Anahí Benítez, la chica encontrada asesinada el 4 de agosto en una reserva natural del partido bonaerense de Lomas de Zamora, tenía en el estómago, según estudios forenses presentados ayer a la tarde, altas dosis de Diazepam, un ansiolítico que puede inhibir la actividad física y producir un letargo en la reacción.
En tanto, Marcelo Villalba, cuyo ADN fue hallado en el cadáver de Anahí, se negó ayer a declarar ante las fiscales que investigan el caso y sólo manifestó en forma enigmática: “Yo estuve con una persona”, y agregó que solicitará una nueva audiencia para ampliar sus dichos durante la semana que viene, al reincorporarse su defensor oficial. Es que su defensor, Roberto Fernández, se encuentra de licencia formal, por lo que el imputado acudió a la indagatoria acompañado de Juan Etchepare, quien obró como defensor público subrogante.
Respecto del resultado de la ampliación de dos peritajes realizados por los forenses, se estableció la presencia de Diazepam en altas dosis en el estómago de Anahí, aunque se aguardaba el estudio en la sangre de la adolescente asesinada para poder determinar la cantidad exacta que ingirió de esta droga. El Diazepam es un ansiolítico derivado de la benzodiazepina, que cumple funciones de miorrelajante y anticonvulsivante, pero que en altas dosis puede actuar como sedante, ya que produce una inhibición en la actividad física y un letargo que incide en el tiempo de reacción.
En tanto, la pericia histopatológica dio como resultado la “congestión de flujo en planos musculares producto de una vulvitis”, lo que es compatible con actividad sexual reciente. A raíz de este resultado, los peritos señalaron que el abuso sexual se podría haber cometido sin mediar violencia física por el estado de sedación al que habría sido sometida Anahí.
En cuanto a Villalba, las fiscales Verónica Pérez y Fabiola Juanatey, titulares de la UFI Especializada en Violencia de Género de Lomas de Zamora, ampliaron su acusación de “encubrimiento” a la de “privación ilegal de la libertad, abuso sexual agravado y homicidio agravado”, luego de que los peritajes de la Policía Científica revelaran que el ADN del detenido era compatible con el patrón genético del semen hallado en los hisopados practicados en la zona anal de la víctima.
Por el mismo delito también está detenido Marcos Esteban Bazán, el segundo detenido por el caso, en cuya casa los investigadores creen que estuvo cautiva la joven abusada y luego asesinada, tras lo cual fue arrojado su cadáver en la Reserva Natural Santa Catalina, de Parque Barón.
Bazán, que en dos oportunidades se declaró inocente, desde hace cinco días se encuentra realizando una huelga de hambre en reclamo de su liberación. Las fiscales decidirán su situación procesal el lunes.
El primer apresado por el crimen de Anahí había sido el profesor Leonardo Agostino, quien fue liberado por “falta de mérito” tras declarar ante la fiscal Pérez, aunque siguió bajo investigación.
Villalba fue detenido el 16 de agosto acusado de “encubrimiento agravado” luego de que los investigadores determinaran que había tenido en su poder el celular Samsung Core de la adolescente asesinada.
En su descargo ante la fiscal Pérez, este hombre contó que en una fecha que no recordaba, él se había encontrado el teléfono “tirado en una vereda con pasto” cuando regresaba a su casa de la localidad bonaerense de Llavallol.
El acusado declaró que en ese momento le quitó el chip, el cual arrojó en la vía pública, y que una vez que arribó a su vivienda le sacó la funda y la tiró en el baldío lindero al inmueble, en el que fue recuperado posteriormente por los investigadores. Luego de pedir que lo desbloquearan y de ponerle un chip nuevo, le regaló el teléfono a su hijo, quien fue el que finalmente lo entregó a los investigadores cuando lo localizaron activado en su domicilio.