El gran desierto. El desertâo o, como llaman en Brasil, el sertâo. En esa gigantesca meseta situada al nordeste, que poblaciones enteras atravesaban durante la época de sequía, en busca de agua y alimentos, es donde surgió, a fines del Siglo XIX, la primera rebelión contra la Repúbica, conducida por un líder mesiánico llamado Antonio Conselheiro, y donde tuvo lugar una matanza fundante de otras iniquidades. Vargas Llosa situó allí su Guerra del fin del mundo. Y, antes, Euclides Rodrigues da Cunha contó la saga en una de las obras fundamentales de la literatura brasileña, Os sertôes.
El escritor había nacido en 1866 y fue corresponsal en esa guerra del sertâo –la Guerra de Canudos– para el periódico O Estado de S. Paulo. En 1909 descubrió que su mujer era la amante de un teniente brasileño e intentó matarlo. Todo salió mal (para él): el escritor comenzó hiriendo al hermano del teniente, un jugador del Botafogo, y acabó muriendo en el medio de un tiroteo salvaje al que los diarios llamaron “la tragedia de Piedade”, en referencia al barrio de Río de Janeiro donde tuvo lugar. Piedade, una ópera de João Guilherme Ripper, cuenta esa historia. Fue escrita para conmemorar los 110 años de la presentación de Os sertôes y este sábado a las 20 se estrena en Buenos Aires como parte de la temporada de la Opera de Cámara del Teatro Colón.
“Tanto la dramaturgia como la música se ocupan exhaustivamente de conseguir un formato de ópera contemporáneo, que a la vez tiene identidad brasileña y que homenajea todo el tiempo a los grandes maestros del género. Es una obra sencilla, de una apasionada teatralidad, y gran complejidad temática”, opina Diego Ernesto Rodríguez, director de escena de la puesta que contará con escenografía y vestuario de Enrique Dartiguepeyrou y Claudia Bottazzini e iluminación de Horacio Efron. Las funciones –además de la del estreno, el domingo 3 (la única que será a las 17), viernes 8 y sábado 9 de septiembre– tendrán lugar en la sala del Centro de Experimentación del Teatro Colón (CETC). La dirección musical es de Federico Sardella y el elenco está integrado por Laura Pisani, Sebastián Angulegui, y Sebastián Russo junto con una orquesta que incluye quinteto de cuerdas, flauta, oboe, clarinete, fagot, trompeta, corno, guitarra y piano.
Ripper, director y docente de la Escola de Música da Universidade Federal de Rio de Janeiro (UFRJ), obtuvo su Doctorado en Composición en The Catholic University of America, en Washington D.C., donde estudió con Helmut Braunlich y Emma Garmendia. Participó del Curso de Perfeccionamiento en Dirección Orquestal en la Argentina dictado por Guillermo Scarabino, y del Economie et Financement de la Culture, en la Université Paris-Dauphine. Fue director de la Escola de Música da Universidade Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y durante once años dirigió la Sala Cecília Meireles. Hace dos años fue nombrado presidente de la Fundação Teatro Municipal de Río de Janeiro y actualmente es miembro y vicepresidente de la Academia Brasileira de Música. Diego Rodríguez, por su parte, es actor y director de escena y se formó con Silvina Katz, Beatriz Matar, Augusto Fernandes y Rubén Szuchmacher, egresando como regisseur y escenógrafo de la carrera del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. Y destaca “la misión de la Opera de cámara del Teatro Colón –que dirige Marcelo Lombardero–, en relación con la formación y estímulo de nuevos intérpretes y artistas de este género”.