Ningún encuestador dio a conocer un sondeo con 7 puntos de ventaja para Sergio Massa, pero todos los que mantuvieron diálogo con Página/12 durante el viernes, el sábado y el domingo registraban una tendencia clarísima: Massa subía, Javier Milei estaba estancado y Patricia Bullrich quedaba lejos del balotaje. La totalidad de los consultores tenían el sábado al atardecer al candidato de Unión por la Patria con más votos que su rival de La Libertad Avanza. Un consultor, Marcelo Escolar, trabajó con bajísimo perfil para Massa y le anunció el sábado que percibía una ventaja de 6 puntos. Otros le hablaron de 4 puntos.
Nada de triunfalismo
Una parte de los sondeos fueron pedidos --y pagados-- por distintas fuentes vinculadas al oficialismo. La instrucción fue mantener la cautela: prohibido el triunfalismo. Seguramente la orden salió del propio candidato. Y el objetivo era evidente: evitar que la estructura se aflojara, mantener la tensión militante hasta el último momento, que nadie se relajara.
Conocidísimos consultores --Federico Aurelio, Roberto Bacman, Santiago Giorgetta, Hugo Haime, Facundo Nejamkis, Raúl Timerman-- le hicieron llegar datos a Página/12 que iban siempre en el mismo sentido: Massa creciendo, Milei estancado, Bullrich a distancia y el ministro de Economía sobrepasando al libertario. En la nota que publicó este diario el domingo, ya se dejó traslucir esa situación.
Había un indicio adicional y de máxima importancia. Varias consultoras trabajaron para intendentes del Gran Buenos Aires. En todos los casos, Unión por la Patria (UxP) registraba crecimiento en comparación con las PASO. De manera que eso presagiaba un buen resultado en el distrito más grande del país y seguramente en el resto de la Argentina.
Milei en el cielo
Después de las PASO, Milei trepó a cifras exorbitantes que incluso presagiaban la posibilidad de un triunfo en primera vuelta. Había consultoras que le daban una intención de voto del 41 por ciento contra el 29 de Massa. Otros sondeos lo ponían a un paso, con el 38 por ciento. O sea, había trepado casi 10 puntos.
Ese avance se produjo en perjuicio de Juntos por el Cambio (JxC), a raíz de una especie de redistribución del voto opositor: el fenómeno de sumarse al que viene ganando, "los amigos del campeón". Estaba claro también que la exministra de Seguridad no retenía los votos de Horacio Rodríguez Larreta y, en paralelo, Mauricio Macri coqueteaba con Milei.
Ya en septiembre, Bullrich se recuperó algo y el vaso comunicante volvió a funcionar: Milei empezó a bajar. Los consultores evalúan que la caída fue producto de las barbaridades que formulaban los dirigentes de La Libertad Avanza (LLA), un batallón desorganizado, disperso, sin seriedad alguna. Los medios alineados con el macrismo le empezaron a dar duro y Milei perdió terreno. Aún así bordeaba los 34 o 35 puntos.
El mal paso de Bullrich
Las internas de JxC afloraban por todos lados y Bullrich tuvo un serio traspié en el primer debate. Se trabó, mostró dificultades poco acordes con ejercer la presidencia. La decepción con ambos candidatos -Bullrich y Milei- le dio espacio a Juan Schiaretti quien les terminó de sacar 3 puntos.
Toda la oposición tenía un problema serio: a la cancha iban a entrar millones de votantes que se ausentaron en las PASO. El escrutinio provisorio determinó que este domingo hubo 3.100.000 votantes nuevos. Esos ciudadanos, menos apasionados con la política y las consignas, fueron difíciles de seducir para dos candidatos durísimos como Milei y Bullrich. No es casual que Massa haya sumado, desde las PASO hasta el domingo nada menos que 3.185.000 votos. Pese a los trasvases entre Milei-Bullrich-Schiaretti, todo indica que Massa se quedó con la gran mayoría de los nuevos votantes.
En ese marco, el 3 de octubre, en Página/12, el consultor Alfredo Serrano Mansilla, de la CELAG, analizó que “Milei tiene un techo firme”, es decir que rondaría el 30 por ciento de los votos, como en las PASO, con pocas chances de ir más allá.
Massa en ascenso
El crecimiento del candidato de UxP proviene, de entrada, de una recuperación del peronismo, en especial en la Provincia de Buenos Aires. Por un lado, de la buena gestión de Axel Kicillof y por el otro lado de la buena gestión de numerosísimos intendentes.
Pero acompañaron esa recuperación algunos hechos adicionales:
- A Milei se le sumaron los flancos. La ruptura con el Vaticano, el pinchado de profilácticos, la negación de la masacre de la dictadura, la posibilidad de tarifas catastróficas de los servicios públicos, las imprecisiones de la dolarización y un largo etcétera.
- Massa se movió con tranquilidad, solidez, al frente de una fuerza en la que no hubo internas. Alberto Fernández y Cristina Kirchner se apartaron de la campaña y le permitieron toda la centralidad al ministro. Massa avanzó con iniciativas para recomponer los ingresos, algo que todavía se va a notar más en la primera quincena de noviembre.
El resumen es que Milei era bueno como voto-protesta pero no tan bueno como voto a un presidente real. Jugó el factor susto.
Recta final
En las PASO se verificó una corrida hacia Milei en los últimos tres días de campaña. Los consultores lo registraron y varios lo dieron a entender en tweets elípticos cuando ya no se podían publicar encuestas.
El viernes, Inteligencia Analítica, la consultora con la que trabajó Massa, ya le vaticinó al candidato que ganaría por un buen margen. La mayoría de los demás encuestadores percibieron el mismo fenómeno entre la noche del viernes, el sábado y el domingo a la mañana: Massa subiendo, Milei estancado.
El manejo de la información fue de bajo perfil y eso es lo que explica que se tomara como una enorme sorpresa. En principio, ya había dos cuestiones clarísimas. Una: el resultado derivaría en un balotaje entre Massa y Milei. Dos: Bullrich quedaría afuera. El tercer tema ya estaba claro para los consultores -Massa superaría a Milei-, pero se mantuvo en reserva. Igual, pocos verificaban tanta diferencia como la que efectivamente se dio.
El domingo, hacia las 14, algunos consultores incluso mencionaban la posibilidad de que el tigrense ganara en primera vuelta. Surgía de los números bonaerenses. A esa hora, este cronista solía recibir la llamada del inolvidable Mario Wainfeld, quien -siempre bastante pesimista- bajaba los pronósticos a tierra. La realidad es que los relativamente bajos porcentajes de Córdoba, Santa Fé y Mendoza, donde Massa hizo, de todas maneras una perfomance extraordinaria, alejaban la posibilidad de llegar al 40 por ciento imprescindible. Igual, estuvo sólo a 3,3 puntos de llegar.
Ahora arranca el proceso hacia la segunda vuelta. Pero esa ya es otra historia y habrá datos y datos para contarla.