Más de 150 delfines, alrededor de un 10% de los que viven en un lago de la Amazonía brasileña, murieron en una semana debido a la sequía extrema y las altas temperaturas registradas en la región, informaron investigadores este martes.
Equipos de emergencia hallaron un total de 153 delfines muertos en la última semana de septiembre en el Lago Tefé, donde la temperatura del agua alcanzó los 39,1ºC, más de 7ºC por encima del límite habitual, según el Instituto para el Desarrollo Sostenible Mamirauá (IDSM, por sus siglas en inglés) y el grupo ambientalista WWF-Brasil.
El lago está localizado en el estado de Amazonas, un área del noroeste brasileño fuertemente castigada por la sequía, en el punto donde el río Tefé se encuentra con el Amazonas, en el corazón de la mayor selva tropical del mundo.
Investigadores reportaron 130 delfines rosados muertos y 23 grises (tucuxi). Ambas especies con poblaciones en declive, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
También han muerto enormes cantidades de peces, afirmaron.
"Lo que está sucediendo en el lago Tefé es asombroso. El impacto de la pérdida de estos animales es enorme y afecta a todo el ecosistema local", dijo Mariana Paschoalini Frias, especialista en conservación de WWF-Brasil, citada en un comunicado.
"Los delfines son considerados 'centinelas'. Son indicadores de la salud de su entorno. Lo que les sucede se refleja también en otras especies, incluidos los humanos", añadió.
La sequía ha reducido drásticamente los niveles de los ríos, afectando a una región que depende de un laberinto de vías fluviales para el transporte y abastecimiento.
El gobierno federal ha enviado ayuda de emergencia a la zona, donde las orillas de los ríos, normalmente bulliciosas, se han convertido en tierras quebradas, salpicadas de barcos varados.
Según los expertos, la estación seca en la Amazonía ha empeorado este año por el fenómeno El Niño.
La ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, también lo atribuyó al "cambio climático descontrolado".
Funcionarios del puerto de Manaos, la mayor urbe amazónica ubicada en la confluencia de los ríos Amazonas y Negro, registraron este martes el nivel de agua más bajo en 121 años.
El río Negro llegaba apenas a 13,49 metros, nivel más bajo desde que comenzaron los registros en 1902.
El denso humo provocado por incendios forestales también ha envuelto a Manaos en una nube tóxica los últimos días, obligando a cancelar el maratón de la ciudad el pasado domingo, entre otros eventos.