Entre el 23 y el 25 de agosto transcurrió la última edición de BafWeek con prédicas para el verano 2018, que admitió la participación de marcas de la industria y de nuevos diseñadores (ya los agrupados en la pasarela de egresados de la UADE apodada Prisma, Semillero UBA, Talento BA) más los emergentes Nod, Bestia y Umbral y el concurso Terma pasando por Nous Etudion, Mila Kartei y Blackbamba.
Una lectura apresurada pero ineludible indica que la principal tendencia fue la ausencia de medios de moda y de editoras tal como indica el sistema de la moda y su representación en revistas de papel brillante u opaco o en sus coberturas online. Al ingresar al pabellón de La Rural y solicitar la acreditación para el día (una pulsera de papel blanca o naranja según el nuevo protocolo con modos fast fashion), arribar a la entrada para prensa y no encontrarme con otras reporteras me hizo preguntarme si acaso me había trasladado a la puerta de una disco o una sesión de cosplays por la extrema juventud de lxs cronistas y ciertos atuendos de cotillón, sin dejar de apreciar por cierto varios de los looks y destacar entre ellos el disfraz rosa chicle con tocado de cisne que lucía una blogger de Perú. Con el cierre de las publicaciones Harper’s Bazaar y Vanidades desde el grupo Televisa, Shop y el suplemento Mujer del diario Clarín, la actual estrategia online como modo de supervivencia y también de adaptarse a nuevos y ya instaurados lenguajes emergen como nuevas plataformas de análisis y de difusión. Los casos son infinitos: destaco a Bloc de Moda y también a Crónicas de Moda, ideado por un grupo de jóvenes cronistas, orgullosas de su militancia feminista y la publicación online realizada por los editores Diego Maffuche y Alejandro García, apodada Editado 360. A ellos se sumó la revista online denominada notyourmama.net, coordinada por las periodistas Teresa Napolillo y Dora Becher.
La hoja de ruta Baf de la que además se hicieron eco las influencers, otro eslabón en la cadena de divulgación, paga mediante sus posteos de ropas, situaciones y recomendaciones, admitió a la marca Ginebra en el teatro Astral, con un show en apariencia bizarrro y con invitadxs especiales trasladados del mismísimo plató del programa Bailando por un sueño. En su nuevo formato más parecido a un festival que a una semana de la moda, Baf tuvo acciones complementarias: del desfile de Benítez Emilse a un estacionamiento subterráneo del Alto Palermo, a la firma Clara Ibarguren en la vereda con vistas a la avenida del Libertador del Patio Bullrich, pasando por una presentación de las prendas favoritos de la protagonista de la nueva campaña de Vitamina (la actriz Luisana Lopilato) ante un grupo de selectas invitadas a uno de los locales de la firma o bien una presentación de la colección trazada por Rubén Troilo para la firma María Cher, en las oficinas de diseño.
El jueves 24 por la noche, tres senderos paralelos urdidos con bastidores en tono industrial y una tela a modo de sinfín con las siglas de la marca Ay not dead fue el escenario para la colección de verano 2018 de la firma diseñada por Noel Romero; allí las y los modelos irrumpieron con jeans, faldas cortas y camperas de jean en tonos níveo o bien con topless, luciendo descalzas, para luego incorporar zapatillas y tops. La innovación estuvo en la ingeniosa paleta de color según una línea diseñada por Vanessa Krongold: de estampas celebratorias de la isla de Capri a simulacros de mantos multicolores que los modelos portaron sobre sus básicos ya en denim o cuero negro. Así como la proclama estética se hizo eco de las modelos niñas y sin curvas y los modelos adolescentes, la aparente democratización de la moda a la usanza de Vetements (de la apología del vestido bobo y boho, las siluetas holgadas a las bolsas de compras, y destaco la bolsa color plata que oficia de emblema de la firma argentina ahora devenida cartera todo terreno) también celebró modismos circa 1990. El artista y diseñador Cristian Delgado (también conocido como C Dios) irrumpió casi de incógnito con una peluca y abanico que cubría su rostro, y el fotógrafo Sebastián Faena se desplazó con paso de diva con una banda presidencial en su pecho, ¿emulando los antiguos desfiles de Via Vai?
Un rato antes irrumpió en la pasarela un caso de la nueva generación de diseño representado por la firma House of Matching Colours: su diseñadora es Paula Selby Avellaneda, tiene un local y taller en una casa de Palermo botánico donde los probadores exhiben el archivo de telas. Ella destaca acerca de su método: “enfatizar lo inesperado con recursos de alta costura”. Con estudios de moda en la Royal Academy of Arts de Antwerp (la mítica escuela de moda belga que supo cobijar a los Antwerp Six), su desfile aludió a nuevos modismos sobre el camisero y las camisas a rayas para enfatizar su rescate de la campera de cuero bien ceñida al cuerpo pero por sobre todas las cosas, las variaciones sobre vestidos de fiesta en clave punk o glam. “Evocamos los romances de verano en vacaciones. Mezclé ropa interior, camisas de hombre con vestidos de fiesta bordados, con brillos tenues y transparencias y pensados para bailar” dijo.