El Gobierno francés decidió expulsar con carácter inmediato a varias decenas de alumnos, dentro de los 179 a los que ha denunciado ante la Fiscalía, por no respetar el homenaje del lunes pasado al profesor asesinado el viernes en un atentado yihadista, en un instituto de la ciudad de Arras en el norte del país.
La jornada de homenaje del lunes se organizó tres días después del asesinato de un profesor. En las escuelas intermedias y secundarias se cancelaron las clases a las 10 a.m. para generar un “momento de intercambio humano y educativo” con los equipos educativos de los establecimientos. Y a las 14.00 horas se guardó un minuto de silencio en todas las escuelas y rectorados, que algunos irrespetaron.
El ministro de Educación, Gabriel Attal, explicó este martes en la Asamblea Nacional que la medida de expulsión se aplica a los casos más graves de los 179 registrados en todo el país, "varias decenas", porque su comportamiento podría tener la calificación penal de apología del terrorismo. Attal cargó con dureza contra esos estudiantes que decidieron "perturbar" esos homenajes e "insultar la memoria de los profesores".
La mayoría ofrecio sus respetos
Contrapuso su reacción con el comportamiento de la "aplastante mayoría" de los estudiantes, que fue respetuosa con las ceremonias que se organizaron en los centros escolares de todo el país. Su departamento pondrá en marcha procedimientos disciplinarios contra los 179 y ha pedido a la Fiscalía que abra investigaciones contra todos para determinar si su comportamiento fue delictivo.
El pasado viernes por la mañana, Mohamed Mogouchkov, un joven de nacionalidad rusa de 20 años originario del Cáucaso, irrumpió en el liceo Gambetta de Arras en el que había estudiado, y mató a cuchilladas a un profesor de francés, Dominique Bernard, e hirió a tres personas más, una acción que reivindicó en nombre del Estado Islámico en un vídeo.
El atentado de Mogouchkov, que estaba fichado por los servicios secretos franceses por radicalismo islámico, tiene algunas similitudes con otro ataque en el que un joven checheno, también de nacionalidad rusa, asesinó hace ahora tres años a un profesor de Historia, Samuel Paty, junto al colegio en el que daba clases. Paty se había visto implicado en una polémica alimentada por medios integristas en las redes sociales, donde se le reprochaba haber dado clases sobre las caricaturas del profeta Mahoma, el principio del laicismo y la libertad de expresión.
La palabra del politólogo
El politólogo argentino Pablo Touzon, opinó en diálogo con Página/12 que lo sucedido es el resultado de “un proceso que se fue cristalizando por motivos diversos. Uno de ellos es una estrategia fallida de integración del Estado francés con los inmigrantes de origen magrebí. También tenemos la intervención de Francia en la guerra en Siria. Entre los jóvenes de origen árabe hay una movilización más ligada –no necesariamente a un extremismo islámico--, sino a una cuestión identitaria mucho más fuerte. Se juntaron dos problemas que hicieron eclosión. El resultado es una desafección cada vez más grande de la idea de nacionalidad en un amplio sector juvenil hijo de inmigrantes. Se ve esa idea de que en un mismo territorio, las identidades se van separando cada vez más. Son jóvenes que no festejaron la obtención por Francia del anteúltimo mundial. También votan distinto al resto de los franceses, o sea votan a la izquierda de Jean-Luc Mélenchon y no a Macron ni a la ultraderecha. En este contexto, no me sorprende que un proceso de tantos años, termine con esos chicos no reivindicando a ese profesor”.