A 600 años luz del planeta tierra existe el sistema solar K2-138, que consiste en seis planetas que orbitan alrededor de su sol de una forma armoniosa y, según el Observatorio Astronómico de Córdoba de la Universidad Nacional de Córdoba, similar a la de una nota musical. Este fenómeno es denominado por el equipo científico que lo investiga como “coreografía cósmica” y hasta ahora no fue descubierta ninguna similar en todo el universo.

“Galileo y Laplace fueron los pioneros en encontrar órbitas sincronizadas (o "resonancias") hace siglos, y lo hicieron estudiando los años (o "períodos") de las lunas de Júpiter, encontrando que 3 de ellas están fuertemente sincronizadas. Eso parió un campo importante dentro de la Mecánica Celeste. Hoy ya estudiamos los resultados de Galileo y Laplace y los usamos para ir más allá”, explicó Matías Cerioni, investigador de la UNC, en diálogo con el Suplemento Universidad de Página 12 sobre cómo dio con el descubrimiento del fenómeno sideral. “También hubo mucha suerte, porque esto ocurrió mientras estudiábamos otro aspecto de este sistema, y casualmente encontramos la relación especial entre sus órbitas”, agregó.

Los primeros cinco planetas del sistema solar K2-138 demoran 2,3 días en completar una vuelta alrededor del sol. Es decir, tienen un año de 55 horas. El descubrimiento que realizó el equipo de Cerioni implica que de esos cinco planetas, dos órbitas están sincronizadas en pares y tríos. A este descubrimiento se lo denomina “resonancia de tres cuerpos”.

“Creemos que esta resonancia especial viene con sus consecuencias dinámicas, las cuales probablemente afectaron la forma de la órbita del último planeta en algún punto de su vida, con rastros que pueden o no haber perdurado”, señaló Cerioni.

Este fenómeno se originó en la migración planetaria del sistema solar K2-138, que refiere a los cambios que experimentan los cuerpos celestes cuando pasan de transportarse entre gas y polvo al vacío estelar. Según Cerioni, “cuando aún estaban embebidos en este medio de gas, los planetas migraron hasta alcanzar una ´Cadena de resonancias de dos cuerpos´ exacta”.

“Una resonancia de dos cuerpos es una sincronización de a pares. Si el planeta A está en resonancia 3/2 con el planeta B, es porque el planeta A da exactamente dos vueltas en lo que el planeta B tarda en dar tres”, desarrolló el investigador.

Pero no sólo se conoce a este fenómeno como coreografía cósmica porque los planetas estén sincronizados, sino porque además la forma en la que lo están reproduce la armonía que tienen las quintas musicales, que son el pilar a la hora de componer cualquier tipo de melodía.

“Ese es el intervalo que suena más armonioso al oído humano, y por eso tantas culturas han desarrollado su propia versión del ´círculo de quintas´, que es de donde provienen las 12 notas que conocemos. K2-138 estuvo, en algún momento de su vida, en una cadena de 6-planetas 3/2 – 3/2 – 3/2 – 3/2 – 3/1, es decir cuatro intervalos de quinta sonando al mismo tiempo. Una orquesta celestial que no podría ser más armónica”, expuso Cerioni.

A lo largo de la historia de la astronomía, el estudio de los cuerpos celestes estuvo muy relacionado con el de la música, en ese sentido, Cerioni puntualizó: “Yo opino que esa es la configuración planetaria más musical que se conoce al día de la fecha, y es la razón por la que este es mi sistema planetario favorito. Sería un sistema que le agradaría mucho a filósofos, matemáticos y astrónomos, como Pitágoras y Kepler, que tan obsesionados estaban con la ´Música de las Esferas´, que exploraban las relaciones matemáticas entre los astros y la melodía”.

Incluso el último planeta de esta orquesta celestial, que va a una distinta frecuencia, se armoniza con los otros cuerpos del sistema solar. “Es una octava más arriba. Es decir otra quinta pero algo más aguda. Es un coro completo de quintas que sonaría muy bien al oído humano”, destacó el científico.