Dos testigos claves declararon en el juicio que se sigue en el Tribunal Oral Federal 2 de Salta por la muerte de 43 gendarmes en un siniestro vial ocurrido el 14 de diciembre de 2015 en las cercanías de Rosario de la Frontera. Los choferes Osvaldo Esteban Cenic y Hugo De Oliveira habían informado antes sobre las fallas mecánicas y el mal estado de las cubiertas de los colectivos al encargado de la División Motorizada, el suboficial mayor Ricardo Ernesto Villasanti.
De Oliveira tiene hoy 57 años y se encuentra retirado de la Gendarmería. El viernes último declaró por vía remota desde el Tribunal Oral Federal de Posadas. En 2015 era cabo primero y se desempeñaba como chofer en el Destacamento Móvil 5 de Santiago del Estero.
“Yo me negué a manejar el colectivo porque estaba con el problema de las cubiertas”, sostuvo De Oliveira. Se refirió de este modo a la situación que se suscitó el 13 de diciembre de 2015, cuando le ordenaron conducir el micro que horas después volcó.
El testigo dijo que en aquel momento habló con su superior, el suboficial Villasanti, encargado de la División Motorizada, que es uno de los acusados de este juicio. A este funcionario de Gendarmería le expresó de forma verbal su negativa a manejar el micro con desperfectos. Villasanti entonces ordenó que Oliveira fuera en otro colectivo de la Gendarmería. “Lo único que dijo es que me cambien de lugar (...). Yo paso al segundo colectivo y (el chofer) que estaba en el segundo colectivo pasó al primero, sería (Oscar) Manrique”, relató el testigo. Este conductor falleció en el siniestro vial.
"Ese día salimos a las 23.15 o 23.30. El accidente fue entre las 2 y 2.15 de la madrugada. Yo a esa hora iba descansando porque me tocaba el turno cuando llegáramos a Rosario de la Frontera", contó De Oliveira.
El testigo venía descansando en el segundo micro, en el asiento trasero que corresponde al reemplazante, cuando volcó el colectivo que iba adelante en la ruta nacional 34, a la altura del Arroyo Balboa en Rosario de la Frontera (a 180 kilómetros de la ciudad de Salta). "Se produjo el reventón de la cubierta y el colectivo se despista”, describió. “Éramos dos vehículos los que íbamos juntos al momento del accidente”, precisó.
Una tragedia anunciada
De Oliveira salvó su vida al negarse a conducir el colectivo con las cubiertas en mal estado aquel 13 de diciembre. Su negativa se fundó en que ya el 8 de diciembre detectó las fallas mecánicas, las informó a su superior Villasanti y pese a ello, seguían en mal estado.
El 8 de diciembre De Oliveira condujo el móvil de la tragedia. Ese día le ordenaron transportar a un grupo de gendarmes hasta "el peaje Fernández" donde debían cumplir un operativo. "El colectivo estaba en marcha para salir, me estaba esperando a mí a que tome conducción del vehículo", describió ese momento antes de partir, en esas circunstancias no hizo la revisión previa del micro.
En la ruta, “trato de levantar a 70 (de velocidad), era imposible, se movía mucho la dirección", relató el testigo. Añadió que por esta razón cuando llegó a destino revisó las cubiertas y comprobó que "estaban totalmente deformadas las cubiertas delanteras". Al regresar, “veníamos despacio porque no se podía sobrepasar 70, era imposible, vibraba mucho la dirección porque las cubiertas se encontraban deformadas", describió.
“En ese momento yo llego al destacamento y se encontraba el suboficial mayor Villasanti. Me pregunta si había alguna novedad de la comisión (..) yo le digo no, solamente las cubiertas que están deformadas y era imposible andar en el colectivo. Ahí me dice él que al colectivo había que hacerle reparación", contó De Oliveira.
El testigo dijo que en días previos de diciembre había estado de franco y el 8 "no tenía conocimiento de que a ese colectivo ya lo habían bajado en diciembre, creo de Rosario para hacer mantenimiento".
Aseguró asimismo que las cubiertas deformadas se veían a simple vista. “Con la experiencia que tengo conozco cuando las cubiertas están en condiciones y cuando no", ratificó.
Luego de ese operativo, De Oliveira volvió a tomarse días de descanso y retomó sus funciones el 10 de diciembre. Creyó recordar que el 11 habló de nuevo con Villasanti sobre el estado de las cubiertas. El 13 de diciembre, con el conocimiento de que no se habían cambiado las cubiertas gastadas, se negó a conducir el micro.
De Oliveira agregó que después de la tragedia vial reprochó a Villasanti que se haya llegado a esa circunstancia que implicó la muerte de sus compañeros cuando le había advertido sobre el mal estado de las cubiertas y las fallas mecánicas.
El hijo de este jefe, Ricardo Emilio Villasanti, que también era gendarme, murió en el micro siniestrado. "Yo le recalqué el tema de las cubiertas, por qué pasó el accidente, y él me dice ‘no, yo perdí a mi hijo’. Le digo ‘sí, yo entiendo que perdió a su hijo, pero no sé qué pasó con el tema de las cubiertas porque yo le dije que estaban deformadas, incluso así sale el micro ese día del accidente. Yo me había negado a manejar el colectivo porque como le dije anteriormente no estaba en condiciones porque yo había andado el día 8 y le detecté las novedades de las cubiertas'”, relató De Oliveira.
Incluso antes del 8 de diciembre, "ya veníamos con problemas de reventones de cubiertas", insistió.
El testigo se refirió a otro incidente en septiembre u octubre de 2015, cuando regresaba de la ciudad de Rosario a Santiago del Estero y reventó una cubierta. "Después, el 30 de noviembre voy a hacer un relevo a Salta, Orán, y revienta otra cubierta también. Acá la tengo a la foto, creo que está en el expediente", dijo mostrándolas en la audiencia.
También declaró el sargento Cenic, por zoom desde el Tribunal Oral Federal de Santa Rosa, La Pampa. Es el chofer que conducía el segundo vehículo, al que se subió De Oliveira como acompañante aquel 13 de diciembre.
En 2015 Cenic era cabo primero y trabajaba como chofer en el área de tracción mecánica del Destacamento Móvil 5 de Santiago del Estero. El 13 de diciembre de aquel año, fue llamado de urgencia para transportar gendarmes a Jujuy. Recordó que ese día eligió subirse a otro micro porque conocía los inconvenientes del móvil que finalmente volcó. "El cabo 1 De Oliveira no lo quiso manejar y yo no es que me negué pero opté por subir a la otra unidad porque sabía la novedad que tenía ese”, afirmó.
Cenic contó que en los primeros días de diciembre ya había conducido el micro que venía con las cubiertas desgastadas. "Nosotros de Santiago (del Estero) salimos con un micro y en la ciudad de Ceres teníamos que hacer cambio de micro (...). El micro siniestrado venía de Rosario y ahí fue cuando yo lo manejé, de Ceres hasta Santiago del Estero", relató.
“Cuando hacemos cambio de unidad, los conductores que nos entregan el micro (el sargento primero Vera y el cabo Manrique, que falleció después) ya nos pasan con la novedad de que tenía juego en la dirección y una cubierta que estaba mal gastada", contó Cenic. Especificó que se trataba de la rueda delantera del lado derecho y esto hacía que vibrara el volante y que cuando regresaron a Santiago "se le pasó la novedad" a Villasanti y él "Nos dijo que guardemos el micro y que él ya iba a hacer controlar el vehículo”.
Cenic dijo que hubo otros inconvenientes con esta unidad. “A mí se me reventaron en dos ocasiones las cubiertas del micro”, aseguró. Dijo que esto pasó meses antes del siniestro vial, “en una comisión a la provincia de Salta, a Aguas Blancas, pasando el puesto 28 de julio a 200 o 300 metros, se nos reventó una cubierta dual, las traseras". En esa ocasión dijo que pusieron "una cubierta de auxilio”. "La cubierta estaba mal gastada, pisaba mal, estaba gastando más de un lado", describió.
Cuando llegó al destacamento móvil, Cenic también dio cuenta de haber comunicado el incidente de forma verbal. "Cuando se vuelve de toda comisión se pasan las novedades al encargado de área (Villasanti en este caso)", indicó.
Respecto a los traslados de noche, Cenic dijo que había "un radio", una disposición de Gendarmería que los impedía y esa decisión se había tomado precisamente por un accidente, "del micro del móvil 2 de Rosario (...) Fue en 2012 o 2013".
El testigo dijo que el móvil siniestrado había sido adquirido en 2006 o 2007, y aseguró que al momento del siniestro el chofer conducía a “la velocidad que estaba permitida, 85 kilómetros”. Cenic también tenía en su teléfono fotos de las cubiertas en mal estado, aunque por oposición de la defensas al final no las mostró.
Tareas de rescate
Cenic venía atrás del móvil siniestrado el 14 de diciembre. "Lo que yo sentí primero es un reventón y de ahí vi que el colectivo asentó la trompa del lado derecho y empezó a haber chisperíos. (...) Comenzó a cruzarse de carril para el lado izquierdo en donde yo pensé que iba a volcar porque se ladeó. (..) De ahí se enderezó, se empezó a cruzar de carril cuando empezábamos a entrar al puente (...). Ahí fue donde cayó”, relató.
Tanto Cenic como De Oliveira participaron del rescate de sus compañeros y del levantamiento de los cuerpos.
Cenic describió que haciendo fuerza entre sus compañeros lograron abrir un chapón del colectivo para el rescate. No contaban con herramientas, estaba oscuro y sólo algunos tenían linterna.
"En un primer momento eran varios los que pedían ayuda y con el correr del tiempo cada vez se sentían menos", recordó respecto a los gritos de auxilio que provenían desde adentro del micro.
Detalló que también se encargaron de identificar los cuerpos con una cinta y un número. Recién horas después, antes de que amaneciera por completo, llegaron los bomberos.
El sargento dijo que luego recibió la orden de volver a Santiago del Estero. Sin embargo, dijo que antes en Rosario de la Frontera, ya después de la tragedia, escuchó que había órdenes de seguir a Jujuy. Y recordó que el camión que iba con el arsenal sí continuó el viaje a Jujuy. Describió que la columna en su origen estaba compuesta por una camioneta en la que iba "el oficial a cargo"; le seguían tres micros, dos eran de gGendarmería y uno "civil" contratado; y el camión que llevaba las armas con todo el equipaje pesado.
Villasanti les "prohibía hablar"
Cenic también contó que cuando se reintegró al Destacamento Móvil 5, Villasanti los llamó a silencio. “Recuerdo exactamente que él después de que nosotros comenzamos a trabajar (...) nos juntó a mí y al cabo De Oliveira y nos dijo que nos prohibía hablar sobre el accidente”.
El testigo además dio cuenta de la poca contención psicológica que les brindaron después del siniestro vial. Dijo que una psicóloga les hizo ir a un parque y anotar en "un papelito" cómo les gustaría recordar a sus compañeros. "(Es) Lo único que yo recuerdo. Después sí, cada un tiempo, teníamos una reunión con la psicóloga y nos preguntaba cómo estábamos pero no era constante, pasando un tiempo. Básicamente fue ese el apoyo psicológico, llevarnos caminando y que pongamos en un papel cómo queríamos recordar a nuestros compañeros”, dijo Cenic.