Después de la sorpresa, los festejos y la euforia, el peronismo entró de lleno en la tercera fase de esta campaña: la pelea por ganar el balotaje. En este momento todos los equipos técnicos y políticos que trabajan con el candidato a presidente de Unión por la Patria, Sergio Massa, que el domingo se consagró como el más votado, están recalibrando los ejes y las tareas para enfrentar el 19 de noviembre al libertario de ultraderecha Javier Milei.
En el camino, el oficialismo deberá conquistar a distintos sectores que no responden a Unión por la Patria para alcanzar esa meta. Entre ellos a los votantes de todos los candidatos que quedaron afuera en la segunda etapa: Juan Schiaretti, de Hacemos por un País; Myriam Bregman, del FIT, y centralmente los de Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio. El objetivo principal de esta etapa estará enfocado en comenzar a delinear ese gobierno de unidad y así lo dejó en claro Massa en su primera aparición este lunes después del triunfo. "La etapa que viene no es vinculada solo al peronismo, vamos a un gobierno de unidad nacional. Voy a convocar a los mejores sin importar su procedencia", expresó.
En el marco de una conferencia de prensa que el candidato dio a periodistas de medios extranjeros en el Ministerio de Economía, Massa volvió a insistir con el tema, después de decir que iba a convocar "a los mejores" de cada espacio político, dijo que eso será necesario para construir políticas de Estado, entre las que mencionó: el orden fiscal, el cuidado de las reservas; una política de tratamiento de la deuda; políticas federales, educativas, de acceso a la vivienda, de cuidado de los sectores vulnerables, como jubilados y personas con discapacidad, y la modernización del mercado de trabajo.
"Son políticas necesarias que trascienden a una fuerza política. Mi gobierno convocará a sectores del trabajo, empresarios y de la política de diverso origen partidario", aseguró y agregó que se tratará de "políticas que impone el siglo XXI, pero sin renunciar a derechos que se han construido a lo largo de muchos años".
Sobre el resultado de la noche anterior, cerca del ministro expresaron que a Massa "no le sorprendió". Dicen que el candidato "empezó a ver este resultado hace 30 días en la calle, en el territorio, en los actos masivos". "Venía viendo la remontada y una expresión de mucha preocupación por lo que estaba en juego", indicaron quienes caminaron por el conurbano y las distintas provincias con él y también marcaron como un punto de inflexión el primer debate presidencial: "Él se sintió muy cómodo y todos empezamos a ver que la gente se fue corriendo y comenzando a optar por el lado de la capacidad de gobierno". En el comando de campaña evalúan que "la elección de agosto fue bronca, enojo y la elección de este domingo fue decidir gobierno y qué va a pasar con mi vida y con la de mi familia".
Tres etapas
La idea en esta tercera y última etapa es que el candidato "conecte" por ese lado. De hecho, la noche del domingo Massa subió al escenario a su familia y a la de su candidato a vicepresidente, Agustín Rossi, "este tramo tenemos que trabajar con los conceptos de esperanza contra bronca; orden contra caos; una propuesta seria versus eslogan y querer seguir sembrando la división".
Sobre el llamado a dirigentes o espacios políticos por fuera de UxP, desde el oficialismo insisten con que será necesario, más allá "de las fotos", o de los pronunciamientos públicos, ir a buscar a los ciudadanos. En esa línea, Massa dijo que "los dirigentes que creen que son dueños de la voluntad ciudadana se equivocan. El ciudadano va eligiendo según su expectativa, estado de ánimo y lo que le dé certezas". Cerca de él, después del triunfo puntualizaban que "los votos no están en ninguna encuesta o focus, están en la calle. Son vecinos nuestros que tienen preocupaciones".
La campaña desde el búnker de calle Mitre fue diseñada como una "campaña etapista": "Tres momentos, tres campañas con objetivos puntuales en cada una de ellas", repetían. El primer momento fue el que contempló desde el cierre de listas hasta las PASO, el segundo desde la PASO a la general y el tercero comenzó este lunes de cara al balotaje.
Luego de la conferencia que dio en el Ministerio de Economía, en la que anunció medidas como la ampliación del programa de fortalecimiento exportador y el pedido al Congreso para que trate un presupuesto con superávit, entre otras (ver aparte), Massa contó que estuvo reunido con su equipo y que luego de eso se iba a dirigir al bunker de Mitre para seguir delineando los próximos pasos en la estrategia de campaña. Antes, cuando llegó al ministerio cerca del mediodía, los trabajadores lo recibieron con bombos y banderas para festejar el triunfo de la noche anterior.
El gabinete y el Papa
Durante la conferencia de prensa, Massa aseguró ante los corresponsales extranjeros que ya tiene definido su gabinete, incluso el ministro de Economía, pero que él lo va a anunciar cuando considere que es el momento indicado. "Esta elección es como fue la de Macron y Le Pen en Francia, o como la de Lula y Bolsonaro en Brasil", comparó. No quiso decir con qué líderes del mundo habló la noche anterior -como contó en el escenario-, pero aclaró que con muchos de América Latina, de la Casa Blanca y de Europa.
Durante la primera aparición después del triunfo, Massa también aprovechó para diferenciarse en varios puntos de su contrincante, Javier Milei. Dijo que es un deseo la visita de Francisco a la Argentina el año que viene y agregó: "Que el otro candidato insulte al Papa, lo trate del diablo y hable de romper relaciones con la Iglesia es un agravio para los millones de argentinos que sentimos que Francisco es el argentino más importante de la historia".
También marcó su diferencia sobre la portación de armas y sobre la quita de subsidios al transporte público: "Venimos quitando los subsidios a quienes no los necesitan, pero protegiendo a los que sí. Los jubilados y trabajadores, hasta que no recuperen ingresos no están en capacidad de pagar esos costos".