Javier Más tendrá a su cargo el próximo concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional. Este viernes a las 20, en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner, Más, figura destacada entre las nuevas generaciones de directores argentinos, ofrecerá un programa con obras de compositores nacionales contemporáneos. Como es habitual, las entradas se podrán reservar en forma gratuita ingresando al sitio web www.cck.gob.ar">www.cck.gob.ar.
Fábula, de Daniel D’Adamo, Apoteolipsis, de Marcelo Rebuffi –con el compositor como solista en violín–, y Refugio Almafuerte, de Gerardo Jerez Le Cam –con el mismo Jerez Le Cam en piano, junto al violinista rumano Iacob Maciuca y el bandoneonista Damián Foretic como solistas–, articulan un programa que en su variedad estilística refleja la complejidad que encierra el rótulo “contemporáneo”. “La idea central de este programa es justamente esa, la de reflejar el panorama ecléctico de nuestros compositores”, asegura Más en conversación con Página/12. “De alguna manera ofrecemos un muestreo de las tendencias, los estilos y las influencias que marcan la estética de estos compositores argentinos de hoy”, agrega el director.
Si la idea de contemporáneo aplicada a la música abre una serie casi infinitas de variantes posibles, la de “compositor argentino”, entre diásporas y pertenencias, constituye un enigma acaso mayor. “Más allá de esas definiciones, lo interesante es que hay compositores que sin prejuicios abordan su obra desde distintos lugares, que componen de maneras variadas, con narrativas válidas. Porque más allá de la corriente estética, lo particular es que estas son obras muy sólidas”, asegura Más.
La diversidad de lo contemporáneo que propone el programa comienza a desplegarse con Fábula, la obra de Daniel D’Adamo –nacido en Buenos Aires en 1966 y desde 1992 residente en Francia–, encargada por el Ministerio de Cultura y Comunicación de Francia y estrenada en Niza en 2021. “D’Adamo es un compositor cercano a las vanguardias tradicionales del Siglo XX y Fábula es una obra eminentemente académica”, explica Más. “Refleja la búsqueda del color propia de la música francesa, a través de una orquestación exuberante, organizándose en paneles sonoros, sin ser necesariamente espectralista”, continua el director. “Por las características del lenguaje es una obra de difícil concertación. El compositor trabaja con grupos instrumentales que va asociando de maneras distintas, con un muy colorido manejo de la percusión. Para el director se trata de dilucidar las claves del armado de esos colores, ordenarlos, equilibrarlos y sacarlos a la luz”, describe el director.
A partir de Las ruinas circulares de Borges, Rebuffi –actualmente radicado en Estados Unidos– ideó su Apoteolipsis, la versión para orquesta de la obra compuesta originalmente para su cuarteto Quatrotango y estrenada en junio pasado por la Orquesta Filarmónica de Pachuca. “Esta es una obra, digamos, neo romántica, totalmente diferente a la anterior”, destaca Más. “Con una orquesta más pequeña y un uso tradicional del color orquestal, se articula como una passacaglia, con violín solista, que realiza un interesante trabajo de evolución tonal. Es un gran desafío que muestra cómo componer una obra que sin organizarse estrictamente como ‘tema y variaciones’: continuamente está variando”.
También radicado en Francia desde 1992, Jerez Le Cam trabaja desde hace años y con distintas formaciones sobre la sincronía entre el tango y el folklore balcánico. Refugio Almafuerte es una obra concertante para trío de piano, violín, bandoneón y orquesta. “Jerez Le Cam representa otra vertiente, que tiene que ver con los cruces posibles a partir de la música ciudadana. Esta obra tiene el trío como solista, que dialoga con una muy bien lograda trama sinfónica. Con momentos solistas, pasajes concertantes y un arco narrativo muy bien delineado”, explica Más.
A punto de cumplir 37 años, Más es en la actualidad director titular de la Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario, después de pasar por la Orquesta Sinfónica de Mar del Plata y la Sinfónica Municipal de 3 de Febrero. Destacado entre los directores jóvenes que en los últimos tiempos tuvieron la oportunidad de dirigir la Sinfónica Nacional, asegura que se siente parte de una generación a la que le toca de alguna manera concluir un proceso de cambios profundos en la profesión. “Recuerdo cuando en los primeros Festivales Argerich vino a dirigir Ligia Amadio, que por entonces era la única mujer directora y por eso constituía todo un evento. Hoy hemos naturalizado la presencia de directoras de orquesta y en Argentina tenemos muchas de primer nivel”, ejemplifica. “Los que estamos cerca de los cuarenta tenemos entre nosotros una sólida red de referentes en nuestros mayores. Personalmente me siento muy reflejado en los directores de la generación intermedia, como Alejo Pérez. Ese es mi modelo”, identifica.