7 - NORMA
(Argentina-Uruguay-Chile/2023)
Dirección: Santiago Giralt
Guion: Mercedes Morán y Santiago Giralt
Duración: 93 minutos
Intérpretes: Mercedes Morán, Alejandro Awada, Lorena Vega, Mercedes Scápola, Marco Antonio Caponi, Mirella Pascual y Claudia Cantero.
No es el aleteo de una mariposa en la otra punta del mundo, pero sí un hecho que, más allá de lo molesto, resulta minúsculo en comparación con la inmensidad de sucesos que afectan la vida de una persona. Sobre todo, si esa persona tiene más de sesenta años y ha sabido construir lo que desde afuera parece una sólida red de contención familiar y económica. Nada de eso pasa por la cabeza de Norma cuando, apenas vuelva a su casa, la empleada doméstica (Claudia Cantero) le avise que no trabajará más allí, que se va y que no hay posibilidad alguna de hacerla retroceder en una decisión que podrá ser buena o mala, pero no impulsiva. Porque lo de Norma, una “mujer bien” de una pequeña localidad provincial, es una prolongación de lo que pregona su nombre: seguir las reglas, limitar al mínimo la posibilidad de un imprevisto, habitar el mundo evitando correrse medio centímetro de lo que se espera de ella. Pero, ¿qué espera ella de sí misma? ¿Es posible establecer un nuevo orden de prioridades, o solo queda sentarse a otear el horizonte hasta ver llegar el guadañazo de la parca?
Sobre la búsqueda de respuestas para esas y otras preguntas versa Norma, el regreso a la realización de largometrajes de ficción de Santiago Giralt luego de un paréntesis de siete años durante los que se abocó a filmar cortos y documentales, que a su vez marca el debut como guionista de la también protagonista Mercedes Morán. Ella nació en San Luis en 1955 y, si bien tuvo papeles menores antes, entró por la puerta principal del cine de “grande”, a comienzos de este siglo, cuando fue la salteña Tali en La ciénaga. Giralt, también coguionista junto a Morán, es oriundo de Venado Tuerto. De la tierra de los Rodríguez Saá hasta Salta, con escala previa en Santa Fe: queda claro que los responsables creativos de Norma conocen muy bien el universo que retratan, aquel que la actriz definió ante Página/12 como el de “una mujer de provincia”.
Un conocimiento que se vislumbra en los contornos más refinados de un personaje al que en otras manos no cuesta imaginarlo como vehículo de moralejas y lecciones. Pero a Giralt y Morán no le interesan las resonancias en el espectador de las acciones de Norma. Lo de ellos es acompañarla pegándose a ella para registrar hasta el más mínimo detalle de sus movimientos. Movimientos más bien internos, pues lo que se narra aquí no es otra cosa que el corrimiento de un rol de reparto al de protagonista de su propia vida de una mujer. La misma que hasta el momento que su empleada le dijo “chau”, pareció vivir en función de los otros.
El problema que destapa la renuncia es que esos otros a) no la necesitan (como su hija, interpretada por Mercedes Scápola, hija de Morán en la vida real) o b) ni siquiera parecen registrarla (su marido, a cargo de Alejandro Awada) porque depositan su energía únicamente en el trabajo. Ante ese escenario, la palabrita tan de moda: resiliencia. La llegada de una psicóloga porteña (Lorena Vega), acompañada de la recomendación de una vecina de que la visite, asoma como una posibilidad de poner primera marcha, incluso cuando Norma nunca hizo terapia. Tampoco parece necesitarla, pues apenas entra al consultorio le dice que no quiere hablar con una especialista, sino con una amiga. Y allí irán las flamantes amigas, juntas a la par y cimentando las bases de un relato de autodescubrimiento en el que primará la apertura hacia nuevos mundos –similar a Gloria, del chileno Sebastián Lelio, película prima hermana de ésta– con la forma de enredos menores al que Giralt le imprime el tono de una comedia amable y felizmente liviana aun cuando lo que se esté dirimiendo sea, quizás, la posibilidad del comienzo de algo nuevo.