nuevo mandatario con más del 52 % de los votos, frente al 47,7 % de la candidata correísta Luisa González..
En la primera vuelta electoral, cuando participaron ocho candidatos, González logró 33,61 % de los votos, frente a al 23,47 % de Noboa, quien de forma sorpresiva llegó a ser finalista tras dejar atrás a otros seis postulantes, la mayoría de ellos anticorreístas.
Noboa sumó el apoyo de la derecha pero, sobre todo, del anticorreísmo para vencer a González que, por su parte, no atinó a formar alianzas con las organizaciones sociales.
Para el analista político Ramiro Aguilar, "no daban los números por ninguna parte" para un eventual triunfo del correísmo, ya que González perdió el ballottage desde la primera vuelta.
En esa votación, recordó el catedrático en declaraciones a EFE, Noboa y fue segundo, pero contaba con el apoyo del movimiento anticorreísta Construye que había obtenido un 17 %.
También los nueve puntos porcentuales de Jan Topic y los siete de Otto Sonnenholzner, ambos también críticos a la Revolución Ciudadana, el partido que lidera Correa, opinó Aguilar, quien cree que el correísmo también fue castigado por el movimiento indígena del país, que fue muy crítico al Gobierno de Correa.
El economista de izquierda Pablo Dávalos también consideró que la Revolución Ciudadana "cometió el error de entrar a las elecciones sin ampliar su base de acuerdos sociales".
Su lejanía con el ecologismo opuesto al extractivismo (petróleo y minería) y la posición "provida" de Luisa González, contraria a los grupos feministas del país, también contribuyeron a que la candidatura del correísmo no sumara apoyos significativos, opinó Dávalos.