La actriz estadounidense Meryl Streep, una de las más grandes de la historia del cine, recibió ayer en Oviedo el Premio Princesa de las Artes. El galardón fue anunciado en junio y la actriz ganadora de tres Oscars lo recibió de manos de Leonor de Borbón, heredera al trono español.
Streep dio su discurso de aceptación en el Teatro Campoamor, en la capital asturiana, en una alocución en la que recordó que de joven actuó en La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca, lo cual le permitió aludir a la situación política mundial.
"¿Qué es lo que hacen los actores realmente? El intangible don de metamorfosis del actor es lo que hace que sea difícil cuantificarlo o medirlo. ¿Qué importancia tiene para nosotros? Sé por mi misma que cuando veo una actuación que me gusta o me llama la atención puedo permanecer dentro de mí durante días o décadas", dijo en otro pasaje del discurso.
En otro pasaje indagó sobre su carrera como actriz: "¿Quién soy yo, una buena chica de clase media de Nueva Jersey, para meterme en la piel de la primera ministra del Reino Unido o de una sobreviviente polaca del Holocausto? Ese no es mi área de experiencia. Un artista español español, Picasso, dijo: 'Pintar a los demás es necesario, imitarse a uno mismo es patético'. Y otra gran artista española, Penélope Cruz, ha dicho que no puedes vivir tu vida mirándote siempre a ti mismo desde el punto de vista de otra persona".
Streep apuntó que "cuando nacemos nos identificamos con los demás, sentimos empatía. Los bebés lloran solo con ver las lágrimas de otro, pero a medida que crecemos reprimimos esos sentimientos para suplantarlos a favor de una ideología o como un escudo. Y así llegamos a este triste momento de la Historia"".
"En la universidad hice el vestuario de La casa de Bernarda Alba, de Lorca. En ella, Martirio grita '¡Pero las cosas se repiten. Todo es una repetición!' Él escribió su obra dos meses antes de su asesinato. En vísperas de otro cataclismo", recordó la artista de 74 años.
"Fue extraordinario que pudiera expresar a través de ella la sabiduría y una advertencia para el futuro", añadió. "Los muertos deben tener voz a través del actor. Es un privilegio. El don de la empatía todos lo compartimos. La misteriosa capacidad de sentarnos entre extraños y poder experimentar lo que sienten otros. La empatía es acercamiento y diplomacia en un mundo hostil. Ojalá podamos hacer la otra regla de los actores: lo importante es escuchar. Gracias por hacerlo", cerró.