“Nací para hacer lo que hago, que es entretenimiento. Una de las cosas más importantes para mí es transmitir energía y amor, al margen de la música, y sin importar donde me encuentre. Y esto incluye no sólo a la Argentina, sino a todos los lugares a los que viajo con mi banda”, explica Maceo Parker, tras atender el llamado de PáginaI12 desde su casa en Carolina del Norte. El saxofonista y cantante, quien se dio a conocer por su trabajo con James Brown, regresa hoy a la capital argentina para celebrar en el Teatro Coliseo (Marcelo T. de Alvear 1125), a las 21, los 50 años del género que ayudó a esculpir y del que es una de sus leyendas: el funk. “Cuando tocaba con James Brown, siempre me decía en los recitales: ‘Maceo, Maceo, Maceo, vení al frente. Y, de alguna manera, siento que su música también es mía. Por eso, el show que presentaré se basa principalmente en su obra, porque fue con él con el que me di a conocer, aunque igualmente incluiré en el repertorio algunos temas propios”.
–¿Qué añora de los años en los que fue parte de la banda de James Brown?
–Ese momento fue realmente excitante. Vivía en una ciudad muy pequeña de Carolina del Norte y recién salía de la escuela cuando lo conocí. Gracias a él recorrí el mundo y entré en contacto con una enorme cantidad de artistas. Eso me dio la confianza para seguir viajando y mostrar la música que hicimos juntos, tal como está sucediendo ahora.
–Luego de publicar dos discos en vivo, ¿prepara algún nuevo trabajo de estudio?
–Dentro de un mes vamos a comenzar a preparar el nuevo disco. Aún no tiene nombre. Lo que sí sé es que estará basado en el amor, a partir de muchas situaciones de odio que he visto. Y eso no lo puedo comprender. Por eso casi no miro televisión. Creo que es un momento en el que es muy importante brindar afecto y cariño. Los títulos de las canciones van a tener palabras relacionas con el amor porque deseo irradiar engería positiva. Es lo que puedo aportar desde mi lugar.
–¿Cómo influye el contexto social y político de su país en sus composiciones?
–Los recientes enfrentamientos racistas en Virginia, por ejemplo, no influyen en mi música porque tengo una visión opuesta a eso. Para mí, la clave sigue siendo energía positiva y mucho amor. No sólo focalizado en un grupo de gente, sino hacia todos. Hay que desterrar el odio y el resentimiento.
Tras lanzar su carrera solista a principios de los 90, Parker tuvo que esperar más de una década para hacerse de su mejor álbum hasta la fecha. Roots & Grooves (2008) rinde homenaje a su primer ídolo, Ray Charles, cuya influencia queda en evidencia en su manera de cantar. “Me fascinó cuando descubrí que estaba ciego”, reconoce el músico de 74 años. “Conocerlo fue emocionante. Y era más divertido de lo que la gente se pueda imaginar. Un año y medio después de su muerte, mientras cantaba ‘Georgia on my Mind’ en un show en Europa, caí en cuenta de que ya no estaba más y me puse muy triste”. Pero Charles y Brown, quien falleció en 2006, no fueron los únicos compañeros que perdió. En 2016, el saxofonista padeció con la muerte de Prince, que cumplió el sueño de compartir escenario en varias ocasiones con el artista al que llamaba “Maestro”. De esos encuentros, destaca el de la serie de shows 21 Nights, en el O2 Arena de Londres, donde Maceo tocó las 21 noches.
–Ahora se cumplen cuatro décadas de dos discos fundamentales en la historia del funk: Ahh... The Name Is Bootsy, Baby!, de Bootsy Collins, y Live: P-Funk Earth Tour, de Parliament, artistas a los que acompañó por mucho tiempo ¿Cómo fue la experiencia de grabar dos trabajos diferentes en un mismo año?
–Teniendo en cuenta que mi carrera se la debo a James Brown, porque me formé con él, una de las cosas que eso generó fue mi especialización en el funk. Eso decantó en que muchos artistas requirieran mis servicios para aportar mi toque funky. Me pone muy contento cuando hablan con mi manager y le preguntan si puedo hacer una grabación. A todos les doy lo mismo que le brindé a James Brown.
–A propósito de eso, y considerando además que se codeó con artistas que no son del funk como Ryuichi Sakamoto, Red Hot Chili Peppers o Jane’s Addiction, ¿de qué depende que acepte o no ser parte de una colaboración?
–Primero escucho el material que me mandan. Mi intención es tocar la música de otros y tratar de elevarla. Cualquiera pueda agarrar un saxo y hacer solos espectaculares, pero yo tengo la particularidad de escuchar cosas en la medida que las voy tocando y de resolver situaciones. Colaborar con artistas que no son del género es todo un desafío.
–¿Le gusta lo que sucede con el funk en la actualidad?
–Lo más importante es que exista libertad para que la gente pueda elegir. Por eso está bueno tener la paleta de estilos bastante amplia. Hay muy buena escena, buena música y sobre todo buena variedad. Queda en la decisión de cada uno lo que va a elegir.
–Su autobiografía, 98% Funky Stuff - My Life in Music (2013), parece más bien un libro de consulta. ¿Por qué decidió hacerla de esa manera?
–Después de viajar por tantos lugares del mundo, podíamos grabar diferentes conciertos y sacarlos. Pero, a partir de eso, surgió la idea de hacer el libro. Ahí contamos lo que hice: mi formación, mi relación con James Brown y las diferentes agrupaciones de las que fui parte. La idea era que la gente lo tuviera en casa como algo de consulta, que era diferente a un show en vivo. Nos tomamos el tiempo y pudimos encontramos el momento para hacerla.
–Lo que el libro no dice es de dónde saca toda esa energía y la inspiración para seguir haciendo música con tanta pasión e intensidad, a pesar de su edad.
–Parte de mi energía proviene de mi certeza de que vine al mundo para hacer lo que hago. A eso hay que agregarle que nací un 14 de febrero, el día de San Valentín, por lo que estoy destinado a darle amor a la gente. Por eso es tan fácil para mí entregar y sentir tanto amor. Me encanta viajar por el mundo y decir, mediante mi música o a través de mis palabras, que no hay nada mejor que el amor.