Como bien dicen D. Rosso y G. Carvajal (PáginaI12 29/8/17), “el Gobierno no opta por la elección de un estilo, sino por la absorción de varios”. Esa es también la manera como articula un discurso pedagógico que no carece de efectividad, publicidad mediante. En materia de pedagogía no inventa nada nuevo, sino que toma retazos del cajón de los desechos, los hilvana y los presenta como su creación. “¿Ven que no queda nada más que desechos de la escuela pública?”, dicen, mientras hacen convenios con fundaciones “tercerizando” funciones de la educación pública. Son fundaciones las que han abandonado la máscara de la filantropía para actuar directamente de manera comercial, en nombre de las corporaciones a las cuales representan. Entre los negocios más redituables en el mercado internacional están la venta de evaluación y la formación de los docentes o de personal que los sustituya y cueste menos. Pero voy a concentrarme en la reforma de la secundaria que acaba de anunciar el gobierno. Comenzará el año próximo en 16 colegios la ciudad de Buenos Aires para luego extenderla a todo el país. El punto de partida no son los problemas del nivel secundario, tales como la multiplicidad de cargos de los docentes que les impide establecer vínculos estables y profundos con sus alumnos y con la institución, el incumplimiento por parte de la gestión macrista de la formación docente establecida en el convenio colectivo de trabajo, el estado físico de los establecimientos, la interrupción del “Plan de Mejora Institucional” del gobierno anterior. Anuncian que el contenido curricular seguirá siendo el mismo, aunque agrupando las materias en áreas, y seguramente comprimiéndolas en cuatro años, dado que en el quinto los chicos irán a trabajar gratis a las empresas la mayor parte del tiempo. No se está encarando la crisis que afecta la concepción curricular de la enseñanza media desde hace décadas y que requiere de un trabajo serio de especialistas en distintas áreas del conocimiento, pedagogos y docentes. No es fácil decidir qué hay que enseñar-aprender cuando la cultura del mundo está revuelta, el orden centenario de los contenidos escolares dislocado, millones de imágenes circulando, la evaluación cada vez más divorciada de la práctica pedagógica, los docentes excluidos de los espacios de discusión y decisión educacional. No obstante, los contenidos de la enseñanza secundaria fueron cambiando parcialmente y/o en la práctica desde la restauración de la vida constitucional, sin que faltaran fuertes resistencias de sectores conservadores e incluso ultramontanos. La tendencia fue democrática y científica, en particular durante el período kirchnerista. El paso siguiente debía ser tomar decisiones fuertes sobre las modalidades de enseñanza-aprendizaje y de acreditación y la organización del trabajo docente. Lamentablemente, esta última tarea es ahora emprendida por un gobierno comprometido con concepciones represivas de la educación, para quien la secundaria debe mirar al futuro... del mercado. El cambio de contenidos que impulsa el gobierno de Macri comenzó en la capacitación docente, eliminando los de tinte latinoamericanista, y avanzando en el cambio de orientación en derechos humanos y educación sexual. Ahora se agregan esa falacia que es el “emprendedurismo”, y las pasantías a gusto de las empresas, que se introducen aprovechando la centenaria irresolución del vínculo entre educación y trabajo en la educación de los adolescentes. Sólo que esa relación puede ser formativa, creadora, estimulante, o bien una ventaja que saquen las empresas usando la mano de obra gratuita de los alumnos. En cuanto al “emprendedurismo”, se basa en crear la ilusión del “hazlo tú mismo”, “tú si puedes”, como si fuera posible que cada individuo se potenciara voluntariamente o creara su propia empresa en medio del creciente desempleo y de crisis de las pymes. El “emprendedurismo” no es simplemente un engaño sino una filosofía de la educación característica del capitalismo salvaje, que antagoniza con los valores colectivos y solidarios. Lejos quedó la pedagogía basada en el aprendizaje grupal y finalidades sociales de los pedagogos del capitalismo y del socialismo de comienzos del siglo XX. Las bases mismas de la escuela moderna, la que nació con la Ilustración, son carcomidas por apetencias sectoriales. En cuanto a los tutores, el Ministerio ha convenido con la Fundación Cimientos su capacitación. Esta y otras fundaciones como “Enseñar por Argentina” (filial de la internacional “Teach for All”) prefieren capacitar “líderes” que incorporan como monotributistas con vistas a ir liberando la contratación de los docentes. Los estudiantes y los profesores son concebidos como posible mano de obra barata. ¿Se tratará de otro paso hacia la reforma laboral, para presionar a los trabajadores en blanco con una rebaja de salarios? El resto son fuegos artificiales fabricados con los materiales obvios de cualquier cambio en la secundaria: facilitar la acreditación, superar la antigua práctica de la repetición de años, agilizar la enseñanza, dar apoyo virtual. El “estilo” del discurso pedagógico oficial se adorna con los adjetivos de moda: se formarán ciudadanos “talentosos”, “creativos”... bajo la orientación de “Cimientos”, que preside Miguel Blaquier. La relación entre educación y trabajo ¿seguirá la concepción del ingenio Ledesma?
* Doctora en Pedagogía, ex diputada (FpV).