Desde Córdoba
Rodeado de caras conocidas y en su zona de confort, Juan Schiaretti cerró ayer su campaña presidencial. Y lo hizo apelando a la liturgia cordobesista, en la que no faltó ningún hit: federalismo, subsidios desiguales, pedidos de un país normal y críticas con nombre y apellido a la “grieta”. “Somos la fórmula que expresa al interior productivo y expresa a la gestión”, repitió el mandatario a lo largo de su discurso, dejando en claro el anclaje que tuvo a lo largo de la campaña.
Como se esperaba, las principales cargas fueron para Sergio Massa y Patricia Bullrich. En cambio, hubo varios cambios menos para referirse a Javier Milei. “No tengo opinión sobre su persona”, lanzó sin nombrar al candidato más votado de las PASO en Córdoba.
“No vi que sus ideas se apliquen en ningún país del mundo. Esto significa un viaje a lo desconocido”, fue la casi única mención al espacio libertario. Esa docilidad no hace otra cosa de regar aún más la maceta de los rumores que dan cuenta de un eventual acercamiento, rápidamente desmentido, de Florencio Randazzo, candidato a vice, al espacio libertario.
Ante la militancia de Hacemos Unidos por Córdoba, que mutó a Hacemos por Nuestro País, el Gringo apeló a la voluntad de “la gente de ser un país normal”. “Es mentira que estemos condenados a la decadencia y a la alta inflación”, indicó el gobernador quien a pocos minutos de iniciado el discurso lanzó el primer dardo al kirchnerismo.
“Es mentira que tengamos que soportar a políticos corruptos como los Insaurralde de la vida que tanto daño nos hacen a los argentinos”, dijo en medio de aplausos. “Massa, el ministro de Economía de la inflación, es quien está al mando de gobierno, ya que Alberto Fernández y la vicepresidenta Fernández de Kirchner están desaparecidos”, lanzó sin ponerse colorado.
Después llegó el turno del “momento grieta”, al sostener que los que fracasaron fueron los que gobernaron “en nombre de la grieta”: el macrismo y los gobiernos kirchneristas. “Ellos llevaron al país a esta crisis. No los argentinos”, voceó. El recado fue para los halcones de Juntos por el Cambio. Como se recordará, fue el propio Schiaretti el que previo a las PASO había tirado algunas líneas con Horacio Rodríguez Larreta para formar una coalición opositora “de centro”. Como se sabe, el acercamiento saltó poco antes de las elecciones provinciales de junio, dejando fuera de órbita al senador Luis Juez, candidato a gobernador cambiemita.
A Bullrich le endilgó formar parte de dos gobiernos “que fracasaron”: la Alianza y el de Mauricio Macri. No por casualidad, la exministra de Seguridad fue una de las que vetó la llegada de Schiaretti a Juntos por el Cambio.
Otro de los hits fue el reclamo por “más federalismo”. “Se gobernó mirando a la república del AMBA”, voceó tras enumerar obras que en “el interior de la Patria” faltan en nombre del gobierno central. De manera obvia también se subió al desigual reparto de subsidios para el transporte, energía eléctrica y agua corriente. “Voy a terminar con el país unitario”, dijo.
También hubo dosis de peronismo con menciones al apoyo de un Estado presente y a la movilidad social ascendente, además de una constante referencia a “lo que hicimos en Córdoba”. “Vamos a darle impulso a la producción y al trabajo. Queremos subsidiar el empleo y no el desempleo. Basta de la cultura de los planes sociales”, exclamó ante la militancia.
Respecto de la inflación, repitió las tres medidas que tiene en carpeta: eliminar el cepo al dólar, sacarle el pie de encima al campo y cortar el financiamiento al tesoro. “Así, Argentina comenzará a bajar la inflación”, anticipó.
El calentamiento estuvo a cargo del gobernador electo Martín Llaryora, quien levantó el perfil tras atender a los “pituquitos de Recoleta”. Durante toda esta semana, el actual intendente de la ciudad capital tuvo un importante rol en la campaña al intentar instalar que la dupla Schiaretti - Randazzo se meterá en la segunda vuelta, algo que no parece ser posible más allá de las elevadas dosis de optimismo.
De cualquier manera, el juego fuerte del espacio es cotizar cada uno de los votos del domingo que permitan que el bloque Federal sea “bullish” en el Congreso. Un dato no menor es que el 26 de octubre, Schiaretti y Llaryora viajarán a Emiratos Árabes. Volverán ya en el mes de noviembre, en plena rosca por la eventual segunda vuelta. Y con sus activos en alza.
El telón de fondo fue repetido, pero no por ello menos efectivo. Militancia de todos los barrios cordobeses que se llegaron al coqueto hotel Quorum, ubicado en la zona norte de la ciudad, en cercanías del aeropuerto. Una de las notas características fue la continua repetición de un novel jingle de campaña basado en la melodía de Beso a Beso, de Carlitos “Mona” Jiménez. Lo que se dice apostar a lo seguro en tierra propia.
Esa excesiva referencia a Córdoba, que tan bien midió en el primer debate y que, con rapidez, pudo manejar a la hora de transformarse en trending topic, fue un punto gris: de no ser por la presencia de Randazzo y algún otro, lo de anoche bien podría haberse tratado de un acto de cierre de una elección provincial.