Rosario podría haber sido creada por Shakespeare, dice Gustavo Postiglione. Intrigas, secretismos y porvenir fantasmal, podrían ser -entre otros- rasgos a considerar. ¿Cómo será la nueva película del director de El presi y Simulacro? Es algo que comenzará a tener respuesta a partir de mañana, cuando inicie su rodaje; más aún: de acuerdo con la premisa, Romeo y Ofelia -ése es su título- estaría terminada el jueves.

Con protagónicos de Guillermo Pfening, Antonella Costa, Claudia Cantero, Manuel Melgar, Juan Nemirovsky, Camila Viale y Tito Gómez; Romeo y Ofelia transcurre en una Rosario posible, recreada en el subsuelo de Sala Lavardén.

Foto: Andrés Macera.

 En su argumento -de ecos que remiten a Hamlet, Romeo y Julieta y Macbeth- dos familias disputan entre sí mientras invocan, tal vez, la tragedia. El rodaje se compondrá de una sola toma ininterrumpida; es decir, un único plano secuencia. Una nueva apuesta por parte de Postiglione, siempre atento a ponerse a prueba a sí mismo: “Es la idea; a veces lo lográs, otras no. Creo que tiene que ver con los años: o te volvés más conservador o tratás de romper más los límites a los que llegaste. Hay cosas que uno conoce y domina, a partir de la experiencia del trabajo, pero cuando desafiás los límites jugás en el riesgo. Es algo que te puede dejar en off side, pero es lo que a mí me interesa. También porque cuanta más experiencia tenés, menos te preocupan el fracaso o el éxito; lo que juegan son las ganas de hacer y de probar; si no lo hacés, te quedás con ese deseo incompleto”, comenta el cineasta a Rosario/12.

“Por otro lado, yo no hago, si se quiere, un cine de reconocimiento masivo y popular, por más que uno así lo quiera; pero sí quizás películas que tienen un público más ligado -entre comillas- al cine de autor. Pero también hay que tener en cuenta que hoy el terreno es bastante particular, cuando hacés una película no sabés dónde termina, si va a plataformas o si quedan archivada en algún lado. Si uno especula en relación a esas posibilidades, no hacés nada; y ya no tengo ganas de eso, sino de jugarme por esas cosas que me gustaría ver o hacer”, continúa.

-¿Cuándo y cómo surge el proyecto?

-Lo empecé a trabajar como una obra teatral, con motivo de los 400 años del aniversario de Shakespeare y Cervantes, en 2016; y lo seguí laburando como un guion. Lo terminé el año pasado, cuando nos presentamos al Instituto de Cine para que la aprueben (la película cuenta con apoyo del INCAA, del Ministerio de Cultura de Santa Fe y del Complejo Cultural Atlas), y los compañeros y compañeras que lo leyeron me decían: “Che, ¿esto lo escribiste anteayer?”, porque tenía mucho vínculo con lo cotidiano. Creo que lo que me llevó a pensar esto es que Rosario es una ciudad shakespeariana, la podría haber inventado Shakespeare. En su prólogo a Macbeth, Borges dice que Shakespeare siempre trabaja en dos tiempos: el tiempo donde transcurre la obra y el de la puesta de esa obra; es decir, siempre es contemporáneo con su presente, más aún en un país como Argentina, donde las tragedias y las pasiones están a la orden del día.

-En ese sentido, la recreación de la ciudad apela también a lo teatral, y permite una distancia: podría ser Rosario pero también no.

-Yo digo que es una Rosario análoga. Es Rosario pero no habrá nada que se parezca a la Rosario que conocés. Hablamos de la pasión futbolera pero sin los colores que conocemos. La idea no es hacer algo coyuntural, sino por fuera, para una lectura que se corresponda tanto con hoy como con mañana. La reconstrucción y la escenografía, con cierto viso de realidad o de hiper realidad, a su vez es deudora de las viejas escenografías del cine de los años ’40, donde estaba clarísimo que se trataba de un estudio, pero nadie pensaba en esos términos al ver la película, se aceptaba la convención. Acá hacemos algo parecido, entre el cine, la puesta teatral y esa convención cinematográfica.

-Entre actores y actrices de nombres conocidos, incluís en los papeles principales a dos nuevos intérpretes: Manuel Melgar y Camila Viale.

-Son dos pibes de acá, de la ciudad, y están dentro de una variante de edad de actores con la cual yo no trabajé mucho; y que a lo mejor no sean muy conocidos por fuera del circuito teatral independiente. Y también incorporé en un papel a mi hija Miranda, así que esta vez tengo parte de la familia trabajando en la película.

-¿Por qué la elección del plano secuencia como única toma de la película?

-Es un poco el resultado de los procesos que uno lleva adelante. Cuando hice Simulacro, me planteé si podría volver a hacer una película con ese mismo mecanismo de producción, que me permitiera trabajar con esa dinámica y rapidez. También está la misma cuestión estética y de producción, que es acorde con lo que nosotros somos. El desafío de que sea hecha en un único plano secuencia tiene que ver, por un lado, para apreciar el aquí y ahora teatral, y también para filmar como si estuviéramos viendo la película en el momento, con los actores trabajando como si estuvieran frente al público. Eso genera una sensación de realidad y una tensión en el equipo que lo vuelve interesante. Es un método de trabajo al que después de Simulacro quise volver a practicar, como un desafío, si bien en aquel caso se estaba transmitiendo en vivo. Todo esto genera en el actor ciertas cosas, así como en el equipo técnico; hay un montón de locaciones, traslado de actores, extras, veremos qué pasa.

-Empezás este lunes, ¿cuándo estaría filmada?

-En teoría, el jueves tendríamos la película terminada. Ése es el planteo, y a eso vamos.

Romeo y Ofelia cuenta con guion y dirección de Gustavo Postiglione; producción de Postiglione, Agustín Poussif, Rodolfo Maggi y Andrés Nicolas; producción ejecutiva de Fernanda Taleb y María Elia Rodríguez; dirección de fotografía de Marcos Garfagnoli; dirección de arte de Carolina Cairo; asistencia de dirección de Camilo Postiglione y María Eugenia Solana; y vestuario de Laura Perales.