La principal apuesta de convocatoria de esta edición de Comicópolis radica en sus invitados internacionales, en particular en las figuras del japonés Yoichi Takahashi y el británico Simon Bisley, aunque no se puede dejar de considerar la atención que puedan concitar la estadounidense Trina Robbins y el francés Jean Yves Ferri. Para sustentar al cuarteto habrá una legión de dibujantes argentinos (la mayoría autores integrales, aunque curiosamente el listado no incluye a ningún guionista) que se repartirán entre talleres, charlas y el ya distintivo “combate de dibujantes”.

La visita de Takahashi es particularmente relevante, pues rara vez un mangaka, por utilizar la denominación de origen visita suelo latinoamericano. Más aún, es la primera vez que uno viene a Argentina (el antecedente más cercano es el estadounidense Stan Sakai, de ascendencia y estilo gráfico japoneses). La cara de Takahashi podrá no decirle mucho al común de la gente, pero una palabra despierta inmediatamente los recuerdos de infancia y adolescencia de los millennials: Supercampeones. Se trata del autor de Capitán Tsubasa, el manga en que se basó la serie que hizo furor entre los niños de los ‘90.

Para entender la devoción por Bisley hay que situarse casi en la misma época. Es una figura central de la revista AD 2000, emblema de la ciencia ficción dibujada inglesa, y fue el creador de personajes como Lobo y Slaine, ambos muy de moda en los ‘90 (una comparación rápida y tosca, si se permite, habilita a trazar paralelismos entre Lobo y Deadpool por el lugar que ocupó uno y otro dentro del fandom comiquero). Por otro lado, Robbins ostenta el título de ser la primera mujer en haber dibujado a Wonder Woman en el papel. Algo llamativo, ya que el personaje data de mediados de los 50 y ella lo trabajó recién en 1986 (es decir: al personaje femenino más icónico del comic norteamericano lo dibujaron varones durante 30 años). Sin embargo, el trabajo más interesante de Robbins se dio en el circuito underground, con su publicación It ain’t me, babe y su fuerte personalidad para plantar cara y señalar las cuestiones de género en el ambiente. De hecho, uno de los autores que cayó bajo sus duras críticas fue nada menos que Robert Crumb.

El currículum del francés puede no ser tan extenso, pero tiene un hito insoslayable: el propio Albert Uderzo lo designó para seguir los pasos de René Goscinny como guionista de Astérix, una tarea por la cual ya publicó dos tomos de aventuras del galo y que en un par de meses verá en la calle un tercero. Estos aún permanecen inéditos en el país y desde el Grupo Planeta –que lanzó todos los álbumes clásicos en coedición con Libros del Zorzal– informaron a PáginaI12 que aún no hay planes para publicarlos. Antes de llegar a Astérix, a Ferri se lo conocía por sus colaboraciones con Manu Larcenet, en particular en las series de Le retour a la terre y de Le sens de la vis.