Mauricio Laferrara, el jefe del grupo de soldaditos que responden a Esteban Lindor Alvarado -detenido con prisión perpetua por un puñado de homicidios brutales-  se esfumó de la cárcel de Villa Devoto, donde estaba alojado. Las hipótesis son dos y ninguna está exenta de interés. La primera es que la fuga pudo haberse concretado a través de un contenedor con basura. La segunda abreva en la misma forma, pero asegura que salió del penal, ya descuartizado, luego de una pelea con narcos colombianos. Lo llamativo es que la ausencia de "Caníbal", como se lo conoce en las crónicas policiales, se hizo pública el viernes por la tarde, pero se habría producido el último martes cuando habría sido visto por última vez. La lógica indica que si está muerto, nadie lo buscará, pero la polémica está centrada también en el porqué no se detectó antes de aquel martes la desaparición de Laferrara por parte del Servicio Penitenciario Federal. Para algunos observadores, que la noticia se conozca horas antes de una elección nacional,  no está exenta de especulación politica. 

Rosario/12 habló con el abogado Ezequiel Torres, quien representa a la madre de Laferrara. "Su madre me llamó muy angustiada, llorando y sin novedades porque se entera de todo esto por los medios de comunicación, donde marcan que podría estar fallecido", afirmó el letrado, quien señaló que representó a Ferrara en lo que fue su audiencia imputativa, pero que él luego cambió de abogado por un defensor oficial.

Torrés confió que "hace un tiempo que su mamá no lo iba a ver porque no tiene los recursos económicos. La mujer me dio la instrucción de que si no hay noticias, interpongamos un habeas corpus correctivo". Y pidió: "Él tiene que estar detenido y  cumplir la pena que un Tribunal competente le asignó".

"Entiendo que el fiscal que intervenga deberá pedir las cámaras y entrevistar a quienes tengan un tipo de conocimiento. Yo espero que rápidamente den una respuesta para poder esclarecer esto", remarcó.  "Si se hubiese fugado, la madre no se estaría comunicando conmigo y no me estaría pidiendo el habeas corpus", razonó el abogado, más proclive a pensar que Laferrara fue víctima de un acto sangriento. 

La idea del crimen dentro del penal se alimentó ayer de un trascendido con bases claras: el último martes fue asesinado a puntazos en la Unidad 11 de Piñero Gustavo “Bocha” Figueroa, de 41 años, a quien relacionaban a Los Monos y tío de Cristian Enrique, una de las víctimas de homicidio por las que recibió una de las condenas a prisión perpetua el año pasado "Caníbal" Laferrara en el juicio que compartió con su jefe Alvarado.

El martes también fue la ultima vez que lo vieron con vida a Laferrara, pero los guardiacárceles recién se dieron cuenta tras ocho recuentos generales, que son diarios y se dan a las 8 y a las 20. Lo que se supo fue que durante el viernes por la noche y la madrugada del sábado, unos 150 penitenciarios requisaron cada rincón de la cárcel que abarca dos manzanas, sin tener novedades del interno. Las autoridades pusieron especial énfasis en la planta III del Pabellón 11 donde estaba la celda de Caníbal.

Laferrara fue condenado junto a Alvarado, en junio de 2022, a prisión perpetua por el homicidio del prestamista Lucio Maldonado, ocurrido en noviembre de 2018. El cuerpo de Maldonado fue encontrado en el inicio de la autopista Rosario-Buenos Aires, baleado y con una nota que decía "con la mafia no se jode", un sello que utilizaban entonces los miembros de la narcobanda Los Monos enfrentada a Alvarado. Por ese hecho -y otros delitos como asociación ilícita, lavado de dinero, amenazas y balaceras- también fue condenado en el mismo juicio a prisión perpetua el propio Alvarado.

En abril de este año, otro tribunal también estableció la pena de prisión perpetua para el Caníbal por el asesinato del joven Cristian Beliz. De acuerdo a lo ventilado en el juicio, Laferrara participó junto a Franco Aranda, Gastón Tévez y Matías Ávila -todos condenados- de la balacera a una distribuidora en la que fue herido y quedó hemipléjico su dueño, Oscar "Manco" García.

Además del crimen de Beliz, fiscales rosarinos lo imputaron por un triple homicidio de personas vinculadas a Los Monos en Granadero Baigorria, cuyas víctimas fueron Gerardo Abregú y los hermanos Ezequiel y José Fernández.